La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) presentó el informe titulado “Repercusiones de las catástrofes en la agricultura y la seguridad alimentaria”, donde se entregaron unas alarmantes cifras en las pérdidas, tanto económicas como alimentarias, en la agricultura, haciendo un cálculo de lo restado en los últimos 30 años.
El análisis detalla que en los últimos 30 años se ha perdido producción agrícola y ganadera, estimada en 3,8 billones de dólares, más o menos 123 millones al año, que es casi el 5 % del producto interno bruto, generado por estas actividades a nivel internacional.
“La agricultura es uno de los sectores más expuestos y vulnerables en el contexto del riesgo de catástrofes, dada su gran dependencia de los recursos naturales y las condiciones climáticas. Los desastres recurrentes pueden menoscabar los logros en materia de seguridad alimentaria y minar la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios”, señaló el QU Dongyu, director general de la FAO.
El documento destaca que los cereales son de los productos que más se ven golpeados por estos desastres. En las últimas 3 décadas, las pérdidas fueron de 69 millones de toneladas, promedio anual. A esto le siguen las frutas, hortalizas y productos de los azucareros, que tuvieron mermas de unas 40 toneladas anuales.
Los productos derivados de las actividades pecuarias, como: carnes, lácteos y huevos, tuvieron pérdidas de 16 millones de toneladas anuales. En cada uno de estos grupos, la producción perdida es comparable con lo que cosechan países como Francia, Japón, México o la India.
“Asia registró la mayor proporción de las pérdidas económicas totales con diferencia. África, Europa y las Américas también mostraron un orden de magnitud similar. Sin embargo, las pérdidas en Asia solo representaron el 4 % del valor añadido agrícola, mientras que en África correspondieron a casi el 8 %. La variabilidad fue aún mayor entre distintas subregiones”, explican desde la FAO.
Propuestas y soluciones para mitigar los impactos de los desastres en la agricultura
Aunque en la década de los setenta se estima que anualmente se presentaban 100 catástrofes naturales, estas han ido aumentando con el paso de los años y el promedio ya alcanza las 400. Además de la frecuencia, se agudizan los daños y efectos que producen dichos desastres, y se alerta que por efecto del cambio climático, cada vez sean más inclementes.
“En casos extremos, las catástrofes provocan el desplazamiento y la emigración de poblaciones rurales. Las graves inundaciones derivadas de las precipitaciones monzónicas anormales registradas en la provincia meridional de Sindh, en el Pakistán, son un ejemplo ilustrativo de cómo la combinación de peligros repentinos y de evolución lenta provocó desplazamientos, lo que afectó negativamente a los sistemas agroalimentarios y aumentó la inseguridad alimentaria”.
Si bien hay muchos retos y dificultades para controlar estas pérdidas, la FAO asegura que actualmente se tienen que priorizar tres aspectos, con los que se pueden mitigar los impactos de dichos desastres:
- Mejorar los datos e información sobre las consecuencias de las catástrofes, sobre todo en subsectores de cultivos, ganadería, pesca, acuicultura y actividades forestales.
- Elaborar enfoques multisectoriales para la reducción de riesgos de catástrofes con peligros múltiples y su integración en las políticas y los programas en todos los niveles.
- Aumentar las inversiones para desarrollar obras o financiar a los productores para mitigar las consecuencias.
- Mejorar las condiciones de vida de los productores agrícolas, para que estos puedan desarrollar una mayor producción.
“A raíz de las medidas preventivas emprendidas en varios países se pusieron de manifiesto las relaciones favorables entre los costos y los beneficios de las inversiones en la prevención de las catástrofes y el fomento de la resiliencia”, expone la FAO.