Una de las lecciones aprendidas que dejó la pandemia de la covid-19 es que el mundo digital puede ser uno de los mayores aliados de las empresas, ya que facilita el proceso de interacción con los clientes, acaba con la necesidad de la virtualidad y permite llegar a mercados que en un principio eran impensables, ya fuera por las distancias geográficas o por la falta de logística para llevar sus productos a otros lugares del mundo.
Y es que según la Encuesta de Demanda de Inclusión Financiera realizada por Banca de las Oportunidades, la Superintendencia Financiera de Colombia y el Banco de la República; conforme pasa el tiempo, estos medios de pago siguen creciendo y pese a que la presencia del efectivo todavía se hace sentir, ganan más terreno en el mundo empresarial.
Actualmente, más del 50 % de los encuestados han incrementado el uso de canales digitales como pasarelas de comercio electrónico, pagos por PSE, páginas web de entidades financieras, códigos QR, datáfonos y monederos digitales. Por otro lado, aquellos que han mantenido constante o reducido el uso de consignaciones en efectivo y empresas de giro de remesas superan a los que han aumentado su utilización.
Un dato relevante es que la tenencia de monederos digitales se ha vuelto tan común como la de cuentas de ahorro tradicionales, incluso superando la tenencia de tarjetas de débito. Cabe destacar que la adopción de productos financieros, incluyendo los digitales, es más amplia en las grandes ciudades que en municipios intermedios y áreas rurales.
En este sentido, los monederos digitales tienen una mayor presencia en hogares de menores ingresos en comparación con las cuentas de ahorro, lo que sugiere un gran potencial de estos instrumentos digitales emergentes para promover la inclusión financiera en el país.
La digitalización de la economía también se refleja en cómo los individuos reciben sus principales ingresos. Mientras más de la mitad de los adultos reciben transferencias electrónicas, el 35 % aún lo hace en efectivo y el 12 % a través de giros, cheques u otras opciones. Las transferencias electrónicas prevalecen en las ciudades y en hogares con ingresos altos, mientras que el efectivo sigue siendo predominante en zonas rurales y hogares de bajos ingresos.
A pesar de la creciente digitalización, el efectivo continúa siendo el medio de pago más utilizado por los colombianos en sus transacciones habituales, especialmente en zonas rurales y entre los segmentos de menor nivel educativo. No obstante, las tarjetas de débito y crédito, así como las transferencias electrónicas, son importantes en pagos de mayor valor, como impuestos, ropa y calzado, entretenimiento, electrodomésticos, seguridad social y productos financieros.
La preferencia por el efectivo puede atribuirse en parte a la percepción de los individuos sobre los bajos costos y la facilidad de uso de este medio de pago. Según la encuesta, un alto porcentaje de personas considera que el efectivo, los monederos digitales y el internet son poco o nada costosos, mientras que las tarjetas, especialmente las de crédito, son percibidas como más costosas.
En cuanto a los ahorros, los colombianos muestran una preferencia por mantener su dinero en efectivo. Cerca del 40 % decide guardar sus ahorros en casa, mientras que el 20,8 % lo deposita en bancos, cooperativas o fondos de empleados, y el 17,7 % utiliza monederos electrónicos. Los individuos de hogares con ingresos altos tienden a preferir ahorrar en el sistema financiero, mientras que aquellos de bajos ingresos optan por guardar su dinero en casa.
El creciente uso de los pagos electrónicos contribuye de manera significativa a alcanzar importantes objetivos de política pública. Sin embargo, es necesario seguir avanzando en la facilitación y la reducción de los costos de acceso a estos canales de pago, especialmente para grupos de población con bajos ingresos, menor nivel educativo y que viven en áreas alejadas de los centros urbanos.
La digitalización de los pagos en Colombia ha brindado mayor comodidad y seguridad a los usuarios, permitiéndoles realizar transacciones de manera rápida y eficiente desde la comodidad de sus hogares. Esta tendencia ha sido impulsada por la necesidad de mantener el distanciamiento social durante la pandemia, así como por los avances tecnológicos y la mayor adopción de dispositivos móviles.
No obstante, es importante destacar que aún existen brechas en la adopción de los pagos digitales, especialmente en áreas rurales y entre personas de bajos ingresos. Para cerrar esta brecha, se requiere una mayor educación financiera y acceso a servicios financieros digitales para estos grupos, así como la promoción de políticas que fomenten la inclusión y el uso responsable de los canales de pago electrónicos.