Lula, quien ya fue presidente entre 2003 y 2010, conquistó el domingo un inédito tercer mandato al imponerse al actual mandatario de ultraderecha, Jair Bolsonaro, por menos de dos puntos porcentuales (50,9 % contra 49,1 %).
Con este triunfo, una segunda ola de izquierda parece asentarse en la región, de México a Chile, recordando la de principios de los 2000. Sin embargo, los analistas advierten que esta vez es muy diferente, con una tendencia más hacia el pragmatismo que a la ideología.
Partidos de derecha y centroderecha perdieron el poder en las últimas elecciones en Honduras, Bolivia, Argentina y Chile, además de Colombia, que eligió al primer presidente de izquierda de su historia.
El salto a la izquierda fue impulsado por la crisis económica, que se agudizó con la pandemia de covid-19. América Latina fue una de las regiones más golpeadas: muchos se sintieron ignorados, incluso denigrados, por la clase política, a medida que la pobreza y la desigualdad se agudizaban.
La primera ola de la izquierda en América Latina
En Brasil, además, Bolsonaro fue un líder particularmente polémico y su rechazo impulsó el voto por Lula, un ícono de la izquierda brasileña y latinoamericana. El mandatario de ultraderecha es considerado por muchos brasileños como un político divisivo, racista, sexista y homofóbico.
Su posición escéptica ante la covid es considerada, en gran parte, como una de las causas del enorme saldo de más de 685.000 muertes por la pandemia, y durante su gobierno se disparó la desforestación en la Amazonia, tras sus políticas de impulso al agronegocio y el desmantelamiento de instituciones que la protegían.
Pero sigue teniendo el respaldo de la mitad del electorado, que valora su agenda de valores tradicionales y su manejo de la economía.
A Lula, por su parte, se le reconoce haber sacado de la pobreza a unos 30 millones de brasileños en sus anteriores mandatos gracias a programas sociales financiados por el boom de las materias primas. Acabó su presidencia en 2010 con una aprobación cercana al 90 %.
Pero quedó manchado por acusaciones de corrupción y una condena que en 2018 lo llevó 19 meses a la cárcel, finalmente anulada por motivos procesales. Su figura genera también un gran rechazo en Brasil.
Lula formó parte de aquella ‘marea rosa’ original, con la que llegaron al poder líderes como Evo Morales en Bolivia, Michelle Bachelet en Chile, Rafael Correa en Ecuador y Hugo Chávez en Venezuela.
“Había una ola muy optimista de gobiernos de izquierda que intentaban reducir la pobreza, hacer frente a la desigualdad”, dijo Guilherme Casaroes, analista político de la universidad Fundación Getulio Vargas. “Y las condiciones económicas eran mucho mejores”, agregó.
Luego llegó la crisis financiera mundial que asoló a una América Latina dependiente de las exportaciones, y desencadenó en un cambio reactivo hacia la derecha.
Pero esos gobiernos no afrontaron eficientemente la situación, agravada por una pandemia que puso de manifiesto la desigualdad en el acceso a la salud y la educación.
Sin embargo, esta nueva ‘marea’, si puede catalogarse como tal, no tiene el motor ideológico que movía a la anterior.
“Los gobiernos de izquierda que tenemos en América Latina hoy son muy diferentes entre ellos”, insistió Casaroes. “Están los gobiernos autoritarios como en Nicaragua y Venezuela, tenemos populismo de izquierda en México, y gobiernos relativamente débiles en Chile, Colombia y Argentina”, explicó.
Así, Lula considerado como un izquierdista fiscalmente moderado y pragmático, más que radical o populista tendrá dificultades ante cualquier proyecto de fomento de integración regional.
*Con información de la AFP.