Uno de los fenómenos políticos que ha caracterizado a América Latina durante las últimas décadas, sin duda tiene que ver con la transición ideológica que se está viendo en los gobiernos de los países que componen esta región, donde la izquierda política ha ganado cada vez más espacios, al punto de que ya se instaló en 12 de las 19 presidencias y actualmente trabaja de la mano para crear un frente común que les permita salir adelante y convertirse en una potencia económica.
No obstante, si bien en su momento los gobernantes de esta corriente llegaron con promesas de cambio y discursos con los que prometían una reducción de la desigualdad social y la pobreza, esto no se ha cumplido, y muchos empiezan a preguntarse si en realidad podrán cumplir todo aquello con lo que se comprometieron o simplemente se convertirán en más de lo que las personas que habitan esta parte del mundo han vivido por años.
Para el caso de Colombia, esta transición de poder arrancó con Gustavo Petro, un reconocido político de izquierda, quien sucedió a Iván Duque (de derecha) en el poder y durante su campaña promovió un discurso de cambio y transformación social. No obstante, a poco más de nueve meses de haber llegado a la Casa de Nariño, los mercados se encuentran bastante inquietos y muchos inversionistas prefirieron mover sus capitales a otros países, luego de escuchar los mensajes e intenciones del mandatario nacional en materia económica.
Un reciente análisis del diario británico The Economist, titulado ‘El experimento de la izquierda en América Latina es una advertencia para el mundo’, revisa lo que hasta el momento ha sido el gobierno Petro y lo califica como un ejemplo “extremo”, destacando que en apenas ocho meses disolvió su gabinete y convocó “un gobierno de emergencia. Así mismo, habla sobre las reformas que adelanta en el Congreso, las cuales han enfrentado una gran oposición.
“El señor Petro es más extremo. A fines de abril, disolvió su gabinete y llamó a un Gobierno de emergencia después de que varios miembros no estuvieran de acuerdo con aspectos de su agenda, incluida la ampliación de la intervención estatal en el sistema de salud. También ha enfrentado resistencia a sus reformas de pensiones y laborales. El señor Petro reemplazó al gabinete, incluido José Antonio Ocampo, el moderado ministro de Finanzas, con sus aliados. Sin embargo, todavía enfrenta oposición en el Congreso”, reseña el artículo.
En su análisis, este diario también habla sobre el estancamiento económico que está viviendo la región y expone datos como los de “Goldman Sachs, un banco, el crecimiento anual del PIB en el grupo de los siete países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México y Perú) promedió el 3,4 % entre 2011 y 2013 y solo el 0,9 % entre 2013 y 2019″.
“Este año, Goldman Sachs estima que será del 1 %. En comparación, el FMI predice que Asia Oriental crecerá un 4,3 % este año. Durante la última década, el PIB per cápita en América Latina ha permanecido prácticamente estancado en términos reales”.
“Para financiar un mayor gasto social, América Latina necesita un mayor crecimiento económico. Sin embargo, no hay señales de que esté repuntando. La inversión, uno de los impulsores del aumento de los niveles de vida, es débil. Durante las últimas tres décadas, la participación de la región en los flujos globales de inversión extranjera directa ha disminuido. La burocracia, las políticas inconsistentes y la volatilidad política ahuyentan a los inversores, aunque no a todos: en 2021, las empresas chinas invirtieron $ 6 mil millones en Brasil, la mayor cantidad desde 2017, según el Consejo Empresarial China-Brasil”, se puede leer en el informe.
Por otra parte, resalta que la región actualmente enfrenta desafíos económicos, como un estancamiento del crecimiento y altos niveles de desigualdad. El bajo crecimiento económico ha llevado a una mayor desilusión entre la población y a un debilitamiento de la confianza en la democracia. Esto ha abierto el camino para que líderes de derecha y populistas ganen apoyo, como lo demuestra el caso de Jair Bolsonaro en Brasil y Nayib Bukele en El Salvador.
Los gobiernos de izquierda en América Latina, incluido el liderado por Gustavo Petro en Colombia, prometen reducir la desigualdad a través de mayores impuestos a los ricos y la implementación de programas de bienestar social. Sin embargo, existe preocupación sobre la viabilidad de estas propuestas y su impacto en la economía. Los altos impuestos a los ricos pueden desincentivar la inversión y limitar el crecimiento económico, lo que a su vez dificultaría la generación de empleo y el aumento del nivel de vida de la población.
“Un peligro es que haya una crisis financiera. Los diferenciales de riesgo de la deuda en la región son generalmente tolerables. Pero en algunos casos han aumentado y, en general, son ligeramente más altos que en los mercados emergentes de Asia. Colombia claramente ha empeorado, mientras que Brasil es más alto de lo que solía ser”, expone.
Los peligros de la izquierda para América Latina
En una visión un poco más amplia respecto a lo que está sucediendo en América Latina con los gobiernos de izquierda, The Economist resalta que esta región ya tuvo un periodo de inclinación hacia la izquierda conocido como la “marea rosa” que tuvo lugar entre 1998 y 2015. Durante este tiempo, se implementaron políticas populistas y se promovió la redistribución de la riqueza a través de subsidios sociales y programas de bienestar. Sin embargo, este enfoque no logró generar un crecimiento sostenible ni reducir la desigualdad de manera significativa.
También sostiene que esta parte del mundo ya ha experimentado los efectos negativos de políticas de izquierda mal implementadas en el pasado y recuerda el caso de países como Venezuela y Nicaragua, el intervencionismo estatal excesivo ha llevado a la corrupción, la falta de libertades individuales y un colapso económico.
Estas son advertencias claras de los peligros que pueden surgir cuando la izquierda política se desvía hacia el autoritarismo y el populismo.
El informe cierra advirtiendo que “si estos políticos de izquierda fracasan, podría aumentar aún más la desigualdad y el descontento”, al tiempo que recuerda casos como los de Chile, donde la reciente elección constitucional en Chile fue ganada por el partido de José Antonio Kast, un político ultraconservador que se postuló contra Boric en 2021″ o el de Argentina, donde “Javier Milei, un derechista libertario, está ganando popularidad por sus opiniones extremas”; para decir que “si los nuevos políticos de izquierda pierden apoyo, hay muchos populistas de diferentes corrientes políticas esperando para captar sus votos”.