Golpe tras golpe han recibido los colombianos desde hace tres años. Los habitantes de esta nación no han regresado a los niveles de consumo de alimentos que tenían en 2019, antes de la pandemia, y lo peor es que las diferencias por regiones y por estratos socioeconómicos, siguen siendo profundas.
La posibilidad de comer tres comidas al día era del 90 % antes de la pandemia de covid-19. Pero el panorama cambió en el primer año de la crisis sanitaria, cuando se produjeron los confinamientos que llevaron a millones de hogares a acudir al trapo rojo en las ventanas para enviar señales de humo porque en sus mesas, el plato estaba vacío.
En 2021 empezó la recuperación, pero voltear la torta social no ha sido tan fácil, pues, luego de la emergencia sanitaria, llegó otra pandemia que contagió a todos: la inflación.
El panorama actual
Las bajas en los precios de los alimentos se da, pero de manera lenta, pues lo que ha producido los incrementos en los costos para las familias, no se ha ido. Muchas cosechas en flor provocan bajas momentáneas, que no logran disminuir la presión en el bolsillo de los colombianos. El miércoles, por ejemplo, 7 productos bajaron de precio, según datos del centro de abastecimiento Corabastos, que surte a los habitantes del país.
Banano, cebolla cabezona, acelga, apio, granadilla, curuba y limón tahití. Es decir, alimentos no necesariamente imprescindibles para la gastronomía de los hogares. A ello se le agregan que las reducciones en precios tampoco logran ser tan notorias. Por ejemplo, el limón llegó a costar 470.000 pesos el bulto y ahora está en 410.000 pesos.
Entre tanto, el costo de los alimentos más cotidianos, casi infaltables, como el del arroz, se mantiene estable, en 52.000 pesos la arroba.
Las consecuencias no se hacen esperar, según evidencia la nueva encuesta Pulso Social del Dane, según la cual, si bien el panorama de consumo de alimentos al día ha mejorado levemente, las cifras siguen por debajo, mostrando que, de las puertas para adentro, los hogares continúan en dificultades.
Es así como, si en 2021el 28 % de las familias consumían dos comidas al día, en 2022 y la actualidad, la cifra es de 25,1 %, registrándose así una variación de un año a otro , de -2,9 %. Implica que todavía, un cuarto de la población come menos de las tres comidas al día que son recomendables para mantener una nutrición adecuada.
El 73 % de hogares logra llevar a la mesa las 3 comidas, pero se trata de una cifra incremental, pues en 2021 era de 69,2 %.
Sin plata para lo no indispensable
Si no hay para comprar la comida, mucho menos para otros gastos que son menos indispensables.
Según la encuesta Pulso Social, 9 de cada 10 colombianos considera que no tendrá dinero para irse de vacaciones en los próximos 12 meses (87,4 %).
Un tema que está en boga en la actualidad: el ahorro, es otra de las actividades que, por ahora, ni pensarlas. Las tasas de interés están por las nubes, lo que podría ser bueno para el que tiene con qué ahorrar, pues los rendimientos de productos financieros como los CDT, son más altos ahora en comparación con hace un año o dos.
No obstante, no hay forma de lograr disponer de un dinero para meter bajo el colchón. El 74,7 % de los hogares dijo no tener posibilidad de ahorrar, mientras que 14,5 % si lo haría, y 10,5 %, simplemente no tienen ingresos.
El gran temor que ronda entre los ciudadanos, de acuerdo con las respuestas que le dieron al Dane, es que tienen la esperanza de que las cosas cambien pronto. Es así como, el 64 % cree que los precios aumentarán mucho, y solo el 0,2 % cree que no subirán de forma visible.
De cara a una desaceleración de la economía, el 34,7 % de personas que respondieron a encuesta del Dane cree que el empleo disminuirá mucho. En medio de esa incertidumbre, el 93,3 % dijo que, ‘ni de fundas’ compraría un automóvil en los próximos dos años; pero hay un 2,3 % que si lo haría, y el 4,4 % lo está pensando dos veces pero es probable.
En los hogares colombianos, el 87,3 % está seguro que no remodelará la vivienda en los próximos 2 años,
Así las cosas, en el último trimestre hay un 44 % de ciudadanos que se está considerando pobre, percepción que varía sustancialmente según la región, pues, en capitales como Quibdó, la percepción de pobreza aumenta al 88,8 %, seguido de Sincelejo, con 85,9 y Valledupar y Montería con 85 %. Mucho desafío para las reformas que el Gobierno quiere aprobar, las cuales, deberán tener la misión de mejorar el nivel de vida de la gente y no empeorarlo.