Sin que se termine el 2022, ya se prevé un 2023 con altos costos que impactarán en la calidad de vida de las familias; donde uno de los referentes claves que ayudan a mitigar los aumentos que depara el próximo año es, sin duda alguna, el ajuste del salario mínimo.

En el caso colombiano, el actual Gobierno informó que a partir del acuerdo tripartito, se logró fijar el incremento del 16%; pasando de un millón de pesos a un millón 160 mil pesos. A esto, se le sumó el auxilio de transporte por $140.000, quedando el mínimo para el próximo año en un millón 300 mil pesos. En dólares, este nuevo salario mínimo se ubica por encima de los 246 dólares.

Esta misma discusión se viene dando o se estará dando en los diferentes países de América Latina y el mundo que manejan salario mínimo, que de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de los 187 estados que la integran, el 90% lo tienen establecido.

Algunas de estas decisiones pueden revelarse antes que se acabe el presente año. Sin embargo, otras se generan durante el año que empieza, lo que genera que muchos hogares tengan en subsistir por varios meses con el mismo salario mínimo de hace un año, tal y como sucederá en Venezuela, donde el nuevo incremento comenzará a regir después del primero de mayo del 2023.

Con base en lo anterior, la organización no gubernamental Provea alerta sobre los impactos que generará para el costo de vida de las familias venezolanas, el iniciar el próximo año con un salario mínimo que no supera ni los 10 dólares, y que no es capaz de mitigar las necesidades básicas de la mayoría de la población.

Según expresa la entidad, la canasta alimentaria básica en el vecino país tiene un costo de 7.146 bolívares, equivalente a 459 dólares -más de 2 millones de pesos colombianos-; por lo que el salario mínimo se queda corto al representar 130 bolívares o 8,34 dólares aproximadamente, que al convertirlos a la moneda colombiana, no alcanzan ni para 40 mil pesos.

Pero ¿qué se puede comprar con el salario mínimo venezolano?. De acuerdo con un reporte de Bloomberg Línea en Caracas, los 8 dólares que representa el mínimo en el vecino país permite comprar una sola proteína y escasos otros dos alimentos más, que no necesariamente complementan o sirven para la preparación de una de las tres comidas diarias básicas.

Destaca el portal informativo que el kilo de carne tiene un costo aproximado a los 4,5 dólares, mientras que el pollo entero está alrededor de los 3,5 dólares. Ahora, como estos alimentos alcanzan para una sola comida, los más práctico en cuanto a rentabilidad es comprar un cartón de huevo (30 unidades) que cuesta 5 dólares y que puede alcanza para varios días.

Si se opta por comprar sólo los huevos, los 3 dólares restantes alcanzan para comprar harina Pan, donde un kilo cuesta más de un dólar. Seguido, se podría comprar un kilo de pasta que tiene valor de 1,37 dólares y si se hacen maniobras, se puede adquirir un kilo de arroz, cuyo precio está por debajo de un dólar.

Sin embargo, no es posible para una familia promedio venezolana acceder a otros alimentos porque esto significaría eliminar algunos de la lista ya mencionada. Por ejemplo, el queso y el café son productos prácticamente inalcanzables para un hogar de escasos recursos en el vecino país, debido a que el primero y según el tipo, puede costar el kilo más de 3 dólares e inclusive, alcanzar los 12 dólares; según se logra apreciar en el listado de precios que proporciona el portal www.ivenezuela.travel

Así las cosas, el salario mínimo en Venezuela sólo alcanza para atender algunos productos alimenticios de la canasta familiar, y no alcanza para atender otros gastos básicos de primera necesidad como es el caso de los artículos de aseo personal, donde sólo el medio litro de shampoo cuesta más de 6 dólares. Esto deja en evidencia las decisiones que deben tomar los hogares de escasos recursos en el vecino país a la hora de administrar el salario mínimo, priorizando el consumo sobre elementos vitales para tener condiciones dignas de vida.

En definitiva, el salario mínimo venezolano es el más débil de la región, el cual se ve afectado con rampante devaluación del Bolívar, el fortalecimiento del dólar, y la creciente inflación, que hacen que el incremento que se fije no logre ser significativo para las familias que subsisten de este solo ingreso.