SEMANA: Cerca de cumplir su primer año de trabajo en el Dane, ¿cuál es su balance?
PIEDAD URDINOLA: Yo cumplo el año en septiembre y recibí la entidad muy golpeada después del incidente tecnológico de noviembre de 2021, con muchísimos rezagos en esa área y todavía intentando recuperarse, además, con un rezago de infraestructura tecnológica bastante amplio. Ese creo que fue uno de los lunares más grandes. De otro lado, la entidad venía muy fortalecida tras lo sucedido en la pandemia, pues como a todas las instituciones de estadística del mundo la pandemia les dio un golpe durísimo, sin embargo, el Dane salió airoso de esto, aprendió a manejar otras formas de trabajo y de recolección. Con ese contexto recibo la institución y para mí se vuelve algo primordial poder traer al siglo XXI toda la producción estadística del Dane, tanto la infraestructura tecnológica, como las formas de producción.
SEMANA: ¿Por qué no siguieron haciendo la encuesta de pulso social que se popularizó durante la pandemia?
P.U.: Ese tipo de encuestas, como la del pulso, se hacen de afán y eran necesarias durante la pandemia. Tenían unas particularidades en la recolección que correspondían precisamente a las necesidades de ese momento, pero que tienen unas condiciones estadísticas que, en épocas normales como la actual, no son deseables. Entonces, ya surtieron su ciclo y se dejan de hacer estas encuestas. Ya no se están produciendo esos resultados ni son necesarios en ese momento. Ya podemos volver a nuestros operativos normales, donde tenemos una recolección cara a cara con los hogares, que es lo deseable durante la recolección estadística.
SEMANA: De esa encuesta de Pulso Social se hablaba mucho por la pregunta de cuántas veces al día comía una familia. ¿Ese indicador ahora cómo se va a conocer?
P.U.: La inequidad y la pobreza se siguen midiendo, pero tenemos ahora algo muchísimo mejor, que es nuestro indicador Fies, que nos da la medición de las necesidades nutricionales del país. Para su desarrollo fuimos asesorados técnicamente por la FAO y, por primera vez, la pudimos presentar este año. El Fies es un indicador de la inseguridad alimentaria, que es una medición mucho más robusta y certera.
SEMANA: ¿De qué se trata la recién aprobada Ley de estadística? Y, ¿qué implicaciones tiene para el Dane?
P.U.: Esta ley nos da un solo marco legal en el cual se condensan todas las normas que había por ahí distribuidas a lo largo y ancho de la legislación colombiana. Nos da una normativa muy robusta, actualizada, en línea con las buenas prácticas y estándares internacionales para la producción estadística que, pues, es la forma en que ya viene trabajando el Dane. Es, además, un compromiso con la Ocde que el país tenía pendiente. Es un marco muy moderno que nos da todos los principios y altos estándares de calidad, así como un marco jurídico general para la planeación, la producción y la difusión de las estadísticas oficiales, además, nos garantiza la independencia técnica de la entidad. Nos va a ayudar a trabajar con más transparencia para los procesos de divulgación a toda la población. En suma, esta ley refuerza la idea de que las estadísticas oficiales son un bien público.
SEMANA: En ese frente de conocer las estadísticas nacionales, ¿hay posibilidad de realizar un censo poblacional durante este Gobierno?
P.U.: Los censos por regulación son muy costosos, por eso, desde las Naciones Unidas se recomienda hacerlos una vez cada 10 años y lo ideal es que se hagan en años terminados en cero, para que todos los países del mundo estemos en el mismo ciclo. El último censo fue hecho en 2018 y teniendo en cuenta esas recomendaciones, debería hacerse en 2028. Si echamos para atrás, vemos que Colombia nunca ha podido cumplir con esa sugerencia, pues antes del censo de 2018, se hizo en 2005, previo a este en 1993 y el que lo precedió fue en 1985. Con esta Ley de estadísticas, esos ciclos censales y esa recomendación de hacer los censos cada 10 años, ya quedan instauradas y se haría en los años terminados en cero para acogernos a esa normatividad internacional. Así, el próximo censo de población debe hacerse en 2030.
SEMANA: La pregunta sobre el censo es ante los cambios poblacionales que hemos tenido por la migración venezolana, por la covid-19, ¿será que si somos 50 millones?
P.U.: Para determinar eso estamos planeando hacer un conteo de población para 2025.
SEMANA: ¿Cuál es la diferencia entre censo y conteo?
P:U.: El conteo es un empadronamiento que mide solamente las características demográficas básicas de la población, como edad, género, residencia y pertenencia étnica. Dado que el tema de los migrantes es importante, queremos incorporar la migración en esa cuenta. Un conteo, como su nombre lo dice, es contar y no más, mientras que un censo no solo cuenta, sino que también indaga toda la información sociodemográfica y socioeconómica. Además, son operativos que recorren el país de cabo a rabo y deben dar cuenta de toda la población, por eso es tan costoso hacerlo. Cada pregunta en el censo vale miles de millones de pesos. Para el conteo dependemos de los recursos del presupuesto nacional de 2025.
SEMANA: ¿Y ese conteo se puede hacer también en menos tiempo?
P.U.: Sí, por lo que es más pequeño, sin tantas preguntas.
SEMANA: ¿Y ya en el pasado Colombia ha hecho conteos de población?
P.U.: No, nunca, este sería el primero en nuestra historia.
SEMANA: ¿Y ya tienen estimado el costo de hacer ese conteo?
P.U.: Estamos haciendo ese cálculo, precisamente estamos experimentando con un piloto para poder tener una suma mucho más cercana a la realidad.
SEMANA: ¿Cuáles estadísticas le preocupan hoy y cuáles la tienen un poquito más tranquila o con más optimismo del país?
P.U.: Unas que me tienen muy tranquilas son las económicas. Creo que el mundo entero lo ha visto, no solamente en el país, sino también el Fondo Monetario Internacional justo acabó de elevar el pronóstico de crecimiento para el mundo entero, para América Latina y, en Colombia, después de un gran pesimismo que veníamos trayendo en las cifras económicas desde el segundo semestre del año pasado, hoy estamos viendo optimismo, pues las cosas están saliendo mucho mejor que esas expectativas que se tenían. En términos de las malas noticias, precisamente, este indicador de inseguridad alimentaria, que es un indicador bastante duro, nos dice que la prevalencia de inseguridad alimentaria grave para el total nacional es cercana al 5,2 %, lo que equivale a 2,6 millones de personas, con unos indicadores muy tristes para muchos de los departamentos del Caribe colombiano, como la Guajira (17,5 %), Sucre, Magdalena, Chocó (10,4 %) y Arauca, (11 %).
SEMANA: En el frente demográfico, ¿qué tanto ha cambiado la expectativa de vida de los colombianos tras la pandemia y los nuevos desarrollos de tecnología en salud?
P.U.: Colombia viene mejorando. Esto corresponde a la transición demográfica, la cual implica mejoras en la mortalidad, que luego se reflejan en una caída en la fecundidad, y desde 2015 el país venía con unas tasas de fecundidad por debajo de las tasas de reemplazo, esto no es algo nuevo, pero lo que sí pasó con la covid-19 fue un gran choque a la mortalidad. Tuvimos muchas muertes, como en el resto del mundo, pues eso es precisamente una pandemia: numerosas muertes en un periodo muy corto de tiempo. En 2020 46.019 personas murieron solo por covid, en 2021, 84.312 y en 2022, 12.515. En esas cifras no están las muertes indirectas, sino solamente las directas de covid. Y esos niveles tan altos de mortalidad tuvieron implicaciones en otras variables demográficas, como una aceleración en la caída en la fecundidad, que viene desde 2015. Entre 2021 y 2022 ese indicador bajó 7,5%, algo histórico que no habíamos visto en el país.
SEMANA: ¿Cuál es hoy la expectativa de vida de los colombianos?
P.U.: La esperanza de vida al nacer hoy de los hombres es de 74,48 años y de las mujeres de 80,13 años.
SEMANA: Al iniciar este trabajo, usted mencionó que uno de los retos era mantener las personas que estaban en el Dane, ¿si lo ha logrado ha crecido la planta de personal?
P.U.: Afortunadamente, los técnicos que conocen muy bien su trabajo están aquí, se renovaron los cargos que debían renovarse. Sin embargo, mantener a los técnicos es difícil por los bajos salarios de la entidad y precisamente para manejar este tema hemos hecho algunos cambios para que tengan otras formas de retribución y que su trabajo sea mucho más ameno. En este momento contamos con una planta de 1.120 personas directas y una cantidad similar de contratistas y cuando hay actividades de campo pueden llegar a ser 6.000 personas en total. Además, hemos llenado todas las vacancias temporales. El perfil técnico mío y del subdirector, sin duda alguna, han atraído a muchos técnicos a trabajar con nosotros y, de hecho, afortunadamente, tenemos muchos colegas que incluso quieren trabajar ad honorem en el Dane.
SEMANA: Al arrancar como directora del Dane, usted también anunció que quería trabajar en el catastro multipropósito, ¿cómo va eso?
P.U.: Es una de las prioridades del gobierno actual, el país lleva, en promedio, 15 años y medio sin hacer actualización catastral, esto es algo importantísimo y es una función del Igac, pero por ser del sector estadísticas el Dane tiene allí labores sobre el acopio de información y ambas entidades hemos recibido un espaldarazo del Gobierno en este frente. Hay sitios del país donde nunca se ha hecho información catastral, nunca se ha recolectado. Otros están muy actualizados como Bogotá, pero el país tiene una deuda frente al catastro multipropósito de décadas, y como es una prioridad del Gobierno, hemos recibido los recursos necesarios para renovar toda la capacidad técnica. Adicional a ello hay también recursos de la banca multilateral, que entiende la necesidad del país de tener esta actualización catastral.
SEMANA: ¿Y qué tan avanzado va ese proceso?
P.U.: En este momento se sigue avanzando con los planes que se traían, pero para el próximo año la meta es mucho más ambiciosa y al finalizar este gobierno, tal como quedó escrito en el Plan Nacional de Desarrollo, se busca avanzar hasta el 70 % del área geográfica del país.
SEMANA: Con la adición presupuestal recientemente aprobada, ¿cuánto presupuesto más le correspondió al Dane y cómo ven el año entrante en este frente?
P.U.: A nosotros en este año nos dieron 100.000 millones de pesos adicionales, lo que deja al Dane con un presupuesto récord en muchos años. Para del Igac fueron 306.000 millones, de los cuales 163.000 millones van a estar dedicados al lanzamiento, actualización y administración de esa información catastral y el resto es para todo el tema planificación estadística y generación de la información geográfica. Con respecto al año entrante, los presupuestos todavía no se han definido, pero probablemente si se sigue la misma línea del catastro multipropósito, esperamos contar con la financiación para poder cumplir las metas.
SEMANA: Recientemente, en entrevista con SEMANA, el director de Planeación aseguró que cuando se intenta recopilar información de los estratos altos, estos ni abren la puerta, es decir, que el Estado no conoce realmente cuánta plata tienen ni cómo viven. ¿Es eso cierto?
P.U.: Sí es difícil llegar a ellos a través de las encuestas, pues estas manejan muestras que se buscan que sean representativas, es decir, que reflejen a la mayoría de la población y la mayoría de la población no es ni extremadamente rica ni extremadamente pobre. Por eso, llegar a los extremos es complicado. Lo que estamos haciendo es adicionar otras formas de medición estadística, pasar de los censos y las encuestas tradicionales a registros administrativos. Así, en las personas, por ejemplo, con muy bajos ingresos, lo que las hace beneficiarias de subsidios, las podemos incorporar a nuestras estadísticas cruzando con las de programas como Familias en Acción. Y en el otro caso extremo, las personas más ricas, que somos las que pagamos impuestos, también las podemos incorporar a nuestras bases de datos con otros registros como los de la Dian.
SEMANA: En el proceso de reforma agraria en el que está comprometido el Gobierno, ¿cuál es el aporte del Dane?
P.U.: Había muchas áreas agropecuarias en las que llevábamos varios años sin recolectar información y este año lo vamos a hacer. Vamos a hacer una invitación pública para recolectores de información en el campo. Vamos a tener una gran encuesta nacional agropecuaria, recoger el censo arrocero y el censo ganadero. La información agropecuaria que teníamos ya está bastante quedada y este año la vamos a actualizar.
SEMANA: ¿Y hay alguna medición nueva en ese campo agropecuario o son las que ya existen?
P.U.: Más que hacer mediciones nuevas actualizamos las que ya existen. Ya hicimos el quinto censo arrocero, que es muy difícil de hacer todos los años y la encuesta nacional agropecuaria, pese a no ser nueva al llevar tanto tiempo sin hacerse requiere una revaluación técnica para que sea competente y corresponda a lo que traíamos. Entonces cada vez que se “revive” un operativo estadístico que se dejó de hacer por varios periodos, se hace una evaluación previa para que dicho instrumento sirva para las necesidades del momento.