En medio del fuerte debate sobre el futuro de los hidrocarburos en Colombia, un peso pesado de ese sector hace unas advertencias preocupantes para la economía del país. Se trata de Alberto Calderón, el presidente mundial de AngloGold Ashanti. En diálogo exclusivo con SEMANA, Calderón plantea las incertidumbres que tiene como colombiano en este proceso de transición energética en el país. Y entrega un angustiante panorama mundial de lo que puede venir.
“El mundo consume hoy más o menos 100 millones de barriles al día y el precio está entre 70 y 75 dólares. Con lo que está pasando con los carros eléctricos y con la decisión de Europa de prohibir los carros de motor combustible a partir de 2034, se estima que la demanda mundial va a bajar en algún momento en la siguiente década por ahí a 70 millones de barriles. Y esto es importante: el petróleo no se está desapareciendo. ¿Qué pasa si el petróleo baja de 100 a 70 millones de barriles? El precio se desploma por allá a 30 dólares”.
En ese sentido agrega que “en algún momento de la década siguiente los únicos que pueden realmente sacar petróleo son los países del Medio Oriente; es decir, Arabia Saudita y otros. Ellos tienen unos lifting cost (costos de producción) tan baratos que pueden todavía producir plata con barril a 40 dólares. Colombia no. Si usted mira ahora cuál es el precio en el que se justifica una exploración nueva, uno podría discutir, pero es por encima de 50 a 55 dólares. Si estamos hablando de que el precio va a quedar por debajo de 40 dólares, en la siguiente década toda inversión nueva ya no se va a justificar. Ese es el riesgo que tiene un país como Colombia, en donde el precio promedio de renta en que se necesita el break even de petróleo es mucho más alto que en el Medio Oriente. Entonces, lo que se vislumbra es que mucho antes de que se acabe el petróleo en el mundo, se acaba en países sin la competitividad del Medio Oriente”.
Según él, el petróleo y el carbón colombianos tienen los días contados. Asegura que el carbón y el petróleo tiene los días contados y que Colombia las va a reducir del 60 al 20 % de sus exportaciones. “Si hoy no empezamos a pensar cómo se van a sustituir esas exportaciones, la crisis en la siguiente década va a ser monumental”, señala.
“A mí me parece que el presidente Petro ha puesto la discusión, para bien o para mal, de un tema que es muy importante. Reitero que el petróleo y el carbón colombianos en lo que son hoy tienen los días contados, en la siguiente década va a ser una cosa muy distinta...Ese para mí es un tema del que no se habla, el largo plazo, y es muy importante. Estoy en desacuerdo con algunas posiciones del Gobierno en el tema de la transición. A mí me parece que mientras podamos hay que tratar de financiar esa transición a otras exportaciones con petróleo y carbón. Hay que tratar de maximizar lo que se pueda, pero empresas como Ecopetrol, que lo están haciendo, tienen que empezar a pensar hoy en cuál es su siguiente paso o sino se van a morir. Lo que no se entiende bien es que en la siguiente década el petróleo colombiano la va a tener muy difícil para poder competir”, dijo Calderón.
Advirtió además que las grandes mineras se están moviendo hacia minerales de la transición energética, como cobre, litio y cobalto. Y Colombia tiene allí una oportunidad que no ha sido explorada, en especial en cobre. “Colombia necesita en los próximos 15 años algo que sea viable, que permita exportar 25.000 millones de dólares y yo no veo nada más que el tema minero”, dijo Calderón.
La explicación que él da tiene que ver especialmente con coyunturas internacionales. “La guerra de Ucrania lo que hace es posponer un ajuste inevitable y en carbón y en petróleo. Para la siguiente década la demanda de carbón en el mundo va a caer significativamente. Con el tema de Rusia, que básicamente le pone un revólver a Europa y le dice “no le voy a mandar gas”, pues le dio un oxígeno por unos pocos años al carbón y eso se nota en el resurgimiento de las exportaciones colombianas del mineral. Pero ese es un tema de pocos años. Lo fundamental para el país y este tal vez es uno de los mensajes más importantes que quisiera decir, es que el carbón y el petróleo tienen los días contados. Yo veo en la siguiente década, una caída muy significativa para un país como Colombia, donde casi el 60 % de las exportaciones son carbón y petróleo, allí tenemos que empezar a pensar en esa transición. Con el presidente Petro o sin el presidente Petro Colombia tiene que entender que el petróleo y el carbón se van a reducir dramáticamente en los próximos años”, concluyó.
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SEMANA: desde una de las mineras más grandes del mundo, ¿cómo se está viendo el tema de la transición energética?
ALBERTO CALDERÓN (A. C): tal vez decir tres cosas de este tema del calentamiento global que son importante para enmarcar: lo primero, es una realidad y el mundo lo tiene que enfrentar. Eso es muy importante reconocerlo. El mundo se ha venido calentando por las emisiones que surgen de los combustibles fósiles. Segundo, por qué se generó eso, quiénes son los responsables. El 80 %de las emisiones acumulativas vienen de los países desarrollados; es decir, el 15 % de la población mundial ha sido responsable del 80 % de las emisiones que se generaron en gran medida para poderse desarrollar. Eso es muy importante porque lleva a países como India, Brasil y China a decir: nosotros tenemos el derecho a desarrollarnos, vamos a ayudar en este tema, pero si tenemos que escoger entre salir de la pobreza y todavía emitir algo, pues tenemos este derecho porque la responsabilidad cae cada vez más en los países desarrollados. Lo tercero es qué tan urgente es esto. Hay un periodista muy importante del New York Times que se llama Andrew Revkin, y él ha dicho que uno de los grandes errores de este tema es el alarmismo de decir que el mundo en 2030 se va a acabar sino enfrentamos el calentamiento global. De hecho, en el 2100 vamos a estar bien, pero el problema del calentamiento no es que el mundo se acabe, sino que hay inundaciones y otros fenómenos, sobre todo en los países en desarrollo. Hay que enfrentarlo, pero esto va a ser un tema de décadas y no de años.
SEMANA: ¿y qué están haciendo las compañías mineras y en especial AngloGold?
A. C.: todas las grandes compañías mineras saben que tenemos que hacer cosas con urgencia. Nosotros, AngloGold en particular, ya tenemos un compromiso con nuestros accionistas: reducir en 30 % las emisiones antes de 2030 y llegar a cero en 2050 y lo estamos haciendo. Todo el mundo pasando en energías renovables, sustituyendo diésel por hidroeléctricas, etcétera. Nosotros estamos invirtiendo en los próximos siete años 1.000 millones de dólares en este proceso de transición solo a 2030. Por ejemplo, las minas nuevas, la próxima nuestra es en Nevada, Estados Unidos, es toda con energía renovable. Desde el principio se piensa en una mina que está con un mínimo de footprint de emisiones. Con las ya existentes, por ejemplo, tenemos unas operaciones muy grandes en Ghana, una de las mayores minas del mundo, y allá lo que estamos haciendo es sustituir energía que teníamos de diésel y conectándonos a energía hidroeléctrica, solar y eólica. Es una inversión grande, pero compañías grandes como la nuestra, tienen una obligación de contribuir significativamente con la reducción de emisiones.
SEMANA: ¿cuándo se habla de AngloGold Ashanti de qué se está hablando?
A. C.: AngloGold Ashanti es una empresa de 30.000 empleados, es la tercera más grande del mundo en oro y nosotros tenemos operaciones en casi todos los continentes: en África muy grandes, en Australia grandes, tenemos en Brasil, Argentina y en Estados Unidos. En Colombia tenemos un proyecto de cobre muy interesante, pero por distintas razones no se ha podido empezar.
SEMANA: ya vamos para ese tema. ¿cuáles son las apuestas de AngloGold en ese escenario donde habrá minerales ganadores y otros perdedores?
A. C.: esto es un tema que va más allá del calentamiento global. Recordemos que China es la mitad de la demanda de commodities en el mundo. La mitad del hierro, la mitad del cobre, la mitad del aluminio. Y China está evolucionando de ser un país que de bajo ingreso a uno de mediano ingreso. Cuando esto sucede, los países cambian su demanda de recursos naturales y pasan de demandar menos hierro y menos carbón a demandar lo que se llama bienes medios como níquel y aluminio. Entonces independientemente del tema del calentamiento global ya el mundo iba a saltar a ese tipo de demanda de bienes. El cobre, por ejemplo, es muy importante. Ahora, si además miramos la necesidad de tener energía solar, eólica y carros eléctricos, sin cobre, sin cobalto y sin litio no hay transición energética. Es decir, para poder saltar a un mundo de carros eléctricos y de mayor energía solar se necesita el cobre, sin él, no hay revolución verde. El oro va a seguirse demandando, lleva 4.000 años demandándose y lo seguirá haciendo. Estamos viendo temas de cobre en el mundo y esta mina de Quebradona es una mina por excelencia de cobre.
SEMANA: sigamos en lo macro, antes de llegar a Quebradona. Todo este proceso de transición se ha dado en un momento muy complejo: pospandemia, una guerra entre Rusia y Ucrania, inflaciones altas y el aumento en las tasas de interés. ¿Cómo ha sido este ajuste?
A. C.: empecemos por el tema macro. La guerra de Ucrania lo que hace es posponer un ajuste inevitable y en carbón y en petróleo. Para la siguiente década la demanda de carbón en el mundo va a caer significativamente. Con el tema de Rusia, que básicamente le pone un revólver a Europa y le dice “no le voy a mandar gas”, pues le dio un oxígeno por unos pocos años al carbón y eso se nota en el resurgimiento de las exportaciones colombianas del mineral. Pero ese es un tema de pocos años. Lo fundamental para el país y este tal vez es uno de los mensajes más importantes que quisiera decir, es que el carbón y el petróleo tienen los días contados. Yo veo en la siguiente década, una caída muy significativa para un país como Colombia, donde casi el 60 % de las exportaciones son carbón y petróleo, allí tenemos que empezar a pensar en esa transición. Con el presidente Petro o sin el presidente Petro Colombia tiene que entender que el petróleo y el carbón se van a reducir dramáticamente en los próximos años.
SEMANA: ¿y cuál es el ajuste en el tema micro?
A. C.: es interesante. Hay unas empresas, en especial las grandes, donde uno ya ve la transición. Ya ellos están diciendo: nos estamos saliendo de carbón, nos vamos a salir de estos minerales que se van a acabar, nos salimos del petróleo. Es el caso de BHP que escindió el petróleo de la compañía y ahora está buscando aumentar los llamados minerales de medianos ingresos. Acaba de comprar una compañía de cobre, está buscando potasio y otro tipo de minerales. Entonces las grandes compañías se adaptan saliéndose básicamente de carbón y de petróleo y entrando a los minerales del futuro que son níquel, cobre, aluminio, potasio y cobalto.
SEMANA: ¿cuál es la vida útil que tenemos en petróleo en Colombia?
A. C.: quisiera reiterar con esta pregunta lo siguiente: a mí me parece que el presidente Petro ha puesto la discusión, para bien o para mal, de un tema que es muy importante. Reitero que el petróleo y el carbón colombianos en lo que son hoy tienen los días contados, en la siguiente década va a ser una cosa muy distinta. Es decir que vamos a reducir del 60 % de las exportaciones al 20 % y si hoy no empezamos a pensar cómo se van a sustituir esas exportaciones, la crisis en la siguiente década va a ser monumental. Ese para mí es un tema del que no se habla, el largo plazo, y es muy importante. Estoy en desacuerdo con algunas posiciones del Gobierno en el tema de la transición. A mí me parece que mientras podamos hay que tratar de financiar esa transición a otras exportaciones con petróleo y carbón. Hay que tratar de maximizar lo que se pueda, pero empresas como Ecopetrol, que lo están haciendo, tienen que empezar a pensar hoy en cuál es su siguiente paso o sino se van a morir. Lo que no se entiende bien es que en la siguiente década el petróleo colombiano la va a tener muy difícil para poder competir.
SEMANA: ¿por qué?
A. C.: El mundo consume hoy más o menos 100 millones de barriles al día y el precio está entre 70 y 75 dólares. Con lo que está pasando con los carros eléctricos y con la decisión de Europa de prohibir los carros de motor combustible a partir de 2034, se estima que la demanda mundial va a bajar en algún momento en la siguiente década por ahí a 70 millones de barriles. Y esto es importante: el petróleo no se está desapareciendo. ¿Qué pasa si el petróleo baja de 100 a 70 millones de barriles? El precio se desploma por allá a 30 dólares. Eso es lo que se anticipa que pase. En algún momento de la década siguiente los únicos que pueden realmente sacar petróleo son los países del Medio Oriente; es decir, Arabia Saudita y otros. Ellos tienen unos lifting cost (costos de producción) tan baratos que pueden todavía producir plata con barril a 40 dólares. Colombia no. Si usted mira ahora cuál es el precio en el que se justifica una exploración nueva, uno podría discutir, pero es por encima de 50 a 55 dólares. Si estamos hablando de que el precio va a quedar por debajo de 40 dólares, en la siguiente década toda inversión nueva ya no se va a justificar. Ese es el riesgo que tiene un país como Colombia, en donde el precio promedio de renta en que se necesita el break even de petróleo es mucho más alto que en el Medio Oriente. Entonces, lo que se vislumbra es que mucho antes de que se acabe el petróleo en el mundo, se acaba en países sin la competitividad del Medio Oriente
SEMANA: ¿y en el carbón?
A. C.: se va a acabar mucho antes, pues es súper contaminante. Sin la guerra de Ucrania, ya Europa estaría consumiendo cero carbón, en dos o tres años Estados Unidos ha bajado de 2.500 millones a 500 millones de toneladas de carbón, es decir, ha caído en un 80 % y en 2030 los países desarrollados van a estar consumiendo muy poco carbón. No toca tener mucha bola de cristal para entender que lo que hoy es el 60 % de las exportaciones se va a caer en la siguiente década a 20 %. Es decir, Colombia exporta este año 60.000 millones de dólares, se nos abre un hueco por ahí de 25.000 millones de dólares y no tenemos ni idea, no hay nada hoy que pueda cerrar ese hueco. Eso es bastante grave. Yo sé que es a 10 años y a 12 años, pero es bastante grave porque no tenemos con qué. Escuchamos algunos diciendo que el turismo. El turismo son 5.000 millones de dólares al año, llevamos 50 años construyendo esa industria, si hacemos algo extraordinario, duplicamos, pero necesitamos 25.000 millones en exportaciones. El experimento más interesante en Colombia de una exportación menor es el de las flores que empezó con el Banco Mundial en la década del setenta. ¿Cuánto exportamos de flores? 2.000 millones de dólares al año, llevamos 40 años construyendo esta industria porque exportar es muy difícil. Y no solo es Colombia, también Ecuador, Brasil. ¿Cuánto exportamos per cápita? 1.000 dólares per cápita. ¿Cuánto exporta Holanda? 30.000 dólares per cápita.
SEMANA: ¿y un país minero como Australia cuánto exporta per cápita?
A. C.: el tema de Australia sí es distinto. Australia es el país minero más exitoso del mundo. Se desarrolló con base en su sector minero. ¿En qué se parecen Australia, Chile, Perú y Colombia? En que, en los cuatro, más del 50 % de sus exportaciones son mineras. La gran diferencia es que Australia exporta en un mes lo que Colombia exporta en un año y ahí está la distancia con nosotros. En Australia las condiciones jurídicas, las posiciones institucionales y las reglas del juego han llevado a que sea la industria minera monstruosa y exitosa, con los mejores estándares ambientales del mundo, la fuerza laboral más capacitada y la minería más segura del planeta.
SEMANA: ¿qué consecuencias vamos a tener si no encontramos rápido las alternativas para sustituir el petróleo y el carbón en este escenario?
A. C.: ¿cuánto se demora una empresa grande minera desde el momento en que encuentra una gran mina hasta que empieza a producir? Entre 10 y 12 años. Si estamos hablando de que en la siguiente década hacia 2035 necesitamos el 40 por ciento de las exportaciones de Colombia, ya hoy estamos tarde. Yo adoro Colombia he trabajado en el sector público por dos décadas, intentando incentivar las exportaciones, pero así tengamos toda la voluntad del mundo, el deseo de ser una potencia turística o de lo que sea, eso no nos va a llevar realmente a poder competir en el mundo exportador como quisiéramos y hay una razón para eso y es que producir es muy, muy difícil. Los países, entonces, se revierten a su ventaja comparativa. ¿Por qué Australia no produce más? Pues porque es un país aislado, pequeño. Australia hace muchos años dijo: “mi ventaja comparativa es esta y voy a hacer y a crear las condiciones para hacerlo en la mejor forma”. Y es el experimento más exitoso en el mundo de un país minero y, por eso, la calidad de vida en Australia es extraordinaria. Voy a ponerle un ejemplo. En Australia un peluquero se gana 50 dólares por una peluqueada, cuánto se gana en Colombia. Cuando usted mira el per cápita australiano es de 60.000 dólares, el per cápita colombiano es 6.000, es más o menos la misma diferencia de 10 a 1. Por eso, ese tema de un sector exportador poderoso es lo que determina los términos de intercambio, la tasa de cambio real que es de lo que estoy hablando. Ese poder adquisitivo es lo que determina que, en un sector no transable, como el de la peluquería, el peluquero australiano gane diez veces más que su colega en Colombia. Todo está atado al sector exportador y así fue como Australia se desarrolló. Entonces, en Colombia que vengan con lo que sea. Olvídese de Quebradona. Colombia tiene oro y tiene cobre y podría desarrollarlos significativamente. El cobre es el mismo que viene de Chile subiendo a Perú y en Colombia no hemos tocado ese potencial. Podríamos hacerlo, Perú lo ha hecho espectacularmente en los últimos 15 y 20 años y por eso hoy es una potencia de cobre. Colombia podría convertirse en lo mismo.
SEMANA: ¿Colombia tiene un papel para jugar en los minerales de la transición energética?
A. C.: enorme y no lo hemos tocado. Pero, claro, esto es minería complicada, minería subterránea. Cada mina de estas vale entre 1.500 y 2.000 millones de dólares. La tecnología, el know how y el capital para hacerlo requiere de grandes compañías. Desafortunadamente no se puede con pequeña minería y la minería ilegal está arruinando el medio ambiente en Colombia y haciendo estragos. Para que sea una minería subterránea segura necesita de las grandes mineras como Newmont, como Barrick, como BHP y si se crean las condiciones vendrían porque Colombia tiene el recurso natural. Realmente lo que necesita el país en los próximos 15 años es algo que sea viable que permita exportar 25.000 millones de dólares y yo ahí no veo nada distinto a la minería.
SEMANA: hablemos de Quebradona. ¿Qué es quebradora? ¿Dónde está? ¿Y por qué es uno de los proyectos más importantes desde el punto de vista minero?
A. C.: está en Antioquia, en Jericó, y es un proyecto que produciría en su pico el 60 % de las exportaciones de flores, 1.200 millones de dólares. En Jericó, en las encuestas que hemos hecho, el 70 % de la gente quiere ese proyecto porque sabe que generaría una riqueza sustancial para la región. Generaría 3.000 empleos, en construcción 2.000 más, pero más importante que eso, empresas como la nuestra cuando llegan a un sitio invierten tanta plata en capacitación que generalmente pagan entre cuatro y cinco veces el salario mínimo. Entonces estas empresas cuando lo hacen bien, y las grandes empresas lo hacen bien, pueden generar una relación gana-gana: bueno para la empresa, pero muy bueno también para la comunidad. Le pongo dos ejemplos. Nosotros estamos en Tanzania y somos la empresa más grande, que paga más impuestos y que generamos más empleos. Y estamos en Ghana. En Tanzania la mina se llama Geita y en Ghana Obuasi. En cada una generamos como unos 5.000 empleos. En cada una hemos invertido miles de millones de dólares. Hay una relación gana-gana, bueno para el país y obviamente bueno para la empresa. Esta labor didáctica se ha hecho en Jericó y la comunidad mayoritariamente entiende que esto traería beneficio, protegiendo el medio ambiente y generaría una transferencia de tecnología única e importante.
SEMANA: el Gobierno ha dicho no a Quebradona y su argumento es la preocupación en el tema de los acuíferos y el manejo del agua, ¿qué pasa con el agua?
A. C.: una aclaración, el Gobierno no ha dicho nada, hasta el momento no se ha pronunciado. El presidente Petro asesorado en forma interesante dijo una cosa con la cual estoy de acuerdo: ‘entre agua y minería, yo prefiero el agua’; y tiene razón. Un proyecto como Quebradona no puede afectar en nada los acuíferos y el agua que se utiliza en la región para la agricultura. Lo que yo le diría al presidente Petro es que este proyecto no va a afectar el agua y se lo podemos demostrar. Y eso es lo que la Anla, que es una entidad técnica, nos ha pedido que le demostremos y lo vamos a hacer. Este proyecto, como es de minería subterránea, no toca ningún acuífero. La única agua que captaría sería la del río Cauca, pero el río Cauca cuando pasa por cerca donde se captaría tiene un tiene un caudal como de 750 metros por segundo. Un proyecto captaría 0.1 y devuelve el 80 % en mejor condición que cuando lo recibió. Es decir, tomaría muy poca agua en términos relativos del río Cauca, pero no tocaría ni utilizaría nada de los acuíferos o del agua que se usa para la agricultura; es decir, la agricultura y la buena minería pueden coexistir perfectamente. Y lo hacen en Ghana, en Tanzania, en Australia y en Canadá. No hay disyuntiva.
SEMANA: ¿quiénes son los opositores al proyecto?
A. C.: es una región muy linda en la que hay personas con grandes fincas y dicen: “No, no me vayan a destrozar esto, a abrir un hueco espantoso y nos daña la región”. Y tienen razón. Con los que yo he podido hablar y explicarles lo que es el proyecto, y he podido hablar con buena parte de lo que es la clase dirigente en Antioquia, entienden que nosotros no vamos a dañar. Una minería subterránea tiene muy poco impacto. El único tema donde usted lo podía ver es desde el aire. Pero realmente si uno puede sentarse y conversar, la gente que ha querido escucharnos entiende que no dañaríamos la panorámica de la región. Hay un tema que sí es crucial. Esta región también hay grandes cultivos industriales de aguacate. ¿Cuál es la remuneración de estos jornales? Son un poco por debajo del mínimo. Cuando llega una empresa como AngloGold va a pagar cinco veces el mínimo. Entonces el tema, que yo lo entendería, es que el salario promedio en la región se dispara con una empresa como AngloGold y eso a algunos no les puede gustar. También entiendo a ese 70 % de Jericó que le gustaría tener un salario formal, con prestaciones sociales y mucho más alto que el mínimo. Es la única forma en que realmente he podido entender esa oposición porque esto traería un aumento salarial muy importante en la región y podría generar problemas de competitividad en algunos de estos cultivos.
SEMANA: ¿qué acercamientos han hecho con el Gobierno?, ¿en qué está en este momento la discusión?
A. C.: nosotros interactuamos con la Agencia Nacional Ambiental y ella, en el gobierno pasado, fue clara en decirnos que debíamos demostrar que el agua solo va a afectar este municipio y no este otro. Y para eso necesitamos que pongan piezómetros, es decir, demuestren con tecnología exactamente cómo se va a afectar el agua. Eso lo estamos haciendo, pero desafortunadamente algunos de los opositores no nos han dejado y cuando ponemos los piezómetros los quitan, pero lo que queremos demostrar y lo hemos conversado con el Gobierno, es que acá no vamos a tocar nada del agua y que pueden convivir agua y minería.
SEMANA: ¿le preocupa la seguridad jurídica?
A. C.: no, Colombia es un país con normas de gran tradición. Por el momento, no. Nosotros tenemos unos contratos muy claros y, reitero, estamos en este momento intentando demostrar a la Agencia Nacional Ambiental que no tocaremos el agua. Hemos hablado con muchos en el alto gobierno, en el Congreso, pero no voy a poner nombres para no herir susceptibilidades, que saben que Colombia necesita este proyecto y que entienden la importancia. Aspiro que nos dejen poder demostrarle al Gobierno que no tocamos el agua y que es un proyecto muy importante para el país. Quiero decir algo con mucha humildad: si yo no fuera colombiano y fuera de otro país, probablemente estaría ya mirando en otras latitudes. Este es un proyecto muy bonito, pero AngloGold es una empresa enorme donde de este proyecto no registra mucho ya, por lo que ha sido tan difícil. De hecho, desde que yo llegué, hemos volcado totalmente nuestra mirada hacia Estados Unidos, estamos invirtiendo en los próximos tres años unos 1.500 millones de dólares y vamos a poder empezar a producir en 2025. Nevada eso uno de los distritos más promineros y la paradoja es que los países de oro más grandes del mundo son todos desarrollados: Canadá, Estados Unidos y Australia son los países donde mejor reciben a los mineros de oro y es donde estamos realmente haciendo la apuesta de futuro. Sigo insistiendo en Quebradona porque me parece que abriría el camino. Todas las empresas grandes están mirando lo que le está pasando a AngloGold y me parece que le abriría el camino para un futuro desarrollo significativo del tema exportador a Colombia. Creo que Quebradona se va a hacer en algún momento y esto es un tema un poco triste. Le voy a contar de Cerrejón una historia y esta es la diferencia de Cerrejón y de Australia. ¿Sabe cuándo se descubrió Cerrejón? En 1880 un inglés desarrolló totalmente el proyecto de Cerrejón. Dijo acá es la mina, este es el puerto y se necesita un tren. 100 años para desarrollar Cerrejón, casi cuando ya era muy tarde porque cuando se acabe la era del carbón, que se acaba en la década siguiente, van a enterrar la mitad de esa mina. Cerrejón se desarrolló porque era un proyecto extraordinario, pero la mitad de la riqueza de Cerrejón se queda enterrada. Si hubiéramos empezado ese proyecto 50 años más tarde, otro hubiera sido su destino y el del carbón en Colombia, pero nos demoramos 100 años. Quebradona se va a hacer, en un año, en cinco, en diez o en 20, ya veremos cuándo, porque es un proyecto muy interesante e importante. Pero para AngloGold nosotros miramos en otros lados y, por eso, en este momento toda la energía de inversión está en Nevada, Estados Unidos.
SEMANA: ¿cuáles son los tiempos de Quebradona?
A. C.: nosotros vamos a seguirle trabajando y seguimos invirtiendo. Al año en Colombia invertimos, sin producir un peso, unos 60 millones de dólares que, para una empresa como esta, pues no son 1.000 millones de dólares, pero es plata y seguiremos tratando de hacerlo. Creo que Colombia es un país donde impera la razón y creo que, si nos dejan demostrarle lo que estoy diciendo, no vería razón por la cual no se permitiría el proyecto. Seguiremos hasta tanto no nos digan: “No queremos nada”, pero claro, nos lo tienen que decir en un proceso jurídico, tiene que ser un proceso formal. Colombia es un país de leyes y esperamos eso. Si no se puede, pues miraremos en otro lado y Quebradona se hará en algún momento. Espero no solo por AngloGold, sino tal vez más como colombiano, que se pueda más temprano que tarde, pero estas empresas son muy pacientes.