Una de las razones detrás del lento progreso de Colombia se atribuye a su bajo nivel de productividad. Dado el potencial de sus recursos y capacidades, se espera que tanto empresas, como individuos y el gobierno produzcan más de lo que actualmente generan.
Con frecuencia se escucha que los trabajadores colombianos, aunque trabajan más horas que los de las naciones desarrolladas, producen mucho menos y esto se atribuye tanto a la calidad de los empleos, dado que muchos son básicos y no requieren mayor formación, como a la escasez de profesionales en áreas como ciencia y tecnología.
Este tema, así como la llamada Productividad Total de los Factores (PTF), un concepto económico que mide la eficiencia con la que se utilizan todos los factores de producción en la generación de productos o servicios, fue recientemente evaluado por los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI), quienes concluyeron que en el caso de Colombia la PTF ha caído y se ha estancado en las últimas tres décadas, la cual, junto con una mala asignación de recursos, afectó el crecimiento económico.
Los expertos insisten en que la baja productividad colombiana es la que hace que el país no pueda crecer a un ritmo más acelerado, en especial para poder combatir lastres como la pobreza o la inequidad.
En el FMI aclaran que la baja productividad varía según los sectores económicos y así, por ejemplo, en la minería está afectada por una menor productividad interna de las empresas, mientras que en la manufactura y la agricultura hubo mejoras gracias a la reasignación de mercado.
En el organismo internacional calculan que la productividad nacional disminuyó en más de 10% en la década de 1990 y está estancada en ese bajo nivel hasta 2019 (que son los datos más recientes). Algo similar ha ocurrido en el vecindario, en especial en Brasil y México. El caso contrario se presenta en Perú y Chile, cuya PTF sí ha mejorado.
En general, uno de los mayores rezagos de las economías latinoamericanas está en su baja productividad, en comparación con los mercados emergentes de alto crecimiento como los asiáticos.
Proyecciones de crecimiento
Por otro lado, el jueves 28 de marzo, el FMI dio a conocer las conclusiones de su más reciente visita al país el pasado febrero. Tras analizar el desempeño actual de la economía actualizó sus proyecciones y concluyó que este año el PIB se expandirá 1,1 por ciento y que la inflación caerá gradualmente a alrededor del 5 por ciento (en febrero iba en 7,74%). También proyecta que el déficit de cuenta corriente (que es la diferencia entre todas las divisas que ingresan y salen del país por comercio exterior, deuda o remesas) se estabilice alrededor del 3% PIB este año.
“Aunque los riesgos para esas perspectivas permanecen elevados e inclinados hacia un posible deterioro de la economía, los fundamentos económicos, las políticas y los marcos de política de Colombia son sumamente fuertes y respaldan la resiliencia del país”, sostiene el reporte del FMI. No obstante, señala que, para impulsar un crecimiento sostenible a medio plazo, se necesita aumentar la productividad y fomentar la inversión privada.
Específicamente en lo que respecta a las llamadas reformas sociales del Gobierno (salud, pensiones y laboral) recomienda que “se formulen conforme a los marcos de política existentes, preservando la sostenibilidad fiscal y la estabilidad financiera y equilibrando las consideraciones de equidad y eficiencia”.