¡Se fue la luz! Justo durante el lanzamiento del Índice de Pobreza Energética, realizado por Promigas en Cali, donde se evidenció que hay 9,6 millones de colombianos que no tienen fuente de energía adecuada, ni eléctrica ni de gas natural el servicio falló. Los participantes tuvieron que hablar a todo pulmón, ante la ausencia de la electricidad para utilizar los micrófonos.
Ese episodio que, sin embargo, no es tan grave como lo que viven los llamados ‘pobres energéticos’, hace parte de los riesgos actuales para la energía en el país, la cual vive múltiples desafíos que preocupan frente a la amenaza de un apagón en el mediano y largo plazo.
Los colombianos se mueven entre no tener acceso a fuentes energéticas o tenerlas, pero cada vez más costosas, debido a la coyuntura climática y a las normas sobre fijación de precios, mientras van llegando nuevos retos por atender, sin que esté lista la institucionalidad.
Esta semana se conoció la renuncia de José Fernando Prada, director de la Creg (Comisión de Regulación de Energía y Gas), con lo cual, esa entidad quedó solo con tres integrantes, cuyo periodo vence en octubre. Sin la certeza de ser los que estarán en firme en la comisión, se hace más compleja la tarea regulatoria, precisamente cuando se requiere con urgencia la expedición o ajuste de reglas.
Muchas aristas
El escenario energético está convulsionado. En enero, el costo de energía era de 250 pesos por kilovatio/hora y a mediados de septiembre pasó a 1.100 pesos, lo que a juicio de la Contraloría General, “puede causar un incremento desmedido en las tarifas, sobre todo para empresas que están expuestas a bolsa –donde los precios son volátiles– y que no han tenido oportunidad de hacer contratos de corto, mediano o largo plazo”.
Y el precio de la energía en bolsa no podía estar más caro. Hoy sobrepasa los 1.000 pesos (Kwh), de cara al fenómeno de El Niño, que amenaza con una sequía.El nivel de los embalses, en un país que tiene una alta dependencia de la generación hidroeléctrica, con corte al 21 de septiembre, era de 76,39 por ciento, según XM, operador del sistema nacional, que además registró un incremento en la demanda de energía en agosto de 6,23 por ciento, impulsada en especial por la Región Caribe, debido a las mayores necesidades de la pequeña industria y a los hogares azotados por la ola de calor.
Sandra Fonseca, presidenta de Asoenergía, que representa gran parte de las empresas que cubren la demanda energética de electricidad y gas, dice que “en electricidad, si bien el fenómeno de El Niño aún no ha afectado completamente el nivel de los embalses, se prevé que en corto tiempo empiecen a disminuir los aportes de agua. Entonces, todos los precios de energía que hoy ya están en la bolsa, al menos cinco veces por encima de lo normal, seguramente van a llegar al nivel del precio de escasez, y tendrían que entrar todos los generadores a cubrir la demanda del país, cumpliendo, con sus obligaciones del cargo de confiabilidad”.
Las angustias que plantea el escenario energético ponen en evidencia el problema que causa la falta de medidas rápidas para incentivar nuevos proyectos de generación de energía eléctrica, ya que las fuentes alternativas están retrasadas.
Está también en el horizonte el reclamo de las comercializadoras, por el incremento en el costo del kilovatio hora en bolsa, lo que se debería, en parte, a una resolución que se expidió de forma temporal y se venció, sin que se haya reanudado. Allí se establecía lo que significaba un alivio en el cálculo del precio: con base en un promedio y no sobre el valor más alto del kilovatio en la semana.Y, además de los precios altos, los distribuidores también están enfrentando la falta de liquidez, por el saldo vencido de los beneficiarios de la llamada opción tarifaria, que fue aplicada en la pandemia, para que en medio de la crisis pudieran seguir con el servicio y pagar después los recibos.
El gremio de comercializadores de energía, Asocodis, había dicho que los saldos eran de 5 billones de pesos, lo que activaba el riesgo de un ‘apagón financiero’, que finalmente podría llevar a un apagón real de la energía. Tras avances recientes, José Camilo Manzur, directivo gremial, está optimista con el anuncio, por parte de la Creg, de una resolución sobre la opción tarifaria. “Aún no la conocemos, pero esperamos que vaya en la dirección correcta, pues es un asunto que requiere pronta solución. Un primer paso lo hemos visto con el trámite del crédito Findeter por un monto inicial de un billón de pesos, que sería la primera salida, pero es urgente evitar que los saldos sigan creciendo. En caso contrario, no me cabe duda de que, sin acciones en este frente, estaríamos expuestos a un riesgo sistémico en todo el sector”.
El otro energético en escena es el gas, que está siendo visto como un protagonista en la transición energética y, ahora, su disponibilidad también es fundamental, por ser insumo para la producción de energía eléctrica. La presidenta de Asoenergía dice que en el sector de gas el país también tiene problemas, “tanto en precios como en confiabilidad, inclusive, mucho más severos que en energía”.
De hecho, señala que, “en medio de los mensajes del Gobierno, acerca de si hay exploración y nuevos contratos de hidrocarburos, se ha perdido de vista el problema que tenemos en el corto plazo, es decir, el próximo año, y es que probablemente vamos a tener un déficit de oferta de gas en el país. Por ende, vamos a necesitar hacer importaciones, no solo eventuales como se hace hoy, sino continuas para poder atender la demanda”.
¿Dónde está el riesgo con el gas?
Luz Stella Murgas, presidenta de Naturgas, reconoce que el fenómeno de El Niño aumenta la demanda de gas natural para la generación de energía eléctrica. Sin embargo, indica que el problema no radica en la producción, sino en la gestión de precios y la regulación. “Lo crítico no va a ser la falta de gas porque ya las térmicas tienen un respaldo de gas natural licuado. El asunto es de precios porque el importado es mucho más costoso. No va a haber riesgo de escasez porque tenemos gas suficiente para cubrir la demanda esencial y para la generación eléctrica”.
La directiva de Naturgas dice que, a mediano plazo, ve un incremento de la oferta de gas natural local, el cual proviene de los 10 anuncios de descubrimiento que se hicieron entre el año 2022 y 2023 principalmente ubicados costa afuera en el mar Caribe. “Lo que tenemos que hacer es concentrar el esfuerzo en desarrollar ese potencial para tener oferta de gas local y no tener que recurrir a la importación”.
Pero la presidenta del gremio (Murgas), también pone sobre el tapete las cuentas que recientemente presentó la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), según las cuales, habría un déficit de oferta de gas local en el 2026. Así las cosas, sostiene que, “si en 2023 ya evidenciamos que hay un déficit para 2026, lo que amerita es que hagamos un plan de acción y un plan de choque”, plantea.
¿Y de la energía, con escasez de agua?
Alejandro Castañeda, presidente de Andeg, asegura que en el corto plazo, desde el punto de vista de la generación de energía, no hay inconveniente. “Tenemos hoy en día la capacidad de generación y la energía firme para cumplirle a los usuarios”. Aún así, es necesario hacer seguimiento, pues los aportes a los embalses están bajos, con un nivel de lluvias en el 50 por ciento del promedio histórico de un septiembre, uno de los tres meses, junto con octubre y noviembre, en los que los embalses terminan de recuperarse”, explicó.
La sequía que se está viendo por estos días, explicaría los precios que se están viendo en bolsa. “Cuando se tiene la escasez de agua que estamos teniendo, lo que sucede es que los hidráulicos suben precios para presionar a los térmicos a generar más. Estábamos aportando 25 por ciento del total de la capacidad térmica en abril y mayo y hoy ese aporte es de 35 por ciento”. Opina además que, si hay un hueco en generación 2026 y 2027, “se vuelve fundamental cerrar la subasta de cargo por confiabilidad que está prevista para febrero. Esa sería la solución”.
Vuelven ataques a las torres
A toda esa cadena de desafíos se suma ahora el regreso de los ataques a torres de energía, como sucedió con la Corporación Energética de Occidente (CEO), en la noche del martes 19 de septiembre, cuando la subestación de Argelia (Cauca) fue impactada, lo que afectó el suministro de energía de 49 veredas, lo que dejó a 10.263 clientes sin servicio.Con este panorama, urge celeridad en las decisiones.