Uno de los debates más importantes por estos días en Colombia es el de los precios de los combustibles, que sí o sí aumentarán para el mes de octubre, según lo anunciado por el gobierno del presidente Gustavo Petro, quien en varias ocasiones ha manifestado que el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) está desfinanciado y no se puede seguir subsidiando la gasolina y el ACPM.

Si bien hasta el momento no se tiene claridad sobre la cantidad en la que se aumentarán estos productos, de acuerdo con el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, esta alza será menor a la sugerida por el Marco Fiscal de Mediano Plazo, es decir que no sobrepasará los 400 pesos, que según los expertos, es la medida necesaria para compensar los precios internacionales del petróleo en la actualidad.

En todo este debate hay que tener en cuenta que el hueco del fondo de subsidios a los combustibles, en 2019, ascendía a 17 billones, monto que se convirtió en una deuda a la nación, pues el déficit se respaldaba con emisión de TES (papeles de deuda). Sin embargo, la cuenta fue saldada con una norma incluida en el Plan de Desarrollo del gobierno de Iván Duque. Para 2021, debido a la crisis sanitaria y económica por la covid-19, el fondo volvió a estar en apuros, pues tenía un déficit de 11,7 billones de pesos, de los cuales se pagaron 3,9 billones.

No obstante, todo eso era un ‘mejoral’ (analgésico) para la alta temperatura, pues el precio del petróleo, por encima de los 100 dólares, subía y subía cada vez más el hueco. Se considera que crece tres billones por mes y la estimación es que, al cierre del año, sume 35 billones. El problema ahora es el de los malabares que habrá que hacer para que el incremento, de llegar a ese precio de 17.000 pesos por galón que se consideran necesarios, empiece a sanear el hueco.

Las recomendaciones del pasado ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, señalaban que el incremento gradual a aplicar debía ser de 200 pesos en el primer mes (junio), de 250 pesos en el segundo (agosto) y luego un incremento de 400 pesos “hasta que se cierren los diferenciales de compensación”. El punto en todo esto es que toca tener cuidado con los efectos que esto pueda generar en la inflación.

¿Qué tanto subiría la inflación con el aumento de precios de combustibles?

SEMANA consultó a varios expertos en el tema para poder analizar lo que pasaría en el país con el costo de vida, el cual está directamente ligado al precio de la gasolina y el ACPM. Para empezar se debe tener en cuenta que, según el Dane, la inflación para el mes de agosto se ubicó en el 10,84 % en su acumulado anual, la más alta desde 1999.

En este sondeo, las personas consultadas coincidieron en que la disparada del costo de vida dependerá de qué tanto suban los combustibles, no obstante, en el peor de los casos se hablaría de unos 100 0 150 puntos básicos, que llevarían la inflación actual a un rango entre el 11,84 y el 12,34 %, partiendo del escenario actual.

De acuerdo con el economista Martín Jaramillo, un primer impacto se dará con el transporte de carga, incluyendo el de alimentos, situación que golpeará con fuerza, en un principio, a las familias más vulnerables, ya que reduciría aún más su poder adquisitivo y aumentaría la brecha de pobreza que actualmente enfrenta el país.

“En este momento hay problemas de inflación por dos cosas, claro por el precio de los combustibles, pero también por un aumento de la masa monetaria, operaciones del Banco de la República, y por gasto fiscal, los gobiernos en tiempo de inflación y boom económico tienen que bajar el gasto y subir impuestos para recoger masa monetaria. Resulta que estamos haciendo todo lo contrario”, explicó Jaramillo.

Por otra parte, el economista Andrés Moreno sostuvo que también se debe dar un vistazo a los derivados de la gasolina (aceites, azufre, ceras, parafinas, emulsiones, gases licuados y coque), los cuales serán los primeramente impactados con esta alza, ya que su materia prima subirá y, por tanto, elevará los costos de producción.

Luego de esto vienen las cadenas de operación y distribución logística en todo el país, es decir, aquellas que dependen de los transportadores, ya sean de carga liviana, pesada, taxistas o vehículos por plataformas, los cuales dependen de los combustibles para su operación. Según este experto, no se podría descartar un aumento de los fletes.

“Por derecha los transportadores aumentan los fletes, los camioneros, los Uber, los taxis, toda la gente que usa carro y presta un servicio de transporte, ya sea para la alimentación, para los bienes, para la carga, suben de precio. Empecemos porque estos servicios terminarán subiendo de precio”, dijo inicialmente Jaramillo.

Frente a este punto, recientemente Nidia Hernández Jiménez, presidente de Colfecar, indicó que si bien los combustibles han mostrado un comportamiento estable en los últimos dos meses, no se puede permitir un alza descontrolada en este ítem, ya que constituye el 1,6 % del precio de gran parte de los productos que consumen a diario miles de colombianos.

“Por tal razón, si aumenta el valor del combustible, se generará un alza aún mayor en la inflación; en efecto, se estima un alza del 0,65 % en la canasta básica por cada mil pesos que suba el precio del galón de combustible; de ahí la importancia de que dicho rubro mantenga su estabilidad”, explicó la vocera gremial.

Ante este panorama, no queda otra opción más que prepararse para la apretada de bolsillo que se viene en el corto plazo y que podría extenderse hasta finales del mes de enero, cuando los demás factores que están golpeando la inflación (exportaciones) empiecen a ceder y se tenga un alivio frente a este tema, ya que los precios del petróleo no dan señales de que entrarán pronto en una tendencia a la baja.