Las criptomonedas, que son unas divisas digitales que se basan en principios de la criptografía y que prometen transacciones seguras, anónimas y, principalmente, descentralizadas, es decir, que no son emitidas por bancos centrales como la Reserva Federal o el Banco de la República, siguen adquiriendo protagonismo en los mercados financieros mundiales.

Del temor que generaban inicialmente, pasaron a ser una de las inversiones de moda que cada vez es más aceptada por grandes empresas como Microsoft, Amazon o Tesla e incluso están en los planes de países como El Salvador, pero al mismo tiempo sufren de una elevada volatilidad en sus precios, lo que las convierte en una opción apta solo para las personas que puedan aguantar fuertes caídas, así como súbitos rebotes de las transacciones.

Esto es justamente lo que ha ocurrido con la criptomoneda insignia, el bitcoin, que luego de alcanzar un valor récord de 65.000 dólares en abril pasado, en julio cayó por debajo de los 30.000 dólares, lo que llevó a muchos a pensar que ahora se dirigiría una cotización de 20.000 dólares, en especial por las restricciones que ha impuesto China a la minería de criptomonedas, que es el proceso en el que se usa la potencia informática (hash), para procesar transacciones y obtener las divisas digitales, el cual es una actividad que consume mucha de energía.

El problema es que China alimentaba casi 65 por ciento del comercio mundial de criptodivisas y por eso se creía que las restricciones iban a frenar al bitcoin y a colegas suyos como Ethereum, Cardano y Dogecoin, pero, por el contrario, lo que se ha visto recientemente es un alza en los precios.

El bitcoin volvió a tocar los 50.000 dólares, mientras las otras criptomonedas completan una semana de alzas. Para expertos como los de Bloomberg esto se debe a que cada vez se hace más minería fuera de China, al tiempo que aumenta la aceptación de estos activos. Todo esto a medida que el aumenta el impacto de la variante delta, lo que ha complicado las expectativas de una subida de tasas de interés en el mundo. Vale la pena recordar, que al igual que el oro, las criptomonedas tienden a sufrir cuando existe la posibilidad de alza de tipos de interés, por eso si ese escenario no se da o se demora, mejora la cotización de bitcoin.

Cambios de opinión

Otra de las características de las criptomonedas es que son muy susceptibles a las opiniones de personajes influyentes. Uno de ellos es Elon Musk quien, a principios de este año, ayudó a que los precios subieran y luego cayeran en picada, cuando dijo en marzo que su empresa de carros eléctricos, Tesla Inc., aceptaría el pago en bitcoin, pero luego retrocedió en mayo. Cambió de idea por motivos ambientales, expresando preocupación por el uso de combustibles fósiles para la minería de criptomonedas. Tras esos comentarios, bitcoin perdió aproximadamente una cuarta parte de su valor en siete días.

Sin embargo, en las últimas semanas, Musk volvió a sorprender a finales de julio, cuando dijo que él personalmente es dueño de bitcoin, Ethereum y Dogecoin y que le gustaría que las criptomonedas tuvieran éxito.

Así mismo, cada vez más grandes empresas financieras y de consumo han adoptado las criptomonedas, lo que le da más legitimidad y aumenta su precio. Un momento decisivo llegó en abril con el debut en el mercado de valores de Estados Unidos de Coinbase Global Inc., un centro de comercio de criptomonedas que se está preparando para establecer un ecosistema de dinero digital.

¿Y la pandemia?

Además del impacto que ha tenido el coronavirus en la rebaja de las tasas de interés globales, lo que le ha convenido a las criptomonedas, han existido otras correlaciones entre estas dividas y la covid-19. Una de ellas era que se esperaba que, como medida de higiene, se redujera el uso efectivo, lo que sería un punto a favor del bitcoin y sus pares. En efecto, en los 18 meses que han transcurrido desde que se declaró la pandemia, el bitcoin se ha valorizado 525 por ciento desde menos de 8.000 dólares a los casi 50.000 de hoy.

No obstante, Jemima Kelly, columnistas del Financial Times, dice que ese argumento de higiene no es válido, porque antes que las criptomonedas, mucha gente prefiere hacer transacciones o pagos electrónicos con las monedas tradicionales, que hace bastante tiempo lo permiten.

En su concepto, no es adecuado pensar que, porque suben los casos de covid, se valorizan las criptomonedas, al reducirse la posibilidad de un aumento de intereses. “Es muy difícil determinar con exactitud por qué están subiendo debido a la opacidad que rodea a este mercado, pero probablemente esté relacionado con la misma locura que disparó en bolsa los precios de la cadena GameStop, así como por el deseo de alternativas ante las monedas emitidas por bancos centrales, debido a las preocupaciones sobre la creciente intervención de los gobiernos en diferentes áreas y, en espacial en lo que tiene que ver con las restricciones derivadas del coronavirus”, sostiene Kelly en una columna reciente.