El desempeño económico de Colombia en 2022 fue uno de los mejores de los últimos 30 años, si se excluye el rebote que se tuvo tras la pandemia. Esto llevó a que durante el año pasado se crearan 1,6 millones de empleos, un dato superior al promedio de 300.000 empleados creados al año entre 2001 y 2019.
Ese ritmo de creación de empleos probablemente no se mantenga en 2023, ante el menor crecimiento económico que se espera. Economistas como los del banco BBVA creen que la tasa de desocupación subiría del 10,3 % con la que cerró 2022 al 11,4 % este año; sin embargo, esto no implicará la destrucción de puestos trabajo, pues se arrancó el año con una base alta, en especial de asalariados.
El lío está en que el número de empleados formales tampoco crecería, por factores como el aumento de 16% del salario mínimo. Es decir, que la creación de empleo se mantendría estable frente a los registros del año pasado, pero esto no sería suficiente ante la elevada informalidad del país y ante el hecho de que cada vez más personas en los hogares que hoy no trabajan de manera remunerada, tendrían que salir a buscar empleo.
Los economistas del BBVA no incluyeron el impacto de la reforma laboral en sus pronósticos debido a que esta aún no está radicada y es difícil medir sus impactos, no obstante señalaron que para mejorar en este campo es necesario promover la inclusión laboral formal, mediante una mejor y mayor educación con políticas de largo plazo, profundización de materias STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por su sigla en inglés) en educación básica, revisión de los costos laborales y no laborales y su precio relativo frente al capital, así como aumentar la productividad laboral para mejorar los salarios del país.
Menor consumo
En el BBVA estiman que este año el país crecerá 0,7 %, “una fuerte, pero necesaria” caída frente al 7,5 % de 2022 y la razón para calificarla como necesaria es porque se necesita bajar la inflación y evitar un recalentamiento económico. En su pronóstico atribuyen gran parte de la desaceleración económica a una baja de la demanda interna, que pasaría de crecer 10 % a -1,4 %. Esto se sentirá principalmente en el consumo de bienes, más que en el de servicios, debido a que estos aún se benefician del impacto pospandemia, dado que fueron los últimos en recuperarse.
Cálculos del banco indican que el año pasado el 57,3 % del gasto de los hogares era en servicios y 45,3% en bienes, para este año creen que esos porcentajes pasarán a 59,8 % y 40,2 %, respectivamente.
Es un hecho que ante la desaceleración económica, la demanda por todos los tipos de bienes está cayendo. Según el BBVA Consumption Tracker, un indicador mensual de esta entidad financiera que mide el comportamiento del consumo a partir de lo que hacen sus clientes, a febrero de 2023, el consumo total cae al 2,7 % anual, el de servicios al 3,5% y el de bienes al 8,7 %.
Los expertos del BBVA aclaran que este panorama no cambiaría con la reciente decisión de los principales bancos del país de reducir sus tasas de interés para las compras con tarjetas de crédito. Juana Téllez, economista jefe de BBVA Research en Colombia, explica que la reducción de intereses está dirigida a las personas de menos recursos y para la adquisición de ciertos tipos de bienes como alimentos y vestuario y para nada suntuario. “La tendencia de desaceleración del consumo no debería cambiar, pues el grupo de colombianos que se financia con tarjeta de crédito no es mayoritario”, precisa.
Finalmente, los economistas del banco también se refirieron al impacto de la quiebra reciente de bancos estadounidenses en el mercado financiero colombiano, el cual consideraron muy bajo con respecto a eventos similares del pasado. Si bien dicen que es una situación que genera preocupaciones, su impacto es menor debido a que los bancos afectados estaban menos apalancados que los que se quebraron en la crisis financiera de 2008, al tiempo que los reguladores de los países desarrollados han creado estrategias más eficientes para contener este tipo de crisis.