“Este arancel a la importación de confecciones permitirá que pueda dispararse la industria de confecciones de Colombia. Mejor aun si frenamos el gran contrabando que es la otra cara de la moneda de la exportación de cocaína ilegal”, fue el mensaje en Twitter con el que el presidente Gustavo Petro defendió la idea de subir los impuestos a la ropa que ingresa al país y cobrarles el 40 % de arancel, en medio de un dólar que supera los 5.000 pesos.
El pronunciamiento lo hizo luego de que el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, y Germán Umaña, ministro de Comercio, Industria y Turismo, socializaran el proyecto de decreto de arancel del 40 % de las importaciones de confecciones. De acuerdo con un informe del Ministerio de Comercio, las importaciones crecieron 43,1 % en 2021, frente al año anterior, principalmente por mayores compras de T-shirts y camisetas, lo que contribuyó a la variación en 7,1 p.p. (puntos porcentuales). Además, en este documento, explican que para julio de 2022, la tendencia en las compras externas del sector aumentó 42,6 %, en relación con el mismo período del año anterior. Este comportamiento fue explicado principalmente por las mayores compras de trajes, conjuntos y chaquetas para damas o niñas, que contribuyó con 8 p.p. a la variación.
De inmediato, esta propuesta generó un revuelo político, pues se presentó justo cuando el Gobierno sacó adelante en el Senado de la República su propuesta de reforma tributaria, situación que sobre el papel significa un aumento considerable de los impuestos que pagan los colombianos. Sin impuesto a las iglesias y hundimiento de otras iniciativas; con cárcel para evasores; sin tributo al pan ni al bocadillo, los senadores le dieron aval a la reforma tributaria en plenaria, en medio de un fuerte pulso entre los que estuvieron a favor y los que hicieron oposición. La Cámara continuará la votación el jueves.
Una de las voces más críticas a la intención de poner más impuestos, en esta ocasión a las prendas de vestir que ingresan al país, fue el empresario Mario Hernández. Según dijo, “con estos impuestos lo que hacemos es la industria más ineficiente, las grandes cadenas van a salir perjudicadas y el gran perjudicado es el consumidor”. De acuerdo con el análisis que hizo con los colegas de Caracol Radio, pensar que colocándole más trabas a los productos importados se contrarrestará el contrabando es errado. A su modo de ver, lo que tiene que hacer el empresariado colombiano es ser mucho más competitivo y ofrecer productos a la altura de aquellos que son importados. Además, indicó, es el consumidor final quien decide qué ponerse, qué ropa comprar y de ahí que no resulta equitativo que les impongan un impuesto del 40 %. Esta situación llevará, según dijo, a que muchas empresas desistan de traer sus productos a Colombia, afectando directamente al cliente. De hecho “pronosticó” que varias tiendas reconocidas de ropa en Colombia lucirán desocupadas si se aprueba tal impuesto.
“Todo lo paga el consumidor, para los de pequeños ingresos todo va a ser más costoso. Lo que tenemos que hacer, es ser competitivos nosotros los empresarios. Si no subimos los ingresos de la gente, ¿cómo hacemos para que consuman?”, agregó el empresario a la citada cadena radial, al señalar que tampoco es correcto abolir la competencia a punta de impuestos de esta naturaleza. A su modo de ver, la competencia, en este caso de las confecciones importadas, hace más exigente la calidad del producto nacional.
Javier Diaz Molina, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), manifestó inconformismo: “Me parece inconveniente, pues castiga al comercio formal y le aumenta la rentabilidad al contrabando. Con una devaluación del 31 % y un arancel del 40 %, el margen para el contrabando es inmenso”, aseguró. “Un sector que, con dólar a 5.000 pesos, requiere de un arancel de 40 % está en serias dificultades y no precisamente por las importaciones. Puede ser rematado por el contrabando”, manifestó el presidente de Analdex. La polémica sigue abierta.