El Banco Mundial (BM) acaba de publicar sus nuevas proyecciones de crecimiento globales, regionales y por países, y en el caso de América Latina considera que la región creció 2,2 % en el año que acaba de terminar, lo que implica una fuerte desaceleración frente al 3,9 % de 2022. No obstante, en 2024 América Latina avanzaría a un ritmo similar, de 2,3 % y de 2,5 %, en 2025.
Igualmente, todo indica que Colombia terminó 2023 con una caída mucho más pronunciada que la de la región, pues, según los expertos del BM, habría pasado de crecer 7,3 % en 2022 a 1,2 % un año después.
Ese cálculo implica además una caída frente al pronóstico anterior de junio pasado de la entidad multilateral, que anteriormente preveía que el país podría crecer 1,7 % en 2023.
Caso contrario es su estimación de crecimiento de América Latina, en donde realizaron un aumento de 0,7 puntos porcentuales frente a las proyecciones de junio, en gran parte debido a revisiones al alza en las previsiones de crecimiento de las dos mayores economías de la región, Brasil y México.
“En Brasil, la revisión al alza del crecimiento en 2023 se debió principalmente a resultados mejores de lo esperado en la producción agrícola, el consumo privado y las exportaciones en los primeros tres trimestres del año. En México, tanto el consumo privado como el crecimiento de la inversión fueron más fuertes de lo previsto anteriormente. En cambio, el crecimiento fue más débil de lo esperado en otras grandes economías de la región, como Argentina, Colombia y Perú, en donde las encuestas empresariales recientes señalan una disminución en la confianza y en la actividad manufacturera”, sostiene el informe Perspectivas económicas mundiales del BM.
Con respecto a 2024, en el Banco esperan que Colombia crezca 1,8 por ciento, de nuevo un dato inferior en 0,2 % al que estimaban en junio, que de todas maneras implicaría una mejora frente al 1,2 % con que el que habría cerrado el año pasado. El cálculo para 2025 es de 3 por ciento (igualmente inferior en 0,2 % a lo que habían estimado antes).
De esta manera, en 2025, el país se aproximaría a su tasa de crecimiento potencial, la cual se refiere a la velocidad máxima a la que una economía puede expandirse sosteniblemente a lo largo del tiempo, sin generar presiones inflacionarias o deflacionarias.
Según el informe del BM, esto se podría dar a medida que el Banco de la República baja sus tasas de interés (el primer recorte lo hizo en diciembre pasado, cuando las redujo de 13,25 % a 13 %).
“No obstante, el banco central ha bajado sus tasas de interés más tarde que sus pares regionales debido a la persistente inflación. Como resultado, no se espera que el crecimiento del consumo privado y la inversión cobre impulso hasta 2025″, reitera el documento.
Mientras México y Brasil tienen datos de confianza empresarial y del consumidor en positivo, Colombia y Chile están en negativo y eso es determinante para el crecimiento, pues es un indicador crucial en el estímulo y el sustento de las decisiones de inversión, empleo y gasto, tanto de las empresas como de los hogares.
Riesgos
Los pronósticos del Banco Mundial podrían cambiar por factores como tensiones geopolíticas, especialmente en Oriente Medio, lo que podría perturbar los mercados energéticos y provocar un alza de los precios del petróleo.
Así mismo, fenómenos meteorológicos extremos, intensificados por el cambio climático, representan amenazas adicionales, en particular para los sectores sensibles al clima, como la agricultura, la energía y la pesca. Los factores externos y las tendencias mundiales también contribuyen al panorama de riesgos.
“La persistente inflación básica de las economías avanzadas podría ir acompañada de tasas de interés elevadas durante un período prolongado, lo que limitaría las políticas monetarias y fiscales de la región. Asimismo, una desaceleración más abrupta de lo esperado en la economía china podría tener importantes efectos secundarios en la demanda externa, lo que afectaría las exportaciones de productos básicos de la región”, precisa el informe.