Ana González es aseadora en una empresa de Bogotá y está a año y medio de pensionarse. No ha parado de trabajar desde que tenía 18 años, edad en la que tuvo a su primera hija, quien a su vez ya tiene dos hijos.
Ana logró que su hija se graduara de bachiller y pudiera conseguir un empleo mejor remunerado que el suyo, pero con muchas intermitencias; por eso, ahora su mayor orgullo es su nieta mayor, quien está próxima a graduarse de la universidad en educación infantil, gracias al esfuerzo conjunto de Ana y de su hija, al tiempo que su segundo nieto pronto será bachiller y podrá entrar a la universidad con el apoyo de su abuela, su mamá y su hermana.
El caso de Ana, quien para que su hija pudiera trabajar se encargó por varios años del cuidado de sus nietos, no es aislado y es un fenómeno que recientemente analizó la revista The Economist, en un artículo que tituló La era de las abuelas, al explicar que, por el cambio demográfico, con más adultos mayores y menor fertilidad de la población, la proporción de abuelos por nietos está en el nivel más alto de la historia, lo cual tiene grandes consecuencias.
A nivel global, la esperanza de vida ha aumentado de 51 a 72 años desde 1960. En Colombia, la esperanza de vida es de 74 años y las mujeres viven, en promedio, 6,8 años más que los hombres. Así mismo, en los últimos 63 años en el mundo el número de hijos por mujer pasó de 5 a 2,4.
Mayor representatividad en la población
Estimaciones del Max Planck Institute, recopiladas por la revista británica, indican que en el mundo hoy hay unos 1.500 millones de abuelos, frente a 500 millones de 1960. Eso implica que los también llamados ‘nonos’ pasaron de ser 17% de la población global a ser el 20%. Así mismo, la proporción de abuelos a niños menores de 15 años saltó desde 0,46 en 1960 a 0,8 hoy.
“Para 2050 proyectamos que habrá 2.100 millones de abuelos (que representarán el 22% de la humanidad) y eso tendrá un impacto profundo, pues la evidencia sugiere que los niños tienen un mayor bienestar si en su crianza ayudan los abuelos -en la práctica, las abuelas- y eso ayudará a que avance una revolución social inacabada: mayor participación de las mujeres en el trabajo remunerado”, asegura la publicación.
Si bien cada vez hay más viejos en el mundo, el rol fundamental de las abuelas que les permite a sus hijas ser parte activa del mundo laboral es más preponderante en los países más pobres que en los más ricos, pues en estos últimos hay fuertes sistemas de seguridad social y de cuidado con guarderías públicas y de buena calidad.
Un estudio en la zona rural de Gambia muestra que la presencia de una abuela aumenta significativamente la probabilidad de que un niño viva hasta los dos años y en África subsahariana esa condición aumenta las probabilidades de escolaridad de los niños en 15% si viven con el abuelo y en 38% si viven con una abuela.
Insuficientes
El problema en los países pobres es que, pese a que los abuelos hacen lo mejor que pueden, no son suficientes pues allí la población es mayoritariamente joven. En países más ricos que los africanos, la fertilidad ha caído más y ha aumentado más la esperanza de vida. Es el caso de México, que es muy parecido a Colombia, las mujeres pasaron de tener casi siete hijos en 1960 a solo dos hoy. Por ende, allí hay tres veces más abuelos vivos por cada niño que en Senegal.
En México, las abuelas son la principal fuente de cuidado de niños pequeños después de los padres, lo cual se agudizó con la pandemia, debido a que se cerraron muchas guarderías. Se estima que 40% de los menores de seis años son cuidados por sus abuelas.
Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) intentó cuantificar el impacto económico de esta situación en México y evidenció que en las familias soportadas en la ayuda de las abuelas se reduce en 27% la posibilidad de que la mamá pueda estar en la fuerza laboral cuando la abuela muere. (El mismo estudio no encontró efecto sobre la tasa de empleo de los padres).
Vivir cerca
En los países ricos, que generalmente brindan servicios públicos de cuidado infantil, muchos padres buscan ayuda adicional de los abuelos. Según una encuesta, citada por The Economist, 50% de los niños muy pequeños, 35% de los que están en primaria y 20% de los adolescentes en Estados Unidos pasan tiempo con sus abuelos en una semana típica. Un estudio de investigadores de las Universidades de Manitoba y de Washington encontró que vivir cerca de una abuela eleva la participación laboral de las mujeres casadas con niños pequeños en 410 puntos porcentuales.
Y aunque las abuelas ayuden a las hijas a volver o a permanecer en la fuerza laboral, eso a menudo significa retirarse ellas mismas de sus empleos o aportar sus recursos como Ana, que no planea tomar más vacaciones hasta que se pensione, pues con la plata de las vacaciones planea celebrar los grados de sus nietos y ayudarles a que sigan avanzando.