La calificadora de riesgo Moody’s lanzó una nueva alerta para las diferentes economías del mundo, especialmente las de América Latina, por cuenta de las afectaciones que está generando el cambio climático y los impactos que podría tener para las industrias de las diferentes naciones, tanto en el sector urbano, como en el rural.
De acuerdo con esta firma, según el Moody’s Investors Service, América Latina y el Caribe enfrentan múltiples riesgos que son cada vez más frecuentes, debido al cambio climático: aumento del nivel del mar, incendios, sequías, inundaciones y fenómenos meteorológicos extremos sin precedentes.
Barbara Mattos, vicepresidenta senior de esta agencia de riesgo, aseguró que el calentamiento global y otros riesgos ambientales directos derivados del cambio climático empeorarán cada vez más y afectarán la calidad crediticia en varias regiones geográficas y sectores. Por esta razón, se debe empezar a tomar medidas desde ya.
“El riesgo físico del cambio climático en América Latina es particularmente significativo para las industrias con activos fijos, como minería, petróleo y gas, puertos y servicios públicos. Los fenómenos meteorológicos extremos en la región afectan con mayor frecuencia las operaciones o las cadenas de suministro en sectores como la logística e infraestructura, agricultura, minería, pesca, energía, servicios públicos y telecomunicaciones”, dijo Mattos.
En este informe se destaca que para el caso de Colombia se enfrenta el creciente riesgo de alteraciones de las corrientes oceánicas, ya que el país genera alrededor del 72 % de su electricidad a partir de la energía hidroeléctrica. Sus servicios públicos están significativamente expuestos a eventos climáticos que afectan los niveles de precipitación, como La Niña y El Niño.
Así mismo, resalta que la exposición de la cartera de préstamos de los bancos colombianos a la industria agrícola es mayor que la de sus pares peruanos, pero menor que la de Brasil o Argentina. Es una situación que no puede ser tomada a la ligera, ya que las principales afectaciones del cambio climático se sentirán en el sector rural.
En Brasil, el cambio climático presenta una amenaza para los cultivos y podría implicar pérdidas para la producción agrícola y de proteínas, aunque la diversificación geográfica reduce ese riesgo. El estrés hídrico representa el principal riesgo para los servicios públicos, ya que Brasil genera alrededor del 67 % de su electricidad a partir de energía hidroeléctrica, aunque las elevadas inversiones en transmisión y energías renovables alternativas alivian el riesgo sistémico.
“Las sequías representan un riesgo elevado para los productores agrícolas en México, ya que afectan la cosecha de maíz: el principal cultivo del país. Otras industrias con alto consumo de agua, como los productores de bebidas, enfrentarán costos más elevados debido a la creciente escasez de agua y sequías. Las compañías petroleras de México y el Caribe están muy expuestas a huracanes”, agrega el informe.
Por último, según Moody’s, el estrés hídrico complica las operaciones mineras, agrícolas e hidroeléctricas en Chile. La minería también enfrenta riesgos por el aumento de las precipitaciones y del nivel del mar, mientras que las temperaturas extremas amenazan la productividad laboral y la infraestructura eléctrica.
“Los cambios en el nivel de precipitaciones, las olas de calor y las sequías alteran la producción y el comercio de granos en Argentina, uno de los principales países productores de granos de América, así como en las compañías eléctricas expuestas a precios al contado. Los bancos chilenos tienen baja exposición a préstamos para la industria agrícola y minera, pero la agricultura representa casi el 13 % de la cartera total de los bancos argentinos”, explicó al respecto.
Así las cosas, esta calificadora de riesgo aseguró que, si bien por el momento los efectos del cambio climático son llevaderos, es necesario que los países de América Latina y el Caribe emprendan acciones contra fenómenos como el calentamiento global y la contaminación, y desarrollen estrategias para atender cualquier emergencia que se pueda presentar por culpa de estos flagelos, especialmente en el sector rural.