La situación de los pequeños productores de leche no es la mejor. Esto lo afirman los gremios que los agrupan, quienes han levantado la mano para exigirle al Ministerio de Agricultura que tome cartas en el asunto para evitar que los lecheros del país sigan sufriendo por los bajos pagos que terminan afectando su producción, la estabilidad de sus familias y la seguridad alimentaria del país.
Al respecto, fueron la Asociación Nacional de Productores de Leche (Analac) y la Asociación Colombiana de Procesadores de la Leche (Asoleche) los gremios que se pronunciaron para pedir medidas de choque que mejoren las condiciones del sector, el cual realizó millonarias inversiones para afrontar el fenómeno de El Niño, y las cuales no han podido ser cubiertas debido a los bajos precios que les pagan por sus producciones.
“La situación de los productores de leche en el campo colombiano se agrava rápidamente, debido a la determinación de reducir el recibo de leche en las fincas por parte de Alpina y Alquería, industrias procesadoras líderes en el país. Estas determinaciones llevan al productor a una situación crítica y aumentan la incertidumbre que viven desde hace 14 meses por la baja en los precios pagados en las fincas”, es la aleta que envían desde Analac.
Según ellos, “el esfuerzo de los campesinos productores de leche, que asumieron costos adicionales para enfrentar el fenómeno de El Niño, no se ve reflejado coherentemente en los precios en planta procesadora ni en los precios al consumidor. Esto genera un grave riesgo para todos los productores, sus ingresos familiares, los empleos que con dedicación generan en el campo colombiano y va en detrimento de los lácteos, que son productos esenciales para la alimentación y nutrición de la población colombiana”.
En consecuencia, desde la agremiación piden acciones para garantizar el suministro de leche al país y para atender la situación de las más de 320.000 familias dedicadas a la producción lechera en Colombia.
“La reacción coherente en precios en planta y al consumidor es fundamental para la seguridad alimentaria y nutricional del país y para fortalecer la ya incipiente recuperación del consumo. Desde Analac hacemos el llamado a una mejor articulación de la cadena que frene el gran impacto negativo para el sector y, especialmente, para las más de 320.000 familias que generan sus ingresos a partir de la producción de leche en el campo colombiano”, finalizó Analac.
Frente al consumo, Asoleche le pidió a Jhenifer Mojica, ministra de Agricultura, poner atención y realizar acciones para fomentar el consumo de leche y sus derivados, pues la baja en la demanda de estos productos se ha venido sintiendo con mucha más fuerza desde hace dos años.
“Estamos en un momento crítico para el sector, que necesita una intervención contundente para equilibrar la balanza entre la oferta y la demanda. Hoy, estando a mitad de 2024, no se ve una reactivación importante del consumo, cuya caída completa ya tres años y, aunque en los primeros meses de este año se registra algún crecimiento, este ha sido muy discreto e insuficiente para evacuar los altísimos inventarios que tiene hoy la industria colombiana. Agrava aún más esta situación el aumento en los volúmenes de leche cruda, como consecuencia de los niveles de lluvia que favorecen esta mayor producción”, alertó.
En este aspecto, Ana María Gómez, directora de ese gremio, indicó que hubo un aumento de 234 % en los inventarios de leche en polvo, consecuencia, según ella, de la desaceleración del consumo y por la falta de compromiso de la misma industria, la cual había dado su palabra para seguir comprando a los productores volúmenes adicionales a los requeridos; sin embargo, la demanda ha ido a la baja.
“No es cierto, como lo han expresado recientemente algunos grupos de productores, que la industria formal haya tomado determinaciones caprichosas para no comprar la totalidad de la actual producción de leche. Es que, simple y llanamente, el tener estos niveles de inventarios que no se lograron evacuar, tiene un impacto muy significativo en los resultados de las empresas. Estos volúmenes de producto representan dinero que ya fue pagado al ganadero y está estancado en la cuenta de inventarios de las empresas, generando costos de almacenamiento e impacto en flujo de caja”, remarcó Asoleche.