Recientemente, el país se escandalizó con el regreso de las filas para reclamar los subsidios de Renta Ciudadana, que reemplazó a Familias en Acción. Lo que más generó molestia fue que, pese a que ya existen mecanismos de pago digital a través del sistema financiero, se recurriera de nuevo a eternas filas a pleno rayo del sol en las oficinas del Banco Agrario.
Esta imagen hizo que muchos se preguntaran en redes sociales si lo mismo podría ocurrir con los cambios de la reforma a la salud, pero pocos asociaron este tema con la reforma pensional, bajo la cual todos los cotizantes y pensionados quedarían a cargo de Colpensiones, entidad que hoy tiene 6,7 millones de cotizantes y 1,6 millones de pensionados.
Bajo la reforma, los 18,8 millones de afiliados a los fondos de pensiones pasarían automáticamente a Colpensiones, es decir, que este tendría que triplicar su capacidad, algo que genera inquietud, pues según un documento que circula en las unidades de trabajo legislativo de varios senadores, tras 11 años de operación, Colpensiones aún no ha podido actualizar sus sistemas de información, ni automatizar todos sus procesos. ¿Y si no lo ha logrado con menos de 7 millones de afiliados, cómo será con 25 millones?
Si bien la reforma plantea que el traslado sea en enero de 2025, los expertos en sistemas dicen que ese tipo de actualizaciones no se alcanzan a hacer en un año y que además se agregarían varias complejidades, pues todos los afiliados de Colpensiones no estarán bajo las mismas condiciones. Hoy, ya su operación es enredada porque tiene que administrar la herencia del antiguo ISS y la transición de 2012. Con la reforma se agrega un nuevo grupo de transición, que bajo lo aprobado hasta ahora son mujeres con 750 semanas cotizadas y hombres con 900, lo que se calcula en un millón de personas.
A eso se sumará el manejo operativo con los fondos de pensiones de las personas que ganen más de tres salarios mínimos, pues solo esa porción la cotizarán en Colpensiones y el excedente con las AFP. Una de las grandes incógnitas operativas estará entre quienes cotizan por prestación de servicios, pues sus ingresos varían y unos meses solo cotizarían en Colpensiones y otros, si les quedaría algo, para los fondos. Además, hay una gabela que se crea en la reforma, bajo la cual se va a permitir que todos los que no se pasaron a tiempo de los fondos privados a Colpensiones lo puedan hacer, pero su traslado no sería en 2025, sino tan pronto se sancione la ley.
Aunque suena sencillo, en la práctica, en términos informáticos, no lo es, pues hay que cambiar los sistemas que ya tienen definidos los parámetros para el traslado. Si bien es un cambio posible, tampoco se hace de la noche a la mañana y serían unas 300.000 personas que se pasarían automáticamente. Eso sin contar los que se deben pensionar a finales de 2024, pues tendrían que pasar de los fondos a Colpensiones, y eso tampoco está claro.
Un expresidente de Colpensiones coincide en el atraso tecnológico de la entidad y dice que solo habría dos salidas: ampliar el periodo de traslados mucho más allá del primero de enero de 2025 o crear una entidad desde cero, más ligera que Colpensiones, que nazca con los elementos tecnológicos necesarios para adoptar la nueva normatividad y que la actual Colpensiones se quede con el legado del ISS y el nuevo régimen de transición.
La senadora Norma Hurtado, que fue ponente de la reforma, dice que Colpensiones ya tiene puesto en marcha un plan de modernización y que requerirá 1 billón de pesos anuales para administrar los nuevos afiliados. No obstante, admite que ella y otros senadores han planteado que la reforma entre en vigencia a partir de 2026 para darle más tiempo a Colpensiones.
Ojalá en las discusiones que faltan en el Congreso se logre dar solución al tema operativo para que en el futuro no sean los pensionados los que estén haciendo eternas filas para reclamar sus mesadas, ni los cotizantes para que les aclaren su historia laboral y sus aportes.