El Banco Central Europeo (BCE) pondrá en marcha el jueves el plan para hacer frente a la creciente inflación y subirá las tasas de interés por primera vez en 11 años, mientras sigue la presión para que tome más medidas.

El plan para intentar frenar el aumento de los precios se anunció en junio y consiste en el aumento de las principales tasas de interés del BCE en 25 puntos básicos, la primera vez desde 2011. Los guardianes del euro llevan meses preparando el fin del dinero barato que ayudó a la economía a superar las crisis de los últimos años.

Este endurecimiento de la política monetaria ya se inició en julio, con el fin de las nuevas compras de deuda en los mercados. El objetivo es reducir la masa monetaria en circulación y frenar la inflación, que el mes pasado marcó un nuevo récord en la zona euro, con 8,6 % interanual.

La institución con sede en Fráncfort, Alemania, se suma así a otros bancos centrales, como la FED de Estados Unidos, que desde hace meses se muestran mucho más activos en la lucha contra la subida de los precios.

Una reacción valiente

Desde hace ocho años, el BCE aplica una tasa de depósito negativo (-0,50 %) al exceso de liquidez que le confían los bancos, con el objetivo de animarles a conceder más préstamos para apoyar la actividad y llevar la tasa de inflación al 2 %, de acuerdo con su mandato.

Este objetivo de aumento de precios fue inalcanzable durante años, pero ahora la inflación se disparó debido a la recuperación tras la covid-19, las tensiones en las cadenas de suministro y la crisis energética vinculada a la ofensiva rusa en Ucrania.

Los guardianes del euro, que han asegurado durante mucho tiempo que este aumento de la inflación era temporal, han tenido que admitir que lo subestimaron. La subida de tasas de 25 puntos básicos parece “una reacción vacilante dadas las altísimas tasas de inflación”, apunta Ulrike Kastens, economista de DWS.

Una subida de 50 puntos básicos ya el jueves “estaría justificada”, dice por su parte Jörg Krämer, economista de Commerzbank. Algunos “halcones” del Consejo de Gobierno del BCE también están a favor de tomar medidas más drásticas pero la mayoría apoya “un primer paso proporcionado” para no alterar los mercados.

Preocupación por Italia

Los guardianes de la eurozona, en cambio, dejan la puerta abierta a “nuevas y mayores subidas” de tasas de interés si la inflación continúa su carrera desenfrenada. La posible salida del primer ministro italiano, Mario Draghi, ha reavivado el temor a un aumento de las tasas de interés del país que podría resultar explosivo para la zona euro.

La deuda italiana ya estaba en el punto de mira de los mercados en junio, cuando el BCE anunció sus medidas. La institución quiere combatir esta situación con acciones para evitar una “fragmentación” de la zona euro. Si es probable que el BCE no tome el jueves más medidas que las anunciadas es también porque quiere evitar ahogar una economía tambaleante.

La Comisión Europea acaba de rebajar sus previsiones de crecimiento de la zona euro para 2022 y 2023 al 2,6 y al 1,4 %, respectivamente.

Si el BCE no actúa con contundencia, tendrá que “enviar una señal a la población de que se toma en serio la lucha contra la inflación, pues de lo contrario corre el riesgo de perder su credibilidad”, afirma Edgar Walk, economista del banco Metzler.

*Con información de AFP.