En medio del paro nacional que se adelanta en el país este miércoles 28 de abril, precisamente en rechazo de la reforma tributaria que hace su trámite en el Congreso de la República, el viceministro de Hacienda, Juan Alberto Londoño, dijo en La FM que tomaron la decisión de retirar el artículo que se refiere al IVA a servicios públicos, del contenido del proyecto. También confirma que la iniciativa irá por un menor recaudo al estimado originalmente, el cual, por demás, ha pasado de $30 a $23 billones, y ahora queda con una cifra sin definir aún.
De inmediato, el expresidente Álvaro Uribe, jefe natural del partido Centro Democrático, lanzó su reclamo: “por favor señores, esto no se arregla quitando unos temas”. Luego, dio otras directrices.
Hay que recordar que en el proyecto original de reforma tributaria se planteó gravar con IVA de 19% los servicios públicos domiciliarios en los estratos 4,5 y 6. Esa idea generó controversia inmediata, puesto que en el país, el tema de los estratos ya ha sido criticado como obsoleto, puesto que tiene en cuenta la fachada de una casa, más no la realidad de la familia que habita en ella.
La salida de Uribe
La salida de Uribe, con la reforma tributaria, apunta a que el Ministerio de Hacienda no debe insistir en debatir en el Legislativo una reforma compleja, con un paquete de artículos que se acerca a los 170, en medio de un panorama en el cual, no solo hay una fuerte crisis económica, sino que persiste la situación crítica en materia de salud, debido a la alta afectación que está causando en el país la tercera ola de la pandemia de covid-19.
Desde la perspectiva de Uribe, el camino a seguir por parte de Hacienda es facilitar el consenso, ya que Colombia requiere tramitar la reforma tributaria, para poder cubrir el financiamiento de los programas sociales que se han diseñado en esta coyuntura de emergencia económica y sanitaria.
En ese sentido, sugiere introducir en la reforma tributaria propuesta simples, claras, “no agresivas, por regla transitorias”.
Tras el ‘regaño’, plantea que esa debe ser la ruta para construir la ponencia que se debatirá y aprobará, primero en las comisiones económicas del Congreso, en sesiones conjuntas, y luego en debate simultáneo en plenarias de Senado y Cámara.
De acuerdo con lo expresado por Londoño, ante las circunstancias según las cuales, todos los partidos políticos dijeron no al IVA a los servicios públicos, “buscaremos otras alternativas para financiar los programas”.
Pedacear la reforma, algo que se veía venir
Era de esperarse. En Colombia, ni en tiempos normales se ha logrado hacer una reforma estructural al sistema tributario, el cual está más que evaluado y ‘rajado’, por inequitativo y complejo. De hecho, los integrantes de la comisión de expertos tributarios que hicieron la revisión, tras convocatoria del Gobierno, quedaron negativamente sorprendidos con un esquema de impuestos en el cual, “Colombia se metió en una situación en la que está mordiendo y persiguiendo su propia cola, tratando de compensar errores del pasado con nuevos errores. Es una historia sin fin que debe parar”, según dijo David Rosenbloom, uno de los comisionados.
Por esa misma razón, al Congreso colombiano, prácticamente cada año, es llevada una nueva propuesta, que inicia con una cara y termina totalmente desfigurada.
El pedaceo empieza por el propio gobierno, que en aras de la política y la democracia, va cambiando lo que originalmente había planteado como una propuesta técnica. De hecho, el director de la Dian, Lisandro Junco, al ser interrogado sobre los cambios anunciados por Londoño, expresó: “Estamos generando consenso”.
Varios cambios y aún no empieza el debate
Desde el año pasado, en Colombia se sabe que no hay otro camino que una reforma tributaria, pues el país adquirió una deuda enorme que está próxima a soprepasar los niveles ‘saludables’ y la pandemia sigue demandando recursos para invertir, tanto en programas de ayudas a los más vulnerables, como en apuestas para la reactivación de la economía y la generación de empleo. Sin embargo, la coyuntura de crisis y la antesala de una campaña política, hacen aún más complejo el trámite de un proyecto para imponer nuevos impuestos.
Es así como, desde que salieron a la luz pública las primeras propuestas de la iniciativa, el remolino no se ha detenido. El propio presidente Iván Duque dio la orden a su equipo económico, de que productos de la canasta básica de los colombianos no se tocaban. Tampoco avaló la idea de que el café, el chocolate, el azúcar y la sal pasaran a tener IVA de 19 %, pese a que el viceministro de Hacienda había argumentado que no eran productos básicos de la canasta familiar.