De acuerdo con el grupo de investigación de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco), cinco millones de personas que sufrieron desnutrición crónica en su primera infancia, y que hoy padecen sus secuelas, son menos inteligentes y más pobres por culpa del hambre.
Estos cálculos se realizaron teniendo en cuenta la prevalencia del retraso en talla en niños de cero a cuatro años, desde 1990 hasta 2015.
Durante los tres primeros años de vida se forma el 80 % del cerebro de los seres humanos. La óptima nutrición es fundamental para garantizar que aumente la masa cerebral y que se conecten las neuronas.
El buen desarrollo del cerebro determina el desarrollo cognitivo y este el aprendizaje, la capacidad de procesar mejor y entender todo lo que sucede en el entorno, todo lo cual es clave para lograr un mejor rendimiento escolar y más ingresos en la vida adulta.
De acuerdo con el índice de capital humano del Banco Mundial, por cuenta de la malnutrición y la baja calidad educativa, un niño nacido en Colombia probablemente solo alcanzará del 50 al 60 % de su potencial de ingresos.
Una investigación publicada por la revista Maternal & Child Nutrition demostró que adultos que sufrieron desnutrición crónica en los primeros dos años de vida tienen 14,6 puntos menos de coeficiente intelectual (CI), cinco años menos de educación y 54 % menos de salario en su vida adulta.
Consecuencia de lo anterior y según datos de la Universidad de Cambridge, el producto interno bruto (PIB) de los países se ve disminuido en aproximadamente 11 % por causa de la malnutrición.
Por otra parte, un reciente estudio publicado en The Lancet afirma que en 95 países de ingresos bajos y medianos, la baja productividad de las personas que sufrieron desnutrición crónica le cuesta al sector privado al menos 135.400 millones de dólares en ventas al año. Las empresas de los países de América Latina y el Caribe tuvieron las mayores pérdidas.
Estudios muestran que las apuestas por mejorar la nutrición de un país son costo-efectivas y tienen las tasas de retorno más altas entre los proyectos sociales. Por cada dólar invertido en programas que previenen la desnutrición crónica, revierten 18 dólares a la sociedad, mientras que por cada dólar invertido en proyectos que promuevan la lactancia materna exclusiva revierten 35 dólares a la sociedad.
Más de 500.000 niños sufren de desnutrición crónica en Colombia
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Situación Nutricional, en Colombia hay más de 500.000 niños menores de cinco años en esta situación de desnutrición, lo cual se termina convirtiendo en “una enfermedad irreversible que impide su adecuado crecimiento y desarrollo”.
La Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco) aseguró que la pobreza monetaria es la causa principal de la inseguridad alimentaria, ya que se convierte en la dificultad de una persona para acceder regularmente a suficientes alimentos inocuos y nutritivos que le permitan un adecuado crecimiento y desarrollo. Actualmente, menos del 70 % de los hogares colombianos tienen acceso a tres comidas al día.
“Según cifras del Dane, 21 millones de colombianos tienen ingresos per cápita mensuales de 332.000 pesos y de estos, 7,4 millones de personas tienen ingresos de solo 145.000 pesos mensuales. Si tenemos en cuenta esto, estamos ante un panorama en que la inseguridad alimentaria está latente. Es necesario que se adopten alternativas para que cada vez la gente tenga acceso a una alimentación digna”, aseguró Juan Carlos Buitrago, director de Abaco.
Antes de la pandemia de covid-19, el 88,9 % de las familias colombianas consumía tres comidas al día. Para diciembre de 2021, esta cifra se había reducido en treinta puntos porcentuales hasta alcanzar 69,1 % de los hogares colombianos. Así, el 31 % de la población (15,9 millones de personas) consumía dos comidas o menos al día.