El comercio mundial registrará un menor ritmo de crecimiento este 2023, con respecto a lo que fue el 2022, debido a las numerosas perturbaciones que afectarán la economía mundial.
Así lo indica un informe de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que pronostica que los volúmenes del comercio mundial de mercancías tan solo crecerían un 1 % este año, lo que representa una disminución significativa frente a la estimación inicial revelada y que se ubicaba en 3,4 %.
Además, sería inferior a la proyección del balance del año que finalizó, cuyo crecimiento se situó en 3,5 %.
La explicación sobre esta revisión a la baja del crecimiento del comercio mundial se debe a varias situaciones que se vienen registrando, principalmente, en las economías más importantes. Por ejemplo, en Europa, los elevados precios de la energía provocados por la guerra de Rusia contra Ucrania harán disminuir los gastos de los hogares y elevarán los costos de manufactura.
En los Estados Unidos, el endurecimiento de la política monetaria a partir del aumento en las tasas de interés y que han impactado, no solo el consumo de los hogares, sino otros sectores económicos como el de la vivienda, el sector del automóvil y la inversión fija. Mientras tanto, China sigue lidiando con brotes de covid-19 y perturbaciones en la producción, sumadas a una débil demanda externa.
Por último, el aumento de la factura de las importaciones de combustible, alimentos y abonos podría dar lugar a una situación de inseguridad alimentaria y sobreendeudamiento en los países en desarrollo.
“Las estimaciones para 2023 ahora parecen demasiado optimistas, ya que los precios de la energía se han disparado, la inflación se ha vuelto más amplia y la guerra no parece remitir”, señala la OMC.
No obstante, el organismo internacional reconoce que el pronóstico de crecimiento del comercio mundial “viene acompañado de un alto grado de incertidumbre”, debido a que si se registra un recrudecimiento de las condiciones actuales, se podría registrar un efecto contrario a las estimaciones ya reveladas. Es decir, que se podría generar un decrecimiento de -2,8 % en el comercio mundial.
Sin embargo, esto podría no suceder, si el balance del 2022, a pesar de todas las turbulencias registradas, cerró con un desempeño positivo. Este dato se estaría revelando a finales de enero o en febrero de 2023.
“Los riesgos que afectan las previsiones son numerosos y están interrelacionados. Los principales bancos centrales ya están aumentando los tipos de interés en un intento por contener la inflación, pero un endurecimiento excesivo podría desencadenar una recesión en algunos países, lo cual afectaría negativamente a las importaciones. Por otro lado, los bancos centrales podrían no hacer lo suficiente para reducir la inflación, lo que posiblemente requeriría intervenciones más enérgicas en el futuro”, advierte.
Con base en lo anterior, la OMC manifiesta que “los tipos de interés elevados en las economías avanzadas podrían provocar una fuga de capitales de las economías emergentes, lo cual perturbaría las corrientes financieras mundiales. La intensificación de la guerra de Rusia contra Ucrania también podría socavar la confianza de las empresas y los consumidores, y desestabilizar la economía mundial”.
“Un riesgo que se está subestimando sería la desconexión de las principales economías de las cadenas de suministro mundiales. Esto agravaría la escasez de oferta a corto plazo y reduciría la productividad a largo plazo”, enfatiza.
Por último, es importante resaltar otro aspecto que preocupa al organismo internacional con respecto al crecimiento del comercio mundial para este año y es el relacionado con el tipo de cambio y su impacto en el PIB mundial.
Esto hace referencia al fortalecimiento que tuvo el dólar, principalmente, en el 2022. Sin embargo, para este año, las proyecciones apuntan a que el comportamiento será opuesto, lo que significaría menores flujos para las empresas y las economías.