El dato de la inflación de octubre ha generado una mayor incertidumbre al cierre del año. La cifra de 12,22 % anual para ese mes es la más alta en los últimos 23 años, lo ubican por encima de las expectativas del mercado.

Las alarmas se han encendido porque se ha estimado que, en el último trimestre del año, la inflación empezaría a ceder, pero por el resultado de octubre y los escenarios de corto plazo no será fácil romper la tendencia en los próximos meses.

Según el Dane, la inflación mensual en octubre fue de 0,72 % y la anual de 12,22 %. La de alimentos alcanzó el 27,0 % en la variación anual. Como advierte Scotiabank Colpatria, los aportes más importantes a la inflación están en el grupo de los alimentos, con un crecimiento mensual de 1,21 % liderado principalmente por los precios de la papa que dejaron de bajar porque se acabó la cosecha; los huevos y algunas frutas frescas que están determinadas por los alimentos importados, especialmente. La variación anual del arroz ha sido de 42 %, la de las frutas de 27 % y en los huevos registra casi 37 %.

A su vez, dice BBVA Research, indica que la inflación en otros grupos de consumo se aceleró en 83 puntos básicos frente al mes anterior en términos anuales, alcanzando 9,15 % en octubre. “En términos anuales, las subcanastas sin alimentos (bienes, servicios y regulados) mostraron mayores aceleraciones que la canasta de alimentos”, dice esa entidad financiera. La mayor aceleración se da por el incremento en precios de bienes como vehículos y productos de aseo personal, limpieza para el hogar y bebidas alcohólicas. La segunda mayor aceleración la protagonizan los servicios, donde destacan los seguros para vehículos, el transporte en avión y paquetes turísticos.

Adicionalmente, los elementos de hogar y los automóviles –dos categorías relevantes entre los productos importados– han presentado significativas alzas que hacen que la inflación no pueda bajar en el margen, dice Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria.

El combustible de la inflación

Ya desde cerca de mitad de año, la inflación se ‘comió’ el incremento al salario mínimo para 2022. Además, es uno de los ‘impuestos’ más duros para los pobres y vulnerables. De hecho, mientras en promedio, la inflación anual en octubre llegó a 12,22 %, para los pobres fue de cerca del 14 %.

La corrección de las expectativas de inflación ha venido al alza. Hace unos meses se estimaba que a mitad de año el costo de vida empezaría a ceder, por el contrario, siguió en una tendencia alcista.

Como advierte un documento de Davivienda, a principios de 2022 existía mucha incertidumbre en las proyecciones de inflación para el año debido a la combinación simultánea de varios factores: restricciones de oferta, la incertidumbre por la dinámica de consumo de los hogares y el endurecimiento de las condiciones financieras. En enero, la Encuesta de Expectativas del Banco de la República mostraba que los analistas, en promedio, esperaban que la inflación de 2022 cerrara en 4,42 %, mientras que en la última encuesta (septiembre) se espera que la inflación cierre el año en 11,22 %. La pregunta es ahora con los resultados de octubre hacia dónde se moverán los cálculos.

Todo indica que, al menos en los próximos meses, la inflación se mantendrá en doble dígito y con posibilidad de aumentar, por las tensiones originadas del conflicto entre Rusia y Ucrania, el poder del dólar y factores internos como el invierno y los efectos de la reforma tributaria, que podrían llevar a las empresas a aumentar los precios.

BBVA Research espera que la inflación continúe en ascenso hasta cerrar el año en 12,5 %. En 2023 se espera que la inflación de alimentos ceda durante la primera parte del año. Finalmente, la moderación de la inflación total se acentuará hacia el segundo semestre del año.

Olarte, de Scotiabank, señala que la inflación podría terminar más o menos en 12,5 % a diciembre de este año; sin embargo, el próximo año estima que especialmente los alimentos comenzarían gradualmente a bajar y se llegaría a una inflación cercana al 6,5 % para finalizar el próximo año.

¿Qué va a pasar en los próximos meses? Olarte considera que “los aumentos en el precio de la gasolina, la indexación de precios por el salario mínimo que se está negociando y la tasa de cambio nos hacen pensar que el sesgo de esta inflación continúa siendo hacia el alza”.

Con él coincide en gran parte Juan David Ballén, director de análisis y estrategia de Casa de Bolsa SCB Grupo Aval. “La expectativa de inflación de aquí a 2023 continúa siendo al alza por el aumento del precio del combustible, el alza del dólar, la reforma tributaria, el aumento del salario mínimo de 2023, la indexación al IPC”, dijo.

En resumen: el aumento en el precio de la gasolina que, seguramente a final de año, se acercará a los 10.000 pesos por galón –aunque ya en algunas ciudades como Tunja y Villavicencio los precios superan este valor–, el invierno y su impacto en los alimentos y la logística; y la volatilidad de dólar, que ha tocado picos superiores a los 5.100 pesos afectando los productos y materias primas importadas, seguirán impulsando la inflación. Y el salario mínimo para 2023 –cuyo incremento estaría en un rango entre 13 y 18%– será uno de los factores de tensión en la inflación.

Los que preocupan

Sin duda, en el corto plazo, la gran preocupación del costo de vida está en los alimentos. Sus precios se han convertido en un verdadero dolor de cabeza y son el principal motor de la inflación, pero cuya historia no es de corto plazo.

Según un informe del Banco de la República, desde el segundo semestre de 2021 los precios de los alimentos en Colombia crecieron en promedio 12 puntos porcentuales más que en los otros países de la Ocde y siete puntos porcentuales más que en el resto de América Latina.

En un análisis dentro del reciente Informe de Política Monetaria, investigadores del Banco de la República evidencian que esta diferencia en la inflación de alimentos entre Colombia y otros países surge en mayo de 2021. “Este momento coincide precisamente con el inicio de los bloqueos viales por el Paro Nacional, y no se explica por diferencias entre países respecto a la devaluación de las monedas y los excesos o defectos de lluvias, ni por las importaciones de insumos y exportaciones de alimentos en Colombia”, dice el informe y explica que los bloqueos viales durante el paro afectaron la producción agropecuaria en el país, con efectos que aún persisten en algunos sectores, impactando los ciclos de producción, que en algunos casos apenas se recuperarán el año entrante.

Ahora tendrá varias presiones. Por una parte, la decisión del Gobierno de retomar la senda de incremento del precio de la gasolina afectará el costo de vida, entre ellos el precio de los alimentos.

Si bien aún no hay aumento en los precios del diésel y el transporte interdepartamental e intermunicipal no se afectaría, dentro de las ciudades gran parte de la operación logística se hace con vehículos que se mueven con gasolina, lo que se llevaría al costo final de los productos.

Además, el inclemente invierno no solo está afectando cosechas y producciones, sino que también impacta la infraestructura en las regiones aislando centros de producción con los de consumo, haciendo los trayectos más largos, incrementando los precios o generando pérdidas en perecederos. Por si fuera poco, el invierno es ‘caldo de cultivo’ de plagas y afectaciones que perjudican los cultivos.

A su vez, el precio del dólar impulsa los precios de los importados y las materias primas que vienen del exterior. En el caso de alimentos, algunas frutas, cereales, pero también el maíz y el trigo para los alimentos procesados para la industria avícola y porcina –que representan cerca del 70 % de sus costos–, al igual que los fertilizantes. Y las tasas de interés dificultarán el endeudamiento para los agricultores.

Además de los alimentos, preocupan algunos precios, cuya tendencia alcista no se ha podido reversar. En especial, las tarifas de energía que, de acuerdo con anuncios del Gobierno, en noviembre se esperan ver las reducciones de entre 4 y 8 %, luego de los acuerdos con las empresas del sector.

No obstante, para el mes de octubre la inflación anual ha sido de 28,5 %, aunque en las capitales de la Costa Caribe, las cifras están por encima del 40 %: Santa Marta, 48,11 %; Riohacha, 44,17 %; Sincelejo, 43,98 %; Montería, 43,79 %; Valledupar, 43,62 %; Cartagena, 42,37 %, y Barranquilla, 41,73 %. Además del incremento en los precios, la inquietud que persiste es sobre la tensión social que se ha generado en torno a las tarifas de energía y si una reducción de entre 4 y 8 % será suficiente para los consumidores frente a un incremento tan alto.

En lo que a 2023 se refiere, agrega Davivienda, un factor importante a monitorear será el incremento del salario mínimo, debido a su influencia en la inflación del primer trimestre y en rubros tales como: las comidas fuera del hogar, las cuotas moderadoras en las EPS, el Seguro Obligatorio contra Accidentes de Tránsito (Soat) y multas de tránsito, entre otras.