Tras haber alcanzado su nivel máximo del presente siglo en marzo pasado, cuando llegó a 13,34 %, la inflación en Colombia inició una senda descendente que le permitió cerrar 2023 en 9,28 %, nivel que incluso está por debajo de lo que pronosticaban los mercados (9,49 %) y que además implica el regreso un nivel de precios que aumenta un solo dígito, algo que no se veía desde mayo de 2022.
Al presentar estas cifras en el Dane, atribuyeron la corrección de la inflación a un menor aumento en los precios de los alimentos, en particular plátanos (-15,22 %), cebollas (-18,76 %), aceites comestibles (-7,74 %) y papas (-9,76 %).
Por el contrario, fueron los combustibles y los precios del servicio de luz los que no permitieron que el costo de la canasta familiar cayera más en el país.
La política gubernamental para eliminar los subsidios a la gasolina y equiparar sus precios con los internacionales, para así reducir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc), pasó una costosa cuenta de cobro en términos de inflación. Hizo que el gasto en transporte fuera el más elevado en la medición del Índice de Precios al Consumidor (IPC); mientras este indicador fue de 9,28 % total, el de transporte fue de 15,42 %, siendo el más alto entre los 12 grupos de gasto que analiza el Dane.
Los precios de los combustibles subieron 44,80 % en todo 2023, siendo el ítem que más se encareció entre los 188 que componen la canasta familiar. Este factor también afectó la venta de vehículos, cuyos precios de compra apenas subieron 3,13 % el año pasado.
Sin embargo, fue el grupo de gastos de alojamiento, agua, electricidad y gas (lo que incluye el costo de arriendos y de servicios públicos) el que más impactó la inflación del año pasado, debido a que es un grupo que afecta a todos los colombianos, mientras que el de los combustibles en teoría golpea más duro a los propietarios de vehículos.
La inflación del grupo de alojamiento fue de 9,24 %, impulsada por el costo de la electricidad, cuyos precios subieron 20,74 % a nivel nacional, pero en Santa Marta, Riohacha y Barranquilla aumentaron más de 33 %, caso contrario fue el de Cali, en donde la luz subió 10,37 %.
Otro gasto que le puso freno de mano a la inflación es el que se refiere a las llamadas comidas fuera de casa en restaurantes y cafeterías. Pese a que los alimentos no aumentaron de precio, sí lo hicieron los arriendos, la mano de obra y demás costos asociados a la venta de comida preparada. Como resultado, el IPC de las comidas en establecimientos de servicio a la mesa y autoservicio fue de 12,93 % en 2023.
El impulso de los alimentos
En 2023, los alimentos, que tradicionalmente han sido el ‘viacrucis’ de la canasta familiar, subieron 5 %, siendo el segundo grupo de gastos con menor carestía, solo superado por el de información y comunicación (que entre otros servicios incluye los planes de telefonía celular) que apenas subieron 0,12 %.
Sin embargo, los alimentos fueron los principales responsables del descenso de la inflación el año pasado, al punto que un indicador técnico que consiste en medir el costo de vida sin incluir los alimentos resultó en 10,33%, pero cuando se incluye la comida, esta lo bajó a 9,28 %.
Si el análisis de la inflación se hace por ciudades, fueron Valledupar, Santa Marta y Montería las capitales con las variaciones más altas en 2023, con 10,69 %, 10,50 % y 10,48 %, respectivamente. En total, cuatro ciudades del país terminaron el año con un IPC de dos dígitos (la cuarta fue Barranquilla), todas afectadas por los precios de la gasolina y su impacto en el transporte, así como por el costo de la luz.
El polo opuesto fue Villavicencio, cuya inflación de 2023 fue de 7,19 %, la ciudad más beneficiada con la caída en los precios de los alimentos.