En el marco de sus 30 años de operación, el puerto de Buenaventura ha logrado mantenerse como uno de los más relevantes de la región, ocupando el puesto 44 a nivel mundial y el cuarto en América Latina.
Liborio Cuéllar Araujo, gerente general de la Sociedad Portuaria de Buenaventura, destacó los resultados obtenidos durante el primer semestre de 2024, a pesar de los obstáculos que aún enfrenta la industria.
Uno de los factores más críticos ha sido la situación geopolítica entre Israel, Hamás y Palestina, que ha alcanzado la zona del Mar Rojo, obligando a las navieras a desviar sus rutas.
Antes los barcos lograban cruzar por el canal de Suez hacia el mediterráneo. Ahora, deben rodear todo el continente Africano, lo que ha incrementado significativamente los tiempos de entrega y los costos del flete.
Esta situación, que empezó en 2023, ha provocado que las tarifas de transporte aumenten hasta 7.500 dólares, en comparación con los 1.000 dólares registrados el año anterior. Así mismo, envíos que solían tardar entre 22 y 30 días, ahora se demoran más, complicando la logística global.
Otro aspecto que Cuéllar resaltó como crítico para el sector portuario fue el impacto de las condiciones climáticas en el Canal de Panamá a inicios de 2023.
“La falta de lluvias limitó el tránsito regular de barcos, lo que provocó una ralentización significativa del comercio. Aunque el flujo en el canal ya se ha normalizado, los precios de envío no han regresado a los niveles previos, lo que sigue afectando al sector”, explicó Cuéllar.
El puerto de Buenaventura, importancia, retos y oportunidades
Buenaventura es el puerto más importante del Pacífico colombiano y un punto esencial para el comercio exterior del país. Desde aquí se exporta el 70% del café colombiano y el 99% del azúcar, productos que son vitales para la economía nacional. Además, el puerto maneja el 34% de los cereales que llegan a Colombia, como maíz y trigo, y el 44% de los vehículos importados.
Cuéllar subrayó la importancia de la posición geográfica del puerto, que está a poca distancia de grandes centros de consumo como Bogotá, Medellín y Cali. Esta proximidad, junto con su infraestructura, que incluye 2.150 metros de muelle y 1.300 metros dedicados a contenedores, permite que Buenaventura se mantenga competitivo en el ámbito internacional, a pesar de las complejidades logísticas que enfrenta el sector marítimo global.
Uno de los grandes desafíos que enfrenta Buenaventura es el aumento de la profundidad de su canal de acceso. El puerto actualmente opera con un calado de 12,5 metros, lo que obliga a los buques de gran tamaño a ingresar durante las mareas altas. Para atender esta limitación, se tiene previsto un dragado que elevará el calado a 16 metros, con una inversión estimada entre 140 y 200 millones de dólares. Este proyecto, que se iniciará en 2026, será clave para seguir atrayendo buques de mayor capacidad y competir con otros puertos del Pacífico, como los de Chile y Perú.
A nivel competitivo, Buenaventura también enfrenta la construcción de Puerto Antioquia, que será un dinamizador importante en el comercio de productos como el banano. Sin embargo, Cuéllar aclaró que Puerto Antioquia se centrará principalmente en la exportación de ese producto, por lo que “no afectará directamente las operaciones de Buenaventura, que seguirá siendo el principal puerto de exportación para productos como el café y el azúcar”.
Aunque los desafíos persisten, el puerto de Buenaventura espera continuar su crecimiento. Se anticipa que las dificultades logísticas en el Mar Rojo seguirán afectando la industria hasta 2025. Sin embargo, el puerto ha demostrado su capacidad de adaptación en medio de esta incertidumbre.
Por último, Cuéllar explica que el puerto de Buenaventura se ha consolidado como líder regional en seguridad. A diferencia de otros puertos en países como Ecuador o Perú, donde las medidas de seguridad aún no han alcanzado los niveles necesarios para hacer frente a fenómenos como el narcotráfico, Buenaventura ha implementado en sus protocolos tecnologías como el uso de drones, más de 600 cámaras de vigilancia, y la inspección subacuática de los barcos mediante buzos especializados. Estos mecanismos han permitido una vigilancia más cercana de las operaciones y el tráfico ilegal.
“Hemos realizado una inversión importante que ha colocado a Buenaventura al nivel de otros puertos internacionales. Ahora, con el apoyo del gobierno nacional, esperamos seguir avanzando para que nuestras instalaciones tengan la capacidad de seguir manteniéndose a la altura de lo que exige el mercado internacional”, concluyó Cuéllar.