El fenómeno meteorológico conocido como El Niño ha comenzado y se espera que tenga consecuencias significativas en la economía global, según informó la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (Noaa, por sus siglas en inglés). El Niño se caracteriza por el calentamiento de la superficie del océano Pacífico oriental ecuatorial y ocurre cada 2 a 7 años en promedio.
La climatóloga de la Noaa, Michelle L’Heureux, señaló que dependiendo de su intensidad, El Niño puede causar diversos impactos, como el aumento del riesgo de fuertes lluvias, sequías y temperaturas récord en diferentes partes del mundo. Además, el cambio climático puede exacerbar o mitigar estos impactos, generando nuevos récords de temperaturas.
Entre tanto, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) pronosticó que el período 2023-2027 podría ser el más caluroso jamás registrado en la Tierra, debido a la combinación de El Niño y el calentamiento global causado por las emisiones de gases de efecto invernadero.
Australia ya ha advertido que El Niño aumentará las temperaturas en un país que ya es vulnerable a incendios forestales. La influencia del fenómeno en Estados Unidos es débil durante el verano, pero se vuelve más pronunciada desde fines del otoño hasta la primavera, según la Noaa.
Los investigadores advierten que las pérdidas globales podrían superar los US$ 84 billones en este sigloe revela que El Niño podría tener un costo global de cerca de US$ 3,4 billones en los próximos cinco años. Para llegar a esta conclusión se observó que países con costas en el océano Pacífico, como Perú e Indonesia, experimentaron una caída del 10 % en su producción económica en los años siguientes a los eventos de El Niño en 1982 y 1998.
Los investigadores advierten que las pérdidas globales podrían superar los US$84 billones en este siglo si la frecuencia e intensidad de El Niño aumenta debido al calentamiento global. Además de los impactos económicos, se esperan daños en la infraestructura debido a inundaciones, interrupciones en la cadena de suministro de alimentos y pérdidas significativas en la agricultura debido a inundaciones y sequías.
Justin Mankin, coautor del estudio y profesor asistente de geografía en el Dartmouth College, explica que los impactos económicos de El Niño son duraderos y que la recuperación de una economía puede llevar mucho más tiempo de lo esperado. Además, señala que en lugares como Estados Unidos, la falta de seguros contra inundaciones deja a los hogares y empresas expuestos a los daños causados por deslizamientos de tierra e inundaciones.
Los investigadores también han advertido que existe un 66 % de posibilidades de que el planeta supere el límite de aumento de temperatura de 1.5 grados centígrados, establecido en el Acuerdo de París, al menos durante un año entre ahora y 2027, debido al aumento de las emisiones de dióxido de carbono y la intensidad de El Niño.
Este preocupante pronóstico pone de manifiesto la necesidad de tomar medidas urgentes para hacer frente a los impactos del fenómeno de El Niño y el cambio climático. Es necesario fortalecer la resiliencia de las comunidades y las economías ante eventos climáticos extremos, así como reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Esto deja claro que es necesario fomentar la conciencia y la educación sobre el cambio climático, para que las personas puedan entender los riesgos y tomar medidas para reducir su impacto. La transición hacia una economía baja en carbono y más sostenible es esencial para proteger nuestro planeta y las generaciones futuras.
Colombia podría sufrir escasez de alimentos
Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el apoyo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), se refirieron sobre las grandes consecuencias que acarreará Colombia por el fenómeno de El Niño.
Los pronósticos de precipitaciones indican que, al igual que las últimas semanas, desde junio a agosto las lluvias aumentarán considerablemente, por lo que la temperatura decrecerá significativamente. En ese contexto, para el periodo de junio a noviembre, el país puede experimentan puntos críticos de hambre.
“Es probable que las condiciones secas en este periodo afecten la cosecha principal de maíz en etapas críticas para el rendimiento de los cultivos, con efectos adversos en la producción”, advierte el informe frente al eventual escenario que tendrá el país para el segundo semestre del año.
El periodo correspondiente a agosto y octubre, se espera que haya una sequía persistente, lo cual afectará a las cosechas de alimentos, en especial el de fríjol. La proyección es que la disminución de cosechas de granos básicos puede repercutir negativamente en las reservas de alimentos para consumo y venta, aumentando la dependencia del mercado de los pequeños agricultores en Centroamérica.
Por otro lado, la investigación también señala que Colombia se encuentra bajo una estrecha vigilancia, dado que el 30 % de la población general enfrentó altos niveles de inseguridad alimentaria entre octubre y noviembre del año pasado, por lo que están observando con detenimiento esta situación como se presenta en un periodo de sequía aguda. Además, 1.3 millones de migrantes experimentaron esta misma situación, haciendo parte del 52 % de este tipo de población en el territorio.