La inversión, el empleo y la creación de riqueza dependen en gran medida de la creación y el mantenimiento de empresas. Por eso, es crucial para todos los países facilitar el nacimiento de nuevos negocios. Sin embargo, en este aspecto, a Colombia no le va bien.
Un reciente estudio del proveedor de servicios administrativos y de cumplimiento normativo, TMF Group, el cual lleva 11 años midiendo la complejidad empresarial en las principales economías del mundo, señala que este año entre 79 naciones evaluadas, Colombia se ubica como la tercera más compleja solo superada por Grecia y Francia. Esta clasificación implica además un empeoramiento frente a los resultados de 2022 y 2023, cuando ocupó el quinto lugar.
Según el estudio, la alta posición que ocupa Colombia en el ranking se debe a sus complejos sistemas contables y tributarios. “Como jurisdicción, su entorno empresarial se caracteriza por frecuentes reformas fiscales: en los últimos siete años se han introducido hasta 19 reformas”, indica el documento y agrega que, si bien el país cuenta con más de 100 tratados internacionales para impulsar el comercio y la inversión, enfrenta una inestabilidad política y social que a su vez ha desalentado a los inversionistas.
Los autores del estudio esperan que esta tendencia de inestabilidad se revierta en los próximos tres a seis meses, lo que generaría más oportunidades de inversión en Colombia. Por ejemplo, “tras las recientes elecciones regionales, se ha producido un giro hacia la centroderecha política, lo que ha alentado a más inversionistas a considerar a Colombia como un destino de inversión viable”, precisa el documento.
Pese a lo anterior, el país se destaca por estar a la vanguardia en la implementación de procesos de presentación de informes ESG (los cuales evalúan y reportan el desempeño de una empresa en tres áreas clave: ambiental, social y de gobernanza). En estos procesos, las compañías nacionales llevan entre cinco y seis años y colocan a Colombia en una buena posición, a medida que los principios ESG adquieren popularidad en todo el mundo.
“Colombia es un país muy complejo para hacer negocios. La complejidad incluye no solo cuestiones regulatorias, sino también los aspectos culturales de sus regiones. Es fundamental que los inversionistas cuenten siempre con un aliado local que sepa guiarlos en las sutilezas que cada complejidad pueda presentar”, asegura un experto de TMF Colombia.
Así mismo, Christian Fresen, director general del clúster andino de TMF Group, admite que, aunque la percepción de la situación política puede generar dudas, es crucial reconocer que la estabilidad económica de Colombia permanece sólida. “De hecho, indicadores como el crecimiento constante del PIB, el aumento de la inversión extranjera y nuestra creciente participación en transacciones de deuda privada reflejan un panorama positivo para los inversores”, afirma.
Por países
El estudio ubica a Grecia en el primer lugar en cuanto a complejidad empresarial, lo que implica un deterioro, pues en 2022 estaba en el sexto lugar y el año pasado estaba en el segundo. Este país europeo siempre ha sido considerado complejo por sus sistemas contables y fiscales, a eso se suman complicadas funciones de recursos humanos y de nóminas.
En el caso de América Latina, no solo Colombia luce compleja, sino también México, Brasil y Perú, los cuales forman parte del Top 10.
El polo opuesto está en las Islas Caimán, que son actualmente la jurisdicción menos compleja para hacer negocios. Esto se debe a su sencillo sistema tributario y su alto nivel de digitalización, lo cual simplifica las operaciones de las empresas internacionales. Además, las interacciones gubernamentales y regulatorias también se realizan principalmente a través de plataformas en línea, lo que permite operaciones remotas.
Pese a todo su desarrollo, Estados Unidos está fuera de la lista de los diez países más amigables para los negocios. En su caso, está afectado por la alta polarización política, así como por su guerra comercial con China.
El estudio concluye que, en todo el mundo, hoy hay dificultades para atraer y retener a la fuerza laboral. Los altos costos, la escasez de trabajadores calificados y la incertidumbre económica son citados como factores que contribuyen a esta complejidad.
A lo anterior se suma un panorama mundial cada vez más polarizado, lo que hace que las empresas que operan en todo el mundo tengan que ser ágiles y responder a los cambios globales. “Las jurisdicciones pueden aprovechar estos cambios, proporcionando a las empresas un apoyo local claro e información que les ayude a lidiar con normas complejas y una regulación cambiante”, aseguran.