Un año después de que se aplazara la asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por la llegada de la pandemia de covid-19, el esperado encuentro por fin se realizará de manera semipresencial en su sede original, Barranquilla, entre el 15 y el 21 de marzo próximos.

Claver-Carone es el actual asesor de seguridad Nacional para la América Latina de Donald Trump. De ganar, reemplazaría en el BID a Luis Alberto Moreno.

Este será el primer gran evento de una multilateral con un componente de presencialidad, dice el alcalde de la capital del Atlántico, Jaime Pumarejo. En medio de la pandemia, las asambleas del Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, entre otras entidades, se han efectuado en total virtualidad. Por eso la expectativa es grande frente al desarrollo que tendrá este evento en la capital del Atlántico.

Tras su posesión en el cargo a finales del año pasado, el nuevo presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, confirmó que el encuentro se haría en Barranquilla. El alcalde Pumarejo destaca que su ciudad fue la primera del programa Ciudades Sostenibles y Competitivas, impulsado por esta multilateral, y trabaja actualmente en inversiones y créditos bilaterales, posiblemente con anuncios importantes pronto.

Las reuniones presenciales tendrán lugar en el Pabellón de Cristal, un imponente escenario construido especialmente para albergar esta asamblea en la versión que estaba prevista para el año pasado. Allí asistirán de manera presencial un poco más de un centenar de delegados, entre miembros del equipo ejecutivo del BID y funcionarios de los Gobiernos nacional y regional.

Jaime Pumarejo. Bogotá Agosto 6 de 2019. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: Juan Carlos Sierra

El evento se cumplirá cumpliendo todas las restricciones de aforo, pues el objetivo es evitar aglomeraciones y seguir de forma estricta con los protocolos de bioseguridad.

Y aunque la reunión no tendrá el despliegue de otras que se realizaron en el pasado, con miles de funcionarios y empresarios de los 48 países socios llenando los escenarios para los distintos foros, paneles de debate y reuniones, las decisiones de este año serán trascendentales.

El BID se juega su futuro en la asamblea por el momento complejo que enfrentan las economías de los países socios. Desde hace varios meses, la entidad trabaja para ambientar una propuesta de capitalización del banco –la última fue en 2010–, fundamental para atender las crecientes necesidades de crédito de las naciones de la región, golpeadas por el impacto del coronavirus.

Pero la capitalización no será fácil. Los recursos deben ser aportados por los propios socios, y en varios países de América Latina y el Caribe el palo no está para cucharas por el gasto fiscal para atender la emergencia sanitaria, y el apretón que viene en adelante cuando tengan que pagar.

La máxima expectativa se concentra en la decisión de Estados Unidos, el mayor socio del BID en el hemisferio, con 30 por ciento del capital. En la reunión de gobernadores, que será virtual y congregará a los 48 ministros de Hacienda, podría anunciarse la decisión sobre la capitalización. La entidad necesita un nuevo aporte de capital para apalancar los créditos que necesitan los países de menor ingreso en la región a fin de invertir en desarrollo.

La esperanza crece, pues Estados Unidos al igual que, recientemente, los países de la Unión Europea, el Reino Unido y Japón han lanzado un millonario plan de salvamento para evitar que sus economías colapsen. El presidente Joe Biden obtuvo la aprobación de un paquete de ayudas por 1,9 billones de dólares.

Lograr que Biden haga un guiño y se meta la mano al bolsillo para apoyar la capitalización del BID, una de las instituciones que más apoya a los países de la región, será el gran desafío del equipo directivo de esta multilateral. Aunque no parece fácil, la apuesta es que en Barranquilla se concrete este tema, que definirá el futuro de la entidad.