El Banco Central Europeo (BCE) anunció el jueves que subirá sus tasas de interés en julio por primera vez en más de diez años y elevó sus previsiones de inflación en la zona euro, consecuencia de la guerra en Ucrania que “seguirá pesando en la economía”.
En paralelo, también rebajó las previsiones de crecimiento del PIB para 2022 y 2023. La institución prevé ahora que la inflación alcance el 6,8 % en 2022, 3,5 % en 2023 y se mantenga en 2,1 % en 2024, todavía por encima de su objetivo del 2 %, según las nuevas previsiones publicadas en un comunicado tras una reunión de política monetaria.
En marzo, en sus últimas previsiones, el BCE contaba con una subida del 5,1 % en 2022, del 2,1 % en 2023 y del 1,9 % en 2024. Para hacer frente a esta inflación galopante, la institución anunció su primera subida de tasas de interés en más de diez años, prevista para julio.
Mientras otros grandes bancos centrales ya han comenzado a endurecer su política monetaria, el BCE “quiere subir las tasas de interés en 25 puntos básicos [0,25 %] en la reunión de julio” antes de “otra subida en septiembre”, según un comunicado del consejo de gobierno del organismo.
En cuanto al PIB, el BCE prevé un crecimiento del 2,8 % en 2022 en la eurozona, antes del 2,1 % en 2023, frente al 3,7 % y el 2,8 % respectivamente de las últimas previsiones de marzo.
“La agresión injustificada de Rusia en Ucrania sigue pesando sobre la economía europea”, mientras que “las presiones inflacionistas se han ampliado e intensificado”, dijo la institución.
Desde diciembre, los guardianes del euro se vieron sorprendidos por la dinámica inflacionista, que se ha acelerado todavía más con la guerra en Ucrania. El aumento de precios alcanzó el 8,1 % interanual en mayo, con 14 de los 19 países de la eurozona por encima de esta media.
Nunca desde la instauración de la moneda única se había visto un nivel tan alto, cuatro veces superior al objetivo del 2 % fijado por el BCE.
Mientras el poder adquisitivo disminuye por el aumento de precios y la actividad se ralentiza, los “halcones” del BCE se impusieron a las “palomas”, más prudentes: si no se actúa sobre los tipos se corre el riesgo de alimentar un poco más la tendencia inflacionista, a través de los aumentos salariales.
“La única pregunta realmente interesante es saber por qué (el BCE) no empieza a aumentar tasas inmediatamente”, indica Carsten Brzeski, economista en ING.
Otros bancos centrales enfrentados a una fuerte inflación, como la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Inglaterra, ya han iniciado un ciclo de aumento de tasas. El BCE se había comprometido con un calendario muy progresivo para endurecer su política monetaria y desviarse de él afectaría su credibilidad.
Cabe destacar que organismos como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) han venido advirtiendo que la economía del mundo se desacelera por cuenta de lo que pasa en Ucrania y las alzas en la inflación, instando a los gobiernos de las diferentes naciones, a que adopten, cuanto antes, las medidas que sean necesarias para contrarrestar esta problemática.
Estos efectos se sienten ya en países como Estados Unidos, donde la Casa Blanca advirtió que espera que la cifra de inflación del mes de mayo, que se dará a conocer el próximo viernes, sea “elevada”, a pesar de que el tema es la prioridad económica del presidente Joe Biden.
A comienzos de mayo, el presidente Biden aseguró que “la inflación es su principal prioridad nacional”, pues el alza de precios pesa en los presupuestos familiares y en su popularidad. Además, sostuvo que algunas de las “raíces de la inflación” están “fuera de (su) control”, haciendo referencia a las afectaciones por la pandemia de la covid-19 o los efectos de la guerra de Rusia contra Ucrania.
Con información de AFP.