La Federación Nacional de Cafeteros (FNC) anunció este miércoles que en marzo, la producción registrada de café de Colombia, mayor productor mundial de arábigo suave lavado, fue de 799.000 sacos de 60 kg, 13% menos frente a los 914.000 sacos registrados en el mismo mes de 2022.
En lo corrido del año, es decir entre enero y marzo, la producción del grano registró una leve caída de 1%, a 2,69 millones de sacos desde los 2,71 millones de sacos producidos en el mismo periodo del año pasado.
En los últimos 12 meses, entre abril de 2022 y marzo de 2023, la producción cayó 8% a casi 11,1 millones de sacos desde poco más de 12 millones un año atrás.
Y en lo que va del año cafetero, entre octubre de 2022 y marzo de 2023, la producción superó los 5,6 millones de sacos, 10% menos frente a los 6,2 millones de sacos de igual lapso anterior.
De otra parte, en marzo, las exportaciones cayeron 19 % a 906.000 sacos de 60 kg de café verde desde los más de 1,1 millones de sacos puestos en el exterior el mismo mes de 2022.
En lo corrido del año, las exportaciones rozaron los 2,7 millones de sacos, 15% menos frente a los 3,1 millones de sacos exportados en el mismo periodo anterior.
En los últimos 12 meses, las exportaciones bajaron 10% a 10,9 millones de sacos versus los 12,1 millones exportados un año antes.
Y en lo que va del año cafetero las exportaciones alcanzaron 5,5 millones de sacos, 14% menos frente a los 6,4 millones de sacos puestos en el exterior en igual lapso anterior.
Pleito por más de 2 millones de dólares enfrenta a la Federación de Cafeteros con indígena arhuaco
Totalmente desconcertado. Así se siente el indígena arhuaco Rogelio Mejía Izquierdo después de enterarse por accidente que una fotografía que le tomaron en una tarde remota de 2013, a las orillas del río Seco, en Valledupar, aparecía en 313 locales de Juan Valdez en Colombia y otras 132 tiendas ubicadas en todo el mundo, para promocionar el café de origen de la Sierra Nevada. Como si fuera poco, su imagen fue utilizada en unos “mugs mágicos”, esos que cambian de color cuando entran en contacto con el calor.
Nunca fue consultado, no le informaron, nunca le pagaron un peso y, lo peor, la publicidad señala que él le vende su cosecha a la Federación Colombiana de Cafeteros, pero, asegura, nunca le han comprado ni un gramo. La fotografía de Rogelio sonriendo y portando con orgullo la vestimenta característica de su comunidad arhuaca era casi tan icónica como la imagen de Juan Valdez, el campesino de bigote que aparece con su mula Conchita y que es reconocido en todo el mundo.
En este caso, la gran diferencia radicaba en el simple hecho de que a Rogelio jamás le preguntaron si podían utilizar su imagen como parte de esa campaña publicitaria. Solo recuerda que esa foto se la tomaron cuando unos delegados de la Federación Colombiana de Cafeteros, que viajaron desde Bogotá, le propusieron un negocio para comprarle toda su cosecha de café “a un precio favorable”. En ese momento, en medio de la ignorancia, firmó un documento del cual nunca volvió a saber nada, pues ni una copia le dieron y hoy este es el centro de la discusión.
Pese a que el nombre original de este caficultor en lengua arhuaca es Zarunküngümü, que significa ‘camino de la abundancia’, la prosperidad más bien ha brillado por su ausencia. Hasta el sol de hoy no ha recibido ni un solo peso por el uso de su imagen y la promesa de la compra de su cosecha de café quedó en el aire.
Por eso siente que fue asaltado en su buena fe y engañado “por personas tan serias”, las mismas que no tuvieron ningún problema en cambiar incluso toda su historia.
Y es que en los murales gigantes, que fueron ubicados en las tiendas, claramente se leía: “Rogelio, o en lengua wiwa Zaraunkungumu, es uno de los más de 500.000 caficultores colombianos a quienes pertenece esta tienda”.
Pero lo cierto es que nada de lo que se dice ahí corresponde a la realidad: Rogelio significa Rogelio, la lengua de la etnia arhuaca a la que pertenece es la iku y no la wiwa y, evidentemente, él no forma parte de los 500.000 caficultores colombianos a quienes pertenece la tienda Juan Valdez, puesto que nunca se le compró su producto, “aprovechándose de su condición de inferioridad”.
Como si fuera poco, Rogelio ha tenido que soportar el rechazo social dentro de su comunidad, puesto que por la misma publicidad de Juan Valdez suponen y presumen que él se enriqueció vendiendo sus tradiciones y cultura. Esto ha afectado “de manera grave su autoridad, estatus ancestral y liderazgo, impidiéndole su designación y reelección por parte de los mamos (hombres mayores y sabios) como gobernador del cabildo indígena”.
En entrevista con SEMANA, Rogelio señaló que este embrollo ha llevado a que su comunidad no crea en él. “Pensaban que yo les mentía. Ellos (la Federación) pusieron un aviso que no es verdad, yo no soy dueño de las tiendas, es que ni me compran el café. Yo no sé a quién le compran el café porque a mí no es”.