El dólar en Colombia, al parecer, está entrando en una estabilización. Según lo esperado por los expertos y analistas, la divisa americana habría encontrado las referencias donde se mantendría, por lo menos, hasta la mitad del segundo semestre del 2023. En la jornada, se notó un efecto rebote, y aunque la moneda estadounidense se recuperó levemente, no tuvo los repuntes vistos a principios de agosto.
En el resumen de la jornada, la Bolsa de Valores de Colombia arrancó con un dólar negociado en $ 3.950, cinco pesos por debajo de la Tasa Representativa del Mercado, fijada por la Superintendencia Financiera ($ 3.955,23). Aunque en los primeros minutos de operaciones la divisa retrocedió, su cotización se disparó hasta los $ 3.998.
En promedio, la moneda estadounidense se cotizó en $ 3.973,37; alcanzó un precio mínimo de $ 3.961,01; y, finalmente, cerró la jornada del 11 de agosto en los 3.962 pesos.
Al cierre de la segunda semana de agosto, las presiones se sienten sobre todo en los mercados internacionales. Una de las razones del efecto rebote fue el dato de la inflación en los Estados Unidos, que en su variación anual, se ubicó en el 3,2 %. Aunque el dato es positivo, hay unos precios, sobre todo en los alimentos, que están frenando el ajuste esperado.
De hecho, hay estados como la Florida, donde la cifra es dos, o hasta tres veces más alta que el promedio nacional. Si bien la confianza del consumidor ha mejorado, los ajustes de la Reserva Federal (FED por sus siglas en inglés) han evitado que el gigante norteamericano caiga en recesión.
“Los inversores son optimistas al observar que la inflación de Estados Unidos aumentó menos de o esperado. Además, estos resultados muestran la moderación que ha tenido la inflación desde el máximo de 9,15 % a/a registrado en junio de 2022. Resaltando que el aumento de 20pbs hasta 3,2 % a/a en el dato de julio, evidencia que las moderaciones hasta junio estaban influenciadas por el ajuste de los precios de la energía ante los incrementos observados a inicios de la invasión de Rusia a Ucrania”, explicaron desde Mesa Dinero del Banco de Occidente.
No obstante, la situación en Norteamérica sigue inquietando a los mercados, pero, los encarecimientos golpean con mayor severidad en Europa, contrastando con lo visto en Colombia, que en julio cerró en el 11,78 %, manteniéndose por cuarto mes a la baja, pero que sigue estando lejos de los parámetros ideales.
Varios analistas apuntan que el Índice de Precios al Consumidor cierren entre el 9 % y 10 %, pero, se mantienen presiones, sobre todo por las tarifas de los combustibles: “Por cuenta de los alimentos, esperamos que su inflación anual continúe moderándose a un ritmo más gradual, con riesgo de algunas presiones alcistas por el fenómeno del El Niño. Para la inflación básica, se anticipa un ciclo de moderaciones en los siguientes meses, acotados por el incremento de los precios de combustibles Con todo, la inflación total podría cerrar el año en torno al 9 % y seguirá cediendo en 2024″, detallaron desde el BBVA Research.
El tema con la inflación se ha mantenido vigente, pues a pesar de la publicación de las más recientes cifras en Colombia, este será uno de los principales indicadores para determinar si se bajan, o no, las tasas de interés, esto según lo explicado por el Banco de la República, entidad que fija dicha referencia.
Pero, para los expertos, las referencias de los bancos centrales de los demás países latinoamericanos, serán también un indicador para determinar cuándo y cuánto bajarían los intereses en Colombia.
Recordemos que el emisor colombiano, en su más reciente junta, decidió mantener su referencia en el 13,25 %, tarifa que se ha mantenido estable en los últimos meses, y lo hará por lo menos hasta septiembre.
Pero, este congelamiento también fue anunciado por el Banco Central de México, que tiene las tasas de interés en el 11,25 %; el Banco de Reserva de Perú hizo lo mismo con sus referencias, que están fijadas en el 7,75 %, lo que explica la decisión del emisor colombiano.
Otro de los factores a tener en cuenta es la reducción de las importaciones chinas, desaceleración que podría repercutir en la cotización del dólar en el mediano plazo.