La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, banco central) deberá resolver un dilema esta semana entre aumentar sus tasas de interés y potencialmente alimentar la crisis bancaria, o mantenerlas a su nivel actual, a riesgo de moderar su combate a la inflación.
“Los datos económicos estadounidenses, sobre el mercado de trabajo y la inflación, respaldan un alza de 25 puntos básicos” de la tasa de referencia, un cuarto de punto porcentual, sostiene Rubeela Farooqi, economista de HFE.
El mercado se pregunta si la Fed procederá a ese aumento contenido, a un aumento más fuerte, de medio punto, o si, por el contrario, mantendrá los tipos de interés al término de su reunión de política monetaria el miércoles.
Una de las funciones principales de la Fed es controlar la inflación, que sigue alta y erosiona el poder de compra de los estadounidenses. Las tasas de interés son su principal herramienta para combatir la subida de precios: al aumentarlas, el organismo encarece el crédito para consumo e inversión, y desalienta así la demanda, para enfriar la economía.
El presidente del banco central, Jerome Powell, anticipaba hace dos semanas un incremento mayor y más rápido de tasas del esperado hasta entonces, pero el contexto mutó: tres bancos estadounidenses quebraron, entre ellos el Silicon Valley Bank (SVB), en la mayor debacle bancaria en Estados Unidos desde la crisis financiera de 2008.
Las autoridades intervinieron en medio de una crisis que se expandió y el domingo 19 de marzo, el banco suizo UBS compró al también suizo Credit Suisse, en dificultades.
“Los acontecimientos recientes cambiaron completamente el panorama” y la Fed “debe actuar con prudencia” para evitar poner en peligro a más bancos, consideró en una nota Michael Gapen, economista jefe de Bank of America.
SOS por los bancos
Los responsables de la Fed tendrán una disyuntiva importante a resolver y “deberán encontrar un equilibrio entre las preocupaciones por la estabilidad financiera y las preocupaciones ligadas a la inflación”, resumió Nathan Sheets, economista jefe de Citigroup Global, en declaraciones a la AFP.
La caída de estos bancos se vio impulsada en buena medida por el aumento de tasas decidido por la Fed, a un ritmo inédito desde inicios de los años 1980. Cuando hace un año las tasas eran de 0 a 0,25 % para estimular el consumo lastrado por la pandemia, ahora los tipos de referencia se ubican en 4,50 y 4,75 %.
Este incremento de tasas expuso a los bancos a una reducción del valor de algunos de sus activos. La Fed prestó 12.000 millones de dólares a los bancos entre el domingo y el miércoles de la semana pasada, gracias a un nuevo programa específicamente diseñado para este momento y destinado a respaldarles para que puedan honrar las demandas de retiros de sus clientes.
Los préstamos a muy corto plazo, habituales, pasaron de 5.000 millones a 152.000 millones en una semana. La Fed prestó 142.800 millones solo a dos entidades creadas por los reguladores para suceder a SVB y a Signature Bank, un banco neoyorquino cerrado el 12 de marzo por los reguladores.
Estos créditos aumentaron en 297.000 millones de dólares su hoja de balance, que trataba de reducir desde junio luego de haber comprado títulos durante la pandemia para inundar de liquidez el mercado y evitar un colapso. Este dato podría pesar en su decisión, puesto que inyectar liquidez en la economía va precisamente en contra de su principal objetivo, que es bajar la inflación.
Una economía sólida
La secretaria del Tesoro de ese país, Janet Yellen, según un borrador de su discurso, sostiene que el sector bancario estadounidense se está “estabilizando” tras las recientes quiebras de los bancos Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Ban.
Esta jefe de una de las autoridades monetarias de los Estados Unidos dará un discurso este martes durante una cumbre proyectada en ese país.
Las quiebras provocaron una crisis de confianza, ya que muchos clientes de bancos de tamaño medio retiraron su dinero y lo depositaron en entidades más grandes, consideradas demasiado potentes para que el gobierno no las rescatara en caso de quiebra.
Pero “las salidas agregadas de depósitos de los bancos regionales se han estabilizado”, tras las medidas de las autoridades para apuntalar la confianza y frenar el contagio, según las declaraciones de Yellen.
“Nuestra intervención era necesaria para proteger el sistema bancario estadounidense en general. Y acciones similares podrían justificarse, si instituciones más pequeñas sufren retiro de depósitos que planteen riesgos de contagio”, según ese borrador.
Tras la quiebra del SVB, el Tesoro, la Reserva Federal (Fed, banco central) y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos establecieron planes para garantizar que sus clientes pudieran acceder a sus depósitos. Sin embargo, el miedo entre los inversionistas se mantiene y por ahora todos están atentos a los anuncios que se hagan desde la Fed, que se reúne esta semana.
*Con información de AFP.