Si el 2022 fue un año duro para la economía del país, el 2023 traerá mayores desafíos, o por lo menos eso han advertido los diferentes análisis y proyecciones de las autoridades y analistas económicos del país, que siguen viendo la inflación como el principal enemigo a vencer. Esto, en medio de un panorama en el que la desaceleración de los diferentes sectores de la producción aviva el fantasma de la recesión y preocupa por los efectos negativos que esto podría tener sobre el mercado laboral.
Este miércoles 8 de marzo, el Banco de la República presentó un detallado informe sobre el comportamiento de la economía en las diferentes regiones del país. En él queda claro que, si bien las cosas no son graves por el momento, ya se están sintiendo los estragos del acelerado costo de vida y las subidas de tasas de interés anunciadas por esta entidad para estabilizar la subida de precios.
Bogotá
Durante el último trimestre de 2022, la economía de la región de Bogotá (que incluye Bogotá y Cundinamarca) experimentó una disminución en su ritmo de crecimiento anual, a pesar del aumento de las actividades comerciales de fin de año después de haber superado las restricciones por la pandemia de covid-19.
La industria, la construcción y el comercio se vieron afectados por desequilibrios en las cadenas de suministro, una tasa de cambio depreciada, altos niveles de inflación y costos de transporte elevados, así como por los efectos de la fuerte ola invernal y la guerra en Ucrania. El transporte, por otro lado, mantuvo un buen desempeño, especialmente en cuanto a la movilización de pasajeros en temporada.
En cuanto al comercio exterior, las exportaciones disminuyeron, mientras que las importaciones registraron una contracción. En términos de empleo, la tasa de desempleo mejoró, aunque la inflación se mantuvo alta.
Nororiente
Teniendo en cuenta que Cúcuta es la ciudad con la inflación más alta del país, el Emisor destacó que la economía de la región del nororiente experimentó un crecimiento anual impulsado por la demanda, que continuó impulsando la industria, el comercio y el transporte. Sin embargo, se evidenció una desaceleración significativa en la dinámica del comercio y el transporte, especialmente desde el tercer trimestre.
Por otro lado, la actividad agropecuaria y constructora mostraron resultados desfavorables, la primera debido a una temporada invernal prolongada que afectó negativamente los cultivos de ciclo corto y la segunda debido a la caída en los despachos de cemento y la desaceleración en el área nueva en construcción, así como los aumentos en el área paralizada.
Eje Cafetero
La economía del Eje Cafetero continuó en un territorio positivo, pero con una desaceleración prolongada. La demanda interna y externa siguió creciendo, especialmente en bienes no durables. Como resultado, las ventas de empresas en la región aumentaron en comparación con el año anterior, incluyendo las exportaciones, lo que impulsó en parte la producción industrial en Risaralda.
Por otro lado, la construcción de edificios registró un aumento en el área construida, a pesar de la disminución en la venta de viviendas nuevas y la fuerte caída en los desembolsos hipotecarios. Sin embargo, el sector agropecuario tuvo un desempeño negativo.
Finalmente, la inflación al consumidor en las tres ciudades de la región se mantuvo en niveles elevados, mientras que la tasa de ocupación aumentó en comparación con el cierre de 2021, lo que influyó en una disminución del desempleo en Manizales y Pereira.
Noroccidente
La región noroccidente experimentó un crecimiento anual con desaceleración durante el cuarto trimestre de 2022, según la información disponible. Se atribuye este comportamiento, principalmente, a la disminución de la demanda debido a la alta inflación, las tasas de interés más altas y los elevados costos de producción.
La producción industrial, las ventas y la ocupación hotelera aumentaron en menor medida, mientras que las ventas minoristas y la mayoría de los componentes del sector agropecuario disminuyeron. En cuanto a la construcción, el área en proceso y los despachos de concreto aumentaron, pero el licenciamiento y la venta de vivienda nueva disminuyeron.
Región Caribe
Las actividades económicas en la región Caribe experimentaron un crecimiento anual, aunque su ritmo se desaceleró. El progreso se debió en gran parte a avances en la industria, las ventas externas y el transporte de pasajeros. Además, el comercio interno y la construcción también mostraron un avance, aunque con una disminución en la venta de viviendas nuevas.
Sin embargo, se observó una disminución en varios rubros del sector agropecuario, a pesar del aumento de los desembolsos de crédito para esta actividad. El mercado laboral continuó mejorando, con un aumento en los niveles de ocupación y una disminución del desempleo, pero la inflación al consumidor siguió siendo alta, ubicándose por encima del promedio nacional.
Región central
La economía de la región centro continuó desacelerándose y algunos indicadores mostraron una disminución anual. La demanda interna dirigida al consumo siguió creciendo y el turismo continuó en proceso de reactivación, lo que impulsó una mayor movilización de pasajeros.
Sin embargo, los sectores agropecuario e industrial se vieron afectados por el exceso de lluvias y los altos costos de insumos, lo que mermó la disponibilidad de materia prima y los volvió ligeramente negativos.
En cuanto a la construcción, se mantuvo un leve crecimiento en el área causada, pero la venta de vivienda nueva disminuyó debido a los menores desembolsos hipotecarios, las elevadas tasas de interés, la mayor incertidumbre y los precios en alza.
Finalmente, la inflación en las capitales de la región continuó aumentando por encima del promedio nacional, mientras que la tasa de ocupación disminuyó en Ibagué y Neiva.
Suroccidente
Durante el cuarto trimestre de 2022, la economía del suroccidente mostró un crecimiento anual, aunque con una menor dinámica en comparación con los trimestres anteriores. La industria manufacturera y los desembolsos de crédito agropecuario de Finagro fueron los sectores más destacados.
Sin embargo, se registraron disminuciones en las ventas internas, el transporte, la construcción de edificaciones y la venta de vivienda nueva. La caída de la venta de vivienda nueva se debió a la falta de subsidios para los compradores y a los mayores costos de financiamiento en UVR debido a la alta inflación y en tasas debido a la política monetaria.