Las micro, pequeñas y medianas empresas son el principal motor de crecimiento económico, de transformación del aparato productivo y de generación de empleo e ingresos para buena parte de los colombianos. De hecho, en el país, las mipymes representan el 99 % del empresariado.
Según los registros de las cámaras de comercio, la estructura empresarial formal de Colombia está conformada en un 93,2 % por microempresas (equivalente a 1,4 millones de establecimientos de un total de 1,5 millones), en un 6,4 % por pymes (97.000) y en un 0,4 % por grandes empresas (6.000).
Se estima que las mipymes generan cerca del 40 % del Producto Interno Bruto de Colombia y el 65 % del empleo en el país.
Para la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), resulta preocupante ver la “escasa inversión en innovación y TIC, además de un marcado desconocimiento de cómo la adopción de tecnologías digitales puede aumentar la productividad y la capacidad de entrar a las cadenas globales de valor”.
Según la asociación, esta es, en buena medida, la base de los problemas de productividad y de la “pobre” capacidad de ser competitivos.
De esta forma, considera que la adopción de tecnologías y el proceso de transformación digital son vitales para encontrar una solución al complejo círculo vicioso que enfrentan las mipymes en Colombia (baja productividad-innovación, bajo crecimiento y baja formalidad y acceso al crédito).
Eso en la medida en que la adopción de tecnologías tiene el potencial de dar un impulso integral y equilibrado a la competitividad de las mipymes, tanto al brindar soporte a las actividades propias de cada empresa, como al desempeñar un papel clave en la toma de decisiones, el desarrollo de nuevos productos/servicios y la ampliación-diversificación de mercados.
Si bien Colombia cuenta con varios programas que buscan promover el uso de las TIC entre las micro, pequeñas y medianas empresas, no ha habido suficiente integración entre ellos y la dispersión de esfuerzos ha redundado en ineficacia.
“Consideramos que eso se debe a que no se tienen claras las barreras que hay entre las mipymes y el uso de tecnologías digitales, y eso deriva en acciones erradas de política pública. Eso se ha traducido en políticas fallidas, gasto innecesario de recursos públicos y en una pobre adopción de tecnologías digitales más avanzadas por parte de las empresas”, agregó ANIF.
Y es que según la GEP y los análisis econométricos realizados por ANIF, gran parte de las pequeñas y medianas empresas colombianas se sostiene del mercado local de su ciudad, ni siquiera del nacional, y la participación de los mercados internacionales es mínima.
Además, aún existe una gran distancia que hay entre empresas en el acceso a servicios digitales, ya que hay una diferencia radical entre empresas industriales, comerciales y de servicios que responde, en gran medida, a la naturaleza de las actividades que desarrollan.
Para ANIF, ese vacío representa una oportunidad clara de trabajar con servicios de administración de páginas web en pequeñas y medianas empresas que les permita, a través de plataformas e-Commerce, ampliar la base de clientes y llegar, en una primera etapa, a mercados nacionales.
Sin embargo, todo eso debe estar acompañado por el Gobierno nacional, que debe aumentar las presiones competitivas en sectores industriales y comerciales. Eso significa, en última instancia, obligar a las empresas a tener planes de exportación y promover la apertura internacional.
“Contrario a la creencia común, Colombia continúa siendo un país cerrado. Por ejemplo, la suma de las exportaciones e importaciones como proporción del PIB fue de cerca del 36 % en 2019, mientras que en otros países de la región, como Perú y Ecuador, alcanzan valores del 47 %, y en Chile fue de más del 56 %”, expone ANIF en el documento.
Algo que resalta el informe es que el tamaño de las empresas tiene una importancia vital a la hora de explicar el acceso a servicios digitales. Hay una diferencia importante de las microempresas con respecto a las pequeñas y medianas. Eso demuestra que el trabajo que debe hacerse sobre las microempresas es complejo y especializado, pero que hay una gran oportunidad en ese segmento.
Recomendaciones
Para ANIF, entonces, se debe empezar por educar acerca de los diferentes tipos de servicios digitales y sobre cómo su adopción puede significar mejores índices de productividad e ingresos.
Por parte del Gobierno, se deberá concentrar la financiación para promover las TIC y los enfoques de gestión modernos en las empresas que lo soliciten, con particular énfasis en el acompañamiento a los microempresarios.
Por último, ANIF estableció que otro aspecto importante para tener en cuenta es la edad de los líderes de las firmas. Demostrado por sus análisis estadísticos y soportado en la experiencia empírica, pudo reconocer que el cambio generacional es un factor clave en la adopción de tecnologías digitales.
Eso habla de la necesidad de hacer un acompañamiento particular al empresariado en el proceso de transformación digital, con esfuerzos enfocados a los tomadores de decisiones de mayor edad que están menos familiarizados con el uso de herramientas tecnológicas.
De igual manera, los trabajadores colombianos también carecen de muchas de las habilidades básicas de alfabetización digital, que son necesarias para una mayor adopción de las TIC.
Por esta razón, la capacitación a las plantas laborales también debe ser un objetivo dentro del marco de la transformación digital en Colombia.
Y es que el desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas es fundamental para el crecimiento económico del país, más aún en un escenario de recuperación después de la crisis generada por la covid-19. Por eso, la importancia vital de dar continuidad y fuerza a los habilitadores de desarrollo digital.
“En este punto, es absolutamente necesario que micro, pequeñas y medianas empresas avancen en la adopción de servicios en la nube, desde seguridad de la información, pasando por el almacenamiento, hasta las herramientas que mejoran el relacionamiento con los clientes. Allí se encuentra, en buena medida, la clave de la ampliación y apertura a nuevos mercados, el aumento de la productividad y la competitividad”, concluyó ANIF.