El aumento en los precios de los productos de la canasta familiar continúa golpeando el bolsillo de los colombianos, donde las proyecciones de los expertos es que esta tendencia que se viene registrando desde el año pasado, se mantendrá en los próximos meses de 2023, principalmente en el primer semestre del año.
De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), el año pasado se alcanzó un nivel histórico en cuanto a inflación, al cerrar en 13,12 % y en el balance de enero de 2022 a enero de este año, el acumulado se ubica en 13,25 %, mostrando con ello que el costo de vida en el país sigue en alza y a pesar de las medidas que ha tomado el Gobierno nacional para controlar la situación –vía incremento de las tasas de interés– estas no están teniendo el efecto esperado.
Para enero de este año, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se situó en 1,78 %, que está arriba de lo proyectado por los analistas, quienes, según la encuesta mensual de expectativas del Banco de la República, esperaban una variación del 1,61 %. Este comportamiento se debió, en gran medida, a los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas (2,46 %), donde los productos que más se han visto afectados son: naranja, tomate, cebolla y plátano, cuyos precios se han incrementado en más de un 10%.
Al trasladar esta situación en Corabastos, principal central de abastos de Bogotá y el país, se logra apreciar un alza significativa en los alimentos. Al comparar el precio que tenían ciertos productos el 28 de febrero al jueves 2 de marzo, se evidencia que el kilo de maracuyá pasó de $5.500 a $6.500; el limón común que antes estaba en $2.857, ahora se consigue en $3.143; situación similar con el limón tahití, donde el kilo pasó de $5.714 a $6.143. La mandarina también registró un incremento, al pasar de $5.227 el precio del kilo, a $5.682.
Otros productos que se han encarecido han sido: ajo (el kilo pasó de $18.000 a $20.000), arveja verde (el kilo pasó de $5.000 a $6.200), ahuyama (el kilo pasó de $900 a $1.200), mazorca (el kilo pasó de $1.400 a $1.500) En cuanto a los tubérculos, el kilo de papa criolla sucia que antes costaba $3.800, ahora se cotiza en $4.200. Mientras que el bulto pasó de $185.000 a $205.000.
En contraste, entre los productos que registran caídas en los precios se encuentran: la fresa, cuyo kilo pasó de costar $10.000 a $8.000; la espinaca bajó de $3.000 a $2.500; granadilla, que disminuyó el precio del kilo al pasar de $11.429 a $10.714; arracacha, que antes se compra el kilo en $5.200, ahora se encuentra en $ 4.800; papa criolla lavada, pasó de $5.000 a $4.600 el precio kilo. También bajó el bulto de cebolla larga ($160.000 a $140.000), cilantro ($40.000 a $30.000).
Con respecto al arroz, el huevo y queso, estos productos mantienen sus precios estables. En el caso del primero, el kilo se comercializa en $3.900; en el segundo, la unidad ronda entre $490 y $550, y para el tercero, el kilo de queso costeño y queso campesino se encuentra en $23.000 y $16.000, respectivamente. Mientras que en carnes, el kilo de pechuga sigue costando $15.000, la costilla está en $17.000 y pescados como la mojarra roja o tipalia, el kilo se cotiza en $12.000.
Vale la pena destacar, según los últimos datos del Dane con respecto al IPC, que las ciudades donde más se han registrado alzas en los precios de los alimentos para enero de este año son, en su orden: Cali, Bucaramanga, Riohacha y Popayán.