Los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (Opep+) decidieron mantener sus niveles de producción de petróleo en un contexto especialmente inestable, la víspera de la entrada en vigor de las sanciones contra el crudo ruso.
Los representantes de los 13 miembros de este grupo, liderados por Arabia Saudita, y sus 10 aliados, encabezados por Rusia, acordaron mantener la tendencia actual decidida en octubre, con una reducción de dos millones de barriles diarios hasta finales de 2023, informaron a AFP dos participantes de la reunión.
La Opep+ confirmó en un comunicado que mantiene la decisión de octubre, que había sido tomada para mantener los precios y había provocado la ira de la Casa Blanca, que buscaba a toda costa reducir los precios en las gasolineras.
Desde entonces, los precios de las dos referencias mundiales del oro negro han perdido terreno y se sitúan ahora entre los 80 y los 85 dólares, lejos de sus máximos de más de 130 dólares alcanzados en marzo tras el inicio de la invasión de Ucrania. Esto, en retrospectiva, valida nuestra estrategia”, dijo el cartel, que agregó que “era la forma correcta de actuar para estabilizar los mercados”.
La próxima reunión se fijó para el 4 de junio de 2023, pero el grupo se mostró dispuesto a reunirse “en cualquier momento” de aquí a esa fecha para tomar “nuevas medidas inmediatas” si fuera necesario.
La atención puesta en Rusia
La decisión, que no causó ninguna sorpresa, se tomó tras una rápida reunión por videoconferencia. El statu quo se justifica por “la incertidumbre sobre el impacto en la producción de crudo ruso” del nuevo paquete de sanciones, comentó para AFP Giovanni Stauvono, analista de UBS.
Rusia está indignada contra la decisión de la Unión Europea, el G7 y Australia de limitar el precio de su petróleo, que entrará en vigor el lunes “o poco tiempo después”. El precio del barril de crudo de los Urales se sitúa actualmente en torno a los 65 dólares, apenas por encima del tope de 60 dólares, lo que implica un efecto limitado a corto plazo.
El Kremlin amenazó con suspender las entregas a cualquier país que adoptara la medida, una posición que reafirmó el domingo el viceprimer ministro ruso encargado de la Energía, Alexandre Novak.
Citado por las agencias de prensa rusas, Novak dijo que Rusia está trabajando “en mecanismos para prohibir el uso de la herramienta de limitación de precios, cualquiera que sea el precio establecido”.
“Estas interferencias solo pueden conducir a una mayor desestabilización del mercado y a una escasez de recursos energéticos”, añadió.
También el lunes comenzará el embargo de la UE sobre las entregas marítimas de crudo ruso. Este impedirá los envíos de crudo ruso en buques cisterna a la UE, que representan dos tercios de las importaciones, lo que reduciría las arcas de Rusia para la guerra en Ucrania en miles de millones de euros.
La preocupación por los precios a la baja
Otro elemento que influyó en la decisión de la Opep+, según el experto de UBS, fue “una cierta relajación” de las estrictas restricciones sanitarias en China, que podría reducir las preocupaciones del mercado.
La demanda de este país, que es el primer importador de crudo del mundo, es examinada con lupa por los inversores, y el menor signo de desaceleración de la economía o de resurgimiento de epidemias tiene un impacto directo en los precios.
En este sombrío panorama y frente al temor a una recesión mundial, el Brent del Mar del Norte y su equivalente estadounidense, el WTI, han caído alrededor de un 8% desde la última reunión de la alianza a principios de octubre.
Aunque la Opep+ optó por la cautela el domingo, la alianza podría en los próximos meses “adoptar una postura más agresiva” en una advertencia a Occidente, predice el analista de UniCredit, Edoardo Campanella.
Esto podría “empeorar la crisis energética mundial”, advirtió. Y podría enfadar a Washington, cuyos esfuerzos diplomáticos para conseguir una reducción de los precios han fracasado.
*Con información de AFP.