Tras alcanzar en marzo pasado su nivel más alto del presente siglo (13,34 %), la inflación ha venido bajando, aunque a un paso lento. En julio quedó en 11,43 % y ese descenso, sumado a la fuerte desaceleración que ha tenido la economía nacional este año, ha llevado a muchos sectores a pedir una reducción de las tasas de interés del Banco de la República, hoy en un nivel históricamente alto de 13,25 %.
Ese pedido, sin embargo, difícilmente tendrá eco entre la junta del emisor, no solo por el lento descenso de la inflación, sino porque hay factores que podrían complicar aún más la esperada corrección del nivel de precios en el país. Entre ellos está el fenómeno de El Niño, que se prevé arranque en forma el año entrante, y la subida del salario mínimo para 2023.
Munir Jalil, economista jefe para la región andina de BTG Pactual, explicó en un encuentro con periodistas que el fenómeno climático indudablemente va a afectar los precios de los alimentos, los cuales son determinantes en el costo de la canasta familiar, al tiempo que estima que con el actual nivel de inflación es muy probable que en las negociaciones del salario mínimo para 2024 se defina de nuevo un aumento de dos dígitos, tal como ocurrió en 2022 y 2023, y tal como lo anunció recientemente el viceministro de Hacienda, Diego Guevara.
No obstante, Jalil no cree que dicha alza sea del 16 %, como se aplicó para este año, sino de un rango entre 12 % y 13 %. Igualmente, dijo que hay otros factores externos que frenarían mayores bajas de las tasas de interés del emisor, las cuales sirven de guía para las demás tasas de interés que se cobran en el país.
En particular se refiere a las decisiones de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, el cual orienta a sus pares del resto del mundo. Las tasas de la Fed actualmente están en un rango de entre 5,25 % y 5,5 % (su nivel más alto en 22 años) y la estimación de expertos como Jalil es que suban hasta 2,75 %, para luego sí bajar a 5,25 % en 2024. “Esto implica que la Fed va a poner el palo muy alto y ningún país suele tener sus tasas de interés por debajo de las de la Fed. Eso va a implicar que en Colombia las tasas se mantengan altas y con poco margen para bajas considerables, lo que seguirá teniendo impactos sobre el crecimiento”.
¿En estanflación?
A las preocupaciones por la desaceleración de la economía y un costo de vida persistentemente alto se suman los temores de algunos analistas que creen que Colombia estaría entrando en una era de estanflación, la cual consiste en una situación en la que conviven en simultánea un estancamiento económico y una alta inflación.
Jalil aseguró que técnicamente el país no está en esa situación, pues no registra crecimientos negativos (creció 3 % en el primer trimestre y 0,3 % en el segundo) y, mal que bien, la inflación ha venido bajando. Sin embargo, precisó que en Colombia solo ha decrecido dos veces en su historia reciente (en 1999 y en 2020), lo que implica que, para los estándares del país, cuando se crece por debajo del 2 % se estaría en recesión y eso sí es lo que se ve hoy. “Bajo esta métrica sí estaríamos en una estanflación, dado que tenemos una demanda doméstica muy golpeada, un menor consumo de los hogares y costo de vida aún elevado”, anotó.