Las motocicletas están consolidadas como el medio de transporte principal en Colombia. La preferencia de los conductores por estos vehículos es evidente, pues mientras la industria automotriz ve las consecuencias de la desaceleración, el segmento de las motos ha tenido un rendimiento positivo.
Pero, más allá de los rendimientos económicos, hay un tema que siempre ha llamado la atención y es la seguridad de los conductores. Casi siempre en las cifras de accidentalidad son las motos las que ocupan el primer lugar por estar involucrados en ese tipo de incidentes y que, en muchas ocasiones, le cuestan la vida, tanto al piloto como al acompañante.
Esto es uno de los motivos por los cuales el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat) es más caro para las motos, en comparación con los automóviles, pues hay una mayor probabilidad que estas se vean involucradas en algún siniestro.
Pero más allá de una póliza, la industria ha empezado a pensar más en esos detalles de seguridad. A diferencia de los carros, la moto no tiene un chasis para proteger a sus pasajeros, en caso de un choque o caída. No obstante, a estos vehículos, poco a poco, se le han ido agregando más sistemas de seguridad pasiva, que son los que mitigan las lesiones o heridas, en caso de presentarse un accidente.
Tal vez la más importante sería el sistema de frenos y en Colombia hay una particularidad, de acuerdo con la Cámara de la Industria de Motocicletas de la Andi, el 32 % de las motos en el país no cuentan con un sistema de frenado avanzado.
Ese sistema hace referencia a mecanismos como el sistema antibloqueo de frenos (ABS) o el sistema de frenado combinado (CBS). Si bien la Andi asegura que en la actualidad el 68 % de las motos cuentan con estas ayudas, la meta es que para el 2025, todos los vehículos nuevos tengan uno de estos mecanismos.
La incorporación de sistemas de frenado avanzado en las motocicletas en Colombia son un avance crucial en términos de seguridad vial. El aumento del porcentaje de motos equipadas con estos sistemas en Colombia representa un hito significativo en la protección de los motociclistas y un aporte de la industria en materia de seguridad vial”, explicó Iván García, director de la Cámara de la Industria de Motocicletas de la Andi, en el marco del conversatorio “Retos y oportunidades del Soat”.
Las luces, otro sistema que no se puede dejar de lado
Se calcula que durante el 2022, unas 8.250 perdieron la vida en un incidente vial, de las cuales, al menos el 60 % involucró a las motos. No es una cifra menor y, si bien una conducción responsable y sistemas de seguridad pasiva son claves para que se disminuyan estos casos, hay otros temas que pueden salvar muchas vidas.
Las luces son esenciales en la moto y, de hecho, la norma exige que tanto en la noche, como en el día, estos vehículos lleven las luces encendidas. Es por esto que los modelos más recientes implementan sistemas que no permiten apagar las luces, conocido como AHO, y algunas tienen iluminación específicamente diseñada para destacar con la luz diurna.
Según la Andi, en países donde se ha implementado la normativa de luces diurnas obligatorias, se ha observado una reducción significativa en el número de incidentes viales graves. Por ejemplo, un estudio realizado en Suecia encontró que la probabilidad de incidentes de motocicleta disminuyó en un 30 % después de la puesta en marcha de esta medida.
“Debemos lograr que cada vez más personas puedan acceder a motocicletas con estas características. En Colombia, según datos del Runt, las motocicletas que ruedan en el país tienen en promedio 11 años, por tanto, muchas no cuentan con estos sistemas. Urgen políticas de ascenso tecnológico que permitan que cada vez más usuarios puedan rodar en motos con estas tecnologías”, agregó Iván García.