Dejar de explotar minerales e hidrocarburos en Colombia no es la solución, por el contrario, los recursos obtenidos de la renta mineroenergética se podrían usar en el proceso de la transformación.
Enrique Daza, director del Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabajo), dio a conocer que el modelo económico colombiano crea poca riqueza y la concentra en pocas manos.
Según el experto, durante los últimos treinta años el país ha basado su crecimiento en la inversión extranjera, el extractivismo mineroenergético, la exportación de materias primas sin valor agregado y el endeudamiento.
En tal sentido, el resultado es un país que produce muy por debajo de su capacidad. La industria perdió participación en el total de la economía, en el agro desaparecieron cultivos estratégicos y el país se hizo dependiente del petróleo.
A industrializar
Para Daza, “antes de pensar en acabar con el carbón y los hidrocarburos, se debe industrializar el país, rescatar el campo y aprovechar mejor el momento económico por el que pasa la exportación minero-energética”.
Agregó que es necesario el cambio de la matriz productiva hacia una capaz de elaborar bienes complejos que involucren alta tecnología y conocimiento científico avanzado.
Enfatizó en que el país requiere una industrialización. De acuerdo con un estudio realizado por Cedetrabajo, en los últimos seis años la explotación de minas y canteras ha sido alrededor del 5 % del Producto Interno Bruto (PIB) y destacó que en la década de 2011 a 2020, el sector aportó en promedio el 19 % del impuesto de renta de personas jurídicas que recaudó el país.
Además, otros sectores se ven beneficiados con la explotación de minerales. Incluso el campo podría desarrollarse más si se aprovecha y transforma para usar la explotación de minerales para generación de empleos e impulso de otros sectores.
Crecimiento económico
De igualmente, a modo de contexto, dio a conocer que la economía colombiana no genera la riqueza suficiente para dar condiciones de vida digna a su población.
El PIB per cápita del país ha crecido al 2,1 % promedio anual en los últimos 17 años y, a ese ritmo, dentro de 20 años será similar al que tienen hoy Brasil, Chile o Argentina, y la quinta parte del actual de Estados Unidos.
El crecimiento de la economía colombiana lo explica en gran medida el desempeño de las actividades relacionadas con la explotación de recursos básicos. Las actividades financieras y mineras crecieron por encima de la producción agropecuaria y manufacturera.
Según el directivo, la exportación de materias primas y la importación de insumos y productos manufacturados desintegraron el mercado interno.
La estructura productiva, comercial, laboral, tributaria y presupuestal se concentró en responder a los intereses del capital transnacional y financiero. La industria y el agro se deterioraron, la economía colombiana se volvió dependiente del sector externo y vulnerable a sus cambios.
Según el experto, desde 2014 Colombia tiene un déficit comercial de 10.270 millones de dólares anuales, mientras que en los siete años anteriores (2006-2013) la economía contaba con un superávit comercial de 1,736 millones de dólares anuales.
A lo que agregó que el déficit generado por la caída de los precios de las materias primas evidencia la vulnerabilidad de la economía ante la variación de los precios de estos productos.
Colombia exportó en promedio 2,7 millones de toneladas de productos agropecuarios en las últimas tres décadas. Menos de la mitad de los 5,5 millones de toneladas promedio anual que importó en el mismo periodo de estos productos, mientras que la canasta exportadora no se modificó en el presente siglo. El café, las flores y el banano concentran más del 90 % de las exportaciones agropecuarias del país.