En octubre de 2022, el Gobierno nacional aumentó los precios de la gasolina debido a un importante déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC). Este fondo se estableció para subsidiar el costo de la gasolina en el país y contrarrestar los altos precios a nivel internacional.
En enero, el Gobierno comunicó que la situación deficitaria del FEPC con respecto a la gasolina se había estabilizado, lo que implicaba que no se requerían nuevos incrementos en el precio. Es relevante mencionar que los ajustes en el precio se realizaron de manera gradual, con aumentos mensuales que oscilaron entre $ 400 y $ 600, elevando el precio por galón de $ 9.300 a aproximadamente $ 15.100.
En ese sentido, aunque en teoría los aumentos en el precio de la gasolina habían cesado, es probable que haya un nuevo incremento para equiparar el precio del galón del combustible con el valor internacional.
Sobre el tema habló el ministro de Hacienda y Crédito Público, Ricardo Bonilla, quien, en la rueda de prensa posterior a la junta del Banco de la República, dijo:
“La mala noticia es que nosotros habíamos considerado que la brecha de la gasolina ya estaba cerrada. Eso estaba considerado bajo unos precios de la gasolina y del petróleo entre 76 y 82 dólares. Estamos evaluando si con un petróleo, que pasó hasta 89 y 93 dólares el barril, la brecha sigue cerrada o si tiene algún espacio abierto y tenemos que revisarla”.
Así las cosas, queda la del diésel, donde estamos evaluando tres circunstancias.
La primera es cómo hacer un ajuste específico a los grandes consumidores del diésel; es decir, a todos aquellos que desarrollan un consumo superior a los promedios del mercado y que están perfectamente identificados en varios tipos de empresas.
El segundo, según dijo el ministro Bonilla, es que el Gobierno está identificando dentro del parque automotor cuáles son los transportadores que realmente mueven alimentos en el país y los que afectarían el precio final para los colombianos.
“Estamos examinando la posibilidad de tener algún tratamiento preferencial o diferencial para aquellos que transportan alimentos y que hacen transporte masivo de pasajeros, que son los que directamente sentirían un impacto en la inflación. Y estamos examinando con ese grupo qué es lo que realmente hay”, explicó.
“Hay que señalar que en el parque automotor colombiano, los que transportan alimentos y llegan a centrales de abastos son camiones de menos de 10 toneladas, no son tractomulas”, agregó.
Sobre el tercer punto, dijo el funcionario, que tiene que ver con el componente bio del diésel, según él, se está examinando la fórmula de combinación del bio y del diésel para evaluar los impacto que realmente se da.
“Si me ajustan el precio del biodiésel y no lo incorporo al precio final, estaría subsidiando más el precio del diésel”, agregó.