Un reciente informe del centro de investigaciones económicas del Banco de Bogotá habló sobre el inicio del año, el cual no ha sido el más alentador para las finanzas públicas.
Según el informe de la entidad financiera, además de la actualización del Plan Financiero que trajo consigo la suspensión de la senda de ajuste del déficit fiscal que empezó en 2021, los ingresos tributarios se han ubicado por debajo de la meta del Gobierno, con ambos sucesos exacerbando los temores de incumplimiento de la Regla Fiscal en 2024.
Si bien esta situación la podría resolver el Gobierno más adelante en el año con un recorte en el gasto, en la actualidad, debido a la alta apropiación de recursos del Presupuesto General de la Nación (PGN) que ronda los $502 billones, el Gobierno está presentando problemas de caja que han derivado en una reducción importante los depósitos de la Tesorería Nacional en el Banco de la República y un aumento no despreciable de la oferta de TES mediante mecanismos diferentes a las tradicionales subastas y colocaciones a entidades públicas.
La entidad había destacado previamente que el ritmo con el que el Gobierno ha llevado a cabo la ejecución del presupuesto se encuentra en los niveles más bajos desde 2016.
Esto quiere decir, que mientras en los primeros tres meses del periodo entre 2016 y 2022 el gobierno de turno ya había logrado comprometer 35.6 % del total PGN sin el rubro de servicio de deuda (el gasto que está determinado por la gestión del Gobierno), en 2024 ha sido de apenas 27.3 %.
No obstante, en términos nominales, el gasto del Gobierno sí ha incrementado de manera notable consecuencia de la alta apropiación de recursos. En particular, dado que el PGN pasó de $423 billones en 2023 a $502 billones este año, los pagos realizados por el Gobierno por concepto de gasto de funcionamiento e inversión crecieron 22% anual en lo corrido del año a marzo. Si la ejecución fuera la histórica, el gasto habría crecido casi 40 % anual.
Sin embargo, en el mismo período el recaudo de impuestos aumentó en apenas 4%. Así, un nivel de gasto aumentando más de lo que lo hacen los ingresos, se ha traducido en una menor caja para el Gobierno, lo que se ha hecho evidente los depósitos de la Dirección del Tesoro Nacional (DTN) en el Banco de la República.
Si a inicios de abril este saldo (caja del Gobierno) cayó a un mínimo de $4.1 billones, cuando por esta época del año se ubicaba en $25,9 billones para la mediana entre 2002 y 2022. El resultado de 2024 es bastante inferior al de 2023, cuando el Gobierno contaba con $14.8 billones (pesos de 2024)
El Gobierno ha optado por acelerar su ritmo de emisión de deuda pública interna, la cual, según el Plan Financiero, está presupuestada en $53.4 billones en 2024. Según los cálculos del equipo, el saldo de TES pasó de finalizar 2023 en $497,9 billones a situarse al cierre de marzo en $503,7 billones, es decir, un incremento de $17.8 billones.
Este aumento se dio en $11,9 billones a través del habitual mecanismo de subastas primarias competitivas y no competitivas, $1,8 billones en emisiones hacia entidades públicas, $800.000 millones en el lanzamiento del ETF de deuda pública local y $8,7 billones destinados a las operaciones de recompra para redención anticipada.
Cabe recordar que esta estrategia se viene implementado desde hace varios años para reducir los vencimientos de TES del año en curso y el siguiente, a cambio de emisión de títulos de mayor plazo. Esta operación acarrea un costo por el alargamiento del plazo. Es decir, la emisión de TES de $8,7 billones, solo permitió recomprar $5,2 billones de TES con plazo 2024 y 2025, a lo que se suma el costo antes mencionado por $2,5 billones y un residual que por falta de información no puede ser identificado (Gráfico 3). Las emisiones nuevas de TES se concentraron en las referencias de 2029 (UVR), 2033, 2037 y 2042.
De esta forma, los problemas de caja podrían continuar presionando la implementación de esta estrategia de redención anticipada, con una emisión de TES acelerada, que terminaría por finalizar anticipadamente el esquema de subastas, lo que podría interpretarse como una buena noticia, pero abriría espacio para financiaciones anticipadas y en definitiva mayor emisión de TES por mecanismos menos transparentes.