Mientras el mundo vive una crisis en su costo de vida, con un encarecimiento generalizado de la canasta familiar, en China el año pasado los precios no subieron, por el contrario, registraron una caída. Esto les ha abierto la posibilidad de ir en contravía del resto de economías, que están subiendo sus tasas de interés para controlar la inflación.
En 2021, la inflación promedió en China fue de 0,9 %, informó la Oficina Nacional de Estadística (SNB). Este dato es inferior al observado un año antes (2,4 %), consecuencia de la parálisis real de la actividad en el gigante asiático a principios de 2020 tras la propagación de la covid-19.
La menor carestía en China se debe especialmente a los alimentos. La carne de cerdo, que es la más consumida en el país, evidenció un descenso de 36,7 % en un año. Esto pese a que, en los últimos años esta proteína había duplicado su valor a causa de la peste porcina africana, que además estaba afectando las exportaciones. En 2021, los precios bajaron a medida que disminuía la epidemia.
En cuanto a los precios de los productores, también se dio una reducción en el gigante asiático, registrando solo un aumento del 10,3 % interanual, frente a 12,9 % de noviembre. En declaraciones a la agencia AFP, la analista Sheana Yue, de Capital Economics, afirmó que los precios de producción “probablemente seguirán ralentizándose en los próximos meses”; sin embargo, advirtió que un repunte de la epidemia podría llegar a afectar la cadena de suministros en ese país.
China ha sido uno de los países que más rápido se ha logrado recuperar del coletazo económico causado por la pandemia. A pesar de que los brotes esporádicos continúan en algunas regiones del país, el gobierno ha puesto a unas 20 millones de personas en cuarentena en tres ciudades en las últimas semanas.
La otra cara de la moneda
Por el contrario, en la zona del euro y Estados Unidos, la inflación preocupa a los gobiernos y a los expertos. El presidente de Estado Unidos, Joe Biden, dijo que detendrá la fuerte subida de los precios al consumidor que aumentaron 7 % en 2021, el alza más alta desde 1982.
Por su parte, el presidente del Banco Central de Estados Unidos (FED), Jerome Powell, afirmó el pasado martes que restaurar la estabilidad de precios está “en lo más alto de la lista de prioridades”, justificando, así, una serie de aumentos en las tasas de interés que se prevén para este año. Este país se enfrenta a un alza en los precios de la energía y los alimentos, que subieron 29,3 % y 6,3 % respectivamente, según el índice IPC.
En Europa, por ejemplo, Alemania registró el año pasado un aumento de 9,8 % de los precios al por mayor, el más alto desde la crisis de petróleo en 1974, afirmó la Oficina Federal de Estadística. Este contexto ha dado paso a una escasez de materias primas y productos intermediarios en ese país. Además, según los últimos datos publicados por el Instituto Económico IFO, más del 80 % de las empresas alemanas sufrieron problemas de suministro en diciembre.
Alemania alcanza una inflación del 5,3 % interanual en diciembre, el nivel más alto registrado desde junio de 1992; igualmente, Europa registró su mayor costo de vida a finales de 2021.
La recuperación económica se ha visto golpeada a nivel mundial y los aumentos en los precios y las materias primas han dificultado el panorama de crecimiento esperado por los mercados internacionales.
Con la llegada de la variante ómicron del coronavirus, el aumento en los precios podría continuar aumentando a nivel mundial. El alto número de contagiados lleva a que los trabajadores deban hacer cuarentena y genera afectaciones en la producción y comercialización de productos. El escenario es aún incierto.