Continúan los ecos en torno al pronunciamiento que desde el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) realizó la ministra Minas y Energía, Irene Vélez, con respecto a la no concesión de más contratos para la exploración y exploración de petróleo y gas en el país.
Lo manifestado por la funcionaria del gobierno Petro en Davos, Suiza, no sólo ha levantado un sinnúmero de reacciones, sino que también ha motivado un análisis por parte de El País de España respecto a qué pasará con la industria energética nacional y cómo la economía colombiana seguirá su senda de crecimiento en los próximos años, debido a que no hay claridades sino incertidumbres al respecto.
Indica el diario español que las declaraciones de la Ministra Vélez se traducen en que “el futuro del petróleo en Colombia dependerá del éxito de los contratos ya firmados”, por lo que al consultar a varios expertos sobre estos anuncios, las críticas no se hicieron esperar debido a los impactos que ocasionaría a la economía, debido a que los hidrocarburos son la principal fuente de ingresos de divisas al país.
Entre las voces que se alzaron en contra de la posición del actual Gobierno colombiano fue la del exministro de Minas y Energía, Tomás González, que al ser consultado por el medio europeo sobre qué actividades podría compensar la medida adoptada frente a la explotación de hidrocarburos, éste afirmó que no se ve un panorama claro.
“Nadie está diciendo que la transición energética no hay que hacerla”, explica el hoy director del Centro Regional de Estudios de Energía, “ni que la lucha contra el cambio climático no sea importante. Lo único que estamos pidiendo es un proceso ordenado y con claridad sobre las responsabilidades en que nos embarcamos”.
Sostuvo además, con base en estudios dirigidos por geólogos y autoridades oficiales, que Colombia tiene reservas potenciales -en el subsuelo- de 9 mil millones de barriles, por lo que “sería absurdo renunciar” a los ingresos que estos generarían, debido a que se traducirían en cifras similares, “a 75 reformas tributarias como la que se aprobó el año pasado”.
Así mismo, señaló que una cuarta parte de la inversión extranjera directa que llega al país proviene del sector de hidrocarburos, por lo que sostiene que no se sabe qué sucederá en ese aspecto, como tampoco con las exportaciones y lo que esto implicará para las finanzas nacionales. “¿De dónde van a sacar el dinero para pagar, precisamente, la transición energética, con un desbarajuste fiscal de esa magnitud?”, apuntó.
Al respecto, el académico Esteban Rossi, profesor de las universidades Javierana y del Rosario, dijo al diario español que la evidencia científica muestra que la transición energética durará décadas. “El Gobierno colombiano, y en especial la ministra, insiste en desconocer eso y en hacer unas simplificaciones muy gruesas que generan mucho desconcierto”, indicó.
En ese sentido, manifiesta que “ningún país en el mundo, y menos uno de ingreso medio como Colombia, ha podido hacer la transición energética sin el gas natural, compatible con nuestra infraestructura, limpio y más barato que el Internet en algunos sitios”. Meter el gas en esa discusión, remata, es un error estratégico y de lectura ambiental notable.
En esa misma línea, el ingeniero de petróleos Óscar Vanegas, otro de los consultados, indicó que la falta de un plan de emergencia bien delineado resumen el temor de buena parte del sector empresarial, y más cuando los 330 contratos de exploración y explotación vigentes implicarían que en “6 a 8 años el país tendría que empezar a importar petróleo”. Eso, además, teniendo en que en 18 años de vida, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) ha firmado 600 contratos de exploración.
No obstante, la coordinadora del instituto de Ambiente de Estocolmo en Latinoamérica, Elisa Arond, destacó la determinación del Gobierno y sugiere que, aunque será difícil, traerá beneficios al país. “La atención internacional frente a un actor que se posiciona de primero en la región puede traer más acceso a cooperación internacional, reconocimiento como un actor competitivo en un contexto de transformación, o financiación para energía limpias”.
Así las cosas, finaliza El País indicando que buscar alternativas en reemplazo al sector energético en Colombia impone en la agenda un asunto urgente; por lo que cierra el análisis más de González respecto a el presidente de Ecopetrol en la WEF: “Felipe Bayón, el presidente, lo dijo claro en Davos: hay que atender la demanda de gas y de petróleo, porque está ahí y no va a desaparecer. Pero en paralelo está liderando una agenda en investigación, en producción de hidrógeno azul y blanco, en la producción de pequeñas plantas hidroeléctricas o en programas de energías renovables”.