La inflación es uno de los mayores retos que enfrentan las economías a nivel mundial, debido a que su comportamiento al alza está llevando al recrudecimiento de las políticas económicas en los países para hacerle frente y que se ha visto reflejada en ajustes alcistas en las tasas de interés, lo que a su vez está teniendo efectos sobre el consumo de los hogares.
Una de las entidades financieras más respetadas de los Estados Unidos, el JP Morgan, dio a conocer a comienzos de este año un análisis sobre las perspectivas económicas para este 2023; centrándose en el comportamiento que se estima tendrá la inflación, se indica que el aumento generalizado en los precios de los bienes y servicios irá lentamente descendiendo en los próximos meses. Situación que contribuirá a que vayan flexibilizando los ajustes en las tasas de interés, tanto por la Reserva Federal de los Estados Unidos, como de los principales bancos centrales del mundo.
Aunque hay perspectivas alentadoras frente al tema, los expertos reconocen que no será un proceso fácil, ya que hay muchas variables que podría favorecer o agravar la inflación. De suceder esto último, se acentuaría mucho más el menor ritmo de crecimiento de la economía mundial y que, según estimaciones de entidades como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, se sitúan por debajo del 2%.
En lo que respecta a Estados Unidos, que ha venido haciendo ajustes más moderados en las tasas de interés para controlar la inflación, todavía se requerirá de la continuidad de esta medida, porque los precios de los bienes y servicios siguen impactando el bolsillo de los ciudadanos. Esto quedó reflejado en el más reciente reporte que entregó el Departamento de Comercio frente al Índice de Precios al Consumidor (IPC) para el primer mes del año.
A pesar de ello, los encargados de formular políticas de la Reserva Federal sostienen que no existe un precedente reciente de un banco central que derrote con éxito la inflación sin “sacrificios económicos sustanciales o recesión”.
Citando cientos de casos históricos desde 1950 en las principales economías, en un informe que aborda esta coyuntura concluye que los bancos centrales “posiblemente tengan problemas en alcanzar objetivos de desinflación sin sacrificar de manera significativa la actividad económica”.
En este informe, preparado por economistas en un seminario organizado en Nueva York por la Booth School of Business de la Universidad de Chicago, se estima que la Fed “deberá reajustar significativamente sus políticas para alcanzar su objetivo de inflación de aquí a finales de 2025″.
El análisis identificó paralelos entre el contexto actual y el de finales de los años 1970, cuando el entonces presidente de la Fed, Paul Volcker, aumentó drásticamente las tasas de interés para contrarrestar la escalada inflacionaria. Y como hace 40 años, la Fed no reaccionó suficientemente rápido, indica el informe.
El caso Volcker “muestra cuán costosa puede ser la desinflación una vez que un banco central ha perdido credibilidad para controlar la inflación”, dice el reporte. Sin embargo, la naturaleza “sin precedentes” de la pandemia hizo diferente al periodo actual, subrayó Philip Jefferson, uno de los gobernadores de la Fed, presente en el seminario.
Los modelos económicos, “aunque siguen siendo útiles en muchos aspectos, son más difíciles de aplicar”, y “deben ser utilizados con una interpretación y juicio cuidadosos”, advirtió Jefferson, alertando sobre la necesidad de “un examen cuidadoso de datos en tiempo real”.
Así las cosas, el panorama tanto en Estados Unidos como para el resto del mundo demuestran que los ciudadanos deberán aprender a convivir con esta realidad de la inflación y que volver a niveles como los registrados en años anteriores, no será una situación que se haga evidente en el corto y mediano plazo.
*Con información de AFP.