Una ley que fue aprobada en diciembre, para que los megarricos de Argentina hagan un aporte adicional en medio de la emergencia, sentará un precedente en América Latina.

Se trata de un impuesto extraordinario a las grandes fortunas, que empieza a regir desde este viernes, cuyo recaudo irá a parar a una bolsa pública que financiará subsidios y ayudas sociales en la coyuntura de la pandemia de covid-19.

Razones de la ley hay de sobra. El fin último, desde que se debatió la propuesta legislativa, es intentar ponerle una talanquera a la pobreza, que en la actualidad supera el 40 %.

La petición que hicieron en Argentina para los ultrarricos es que hagan un aporte solidario, por una única vez, el cual se aplicará a las personas con patrimonio superior a 200 millones de pesos (2,17 millones de dólares).

El aporte se diseñó de tal manera que sea progresivo, es decir, el que más tiene más pone.

La iniciativa fue impulsada por el presidente peronista Alberto Fernández, y aunque se encontró con el rechazo de la fuerza opositora, la liberal Juntos por el Cambio, del expresidente Mauricio Macri, que lo consideró como una ‘confiscación’, lo cierto es que ya es ley y rige desde este 29 de enero.

Temor por el tiempo de permanencia

Si bien los megarricos de Argentina no tienen otro camino que cumplir la ley, ronda el temor por la vigencia del impuestos. La poderosa Sociedad Rural, que agrupa a grandes hacendados de ese país agroexportador, manifestaron que les preocupa que el aporte extraordinario, establecido de manera temporal, se vuelva permanente.

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Así ha ocurrido en otras ocasiones y en otros países. En Colombia, por ejemplo, está el caso del 4x1000, planteado como un salvavidas al sector financiero durante la gran crisis de 1998 (empezó con 2x1.000 y no solo se quedó sino que se fue agrandando).

En Argentina, el impuesto Covid a los ricos recaerá sobre 12.000 ciudadanos que en este país, de 44 millones de habitantes, tienen los ingresos que estableció la ley como la capacidad adquisitiva suficiente para aportar en esta coyuntura. Los beneficiarios estarían entre los que hacen parte de esa gran franja de la población que está por debajo de la línea de pobreza y que hoy son el 40,9 % de los habitantes.

La tasa impositiva que cobrará Argentina despega en el 3,5 % aplicado a los bienes declarados en Argentina. El porcentaje máximo que le cobrarán a los megarricos será de 5,25 % sobre los que se encuentren fuera del país.

Plata para un fin social

De acuerdo con lo establecido en la ley, los requerimientos que ha planteado la pandemia necesitan recursos. Por ello, un 20 % será destinado a insumos médicos para la pandemia; otro 20 % a pequeñas y medianas empresas (Pymes); 15 % a desarrollos sociales; 20 % a becas estudiantiles y 25 % a emprendimientos de gas natural para apoyar a aquellas personas que no están conectadas a la red.

El ingreso estimado con este impuesto es de 3.000 millones de dólares.

Un énfasis en el que hace la ley es que el impuesto recae sobre personas y no sobre empresas, las cuales, también han sido fuertemente golpeadas por la crisis y son un instrumento crucial para el mantenimiento o generación de empleo (el desempleo es del 11,7 %), lo que a su vez, puede ayudar a disminuir el riesgo de que la gente caiga en la pobreza.

¿Se puede replicar en otros países de América Latina?

El precedente de Argentina podría ser replicado en otros países e América Latina, es la pregunta que surge en esta coyuntura. Alrededor del tema, el debate está abierto, pues, las grandes fortunas, en general, se han incrementado más en la pandemia.

Es así como, la Red Latinoamericana por la Justicia Económica y Social, formada por organizaciones de 13 países, propone aplicar un impuesto similar, con el cual, se dispondría de unos 26.000 millones de dólares, que podrían cortar con las angustias de los países pobres para inmunizar a toda su población con la vacuna Covid-19.

Otra voz que ha estado abogando por un impuesto a la riqueza destinado a enfrentar las desigualdades que ha acentuado la pandemia es Oxfam, OMG internacional que enfatizó en que, en nueve meses, las mil fortunas más grandes del mundo han recuperado las pérdidas económicas originadas por la pandemia.

En cambio, en el extremo opuesto, los pobres no saldrán tan rápido del mal momento, sino que necesitarán décadas para volver a tener oxígeno financiero.

Con información de AFP