Tal y como se esperaba para el mes de junio, la inflación en Colombia volvió a aumentar y se mantiene en máximos históricos, impulsada por factores internacionales como la guerra en Ucrania, el cierre del comercio en China y la crisis económica en los Estados Unidos, así como por factores nacionales como el invierno, que ha afectado varias carreteras.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) dio a conocer ayer martes –5 de julio– los resultados del Índice de Precios al Consumidor, en los cuales se puede ver que el costo de vida para el mes de junio aumentó un 0,51 %, impulsado principalmente por los sectores de restaurantes y hoteles, bienes y servicios para el hogar, transporte y alimentos y bebidas no alcohólicas.
Así las cosas, en el acumulado anual se sube al 9,67 %, un 0,60 % más que lo que se tenía para mayo, donde fue de 9,07 %. Aunque la inflación cedió un poco el mes pasado, cerró el semestre con una nueva alza, que alcanza otro máximo histórico que no se veía desde hace más de 20 años.
“Esta inflación del 0,51 % es la más alta de los últimos 18 años y la segunda más alta en la historia del país, superada únicamente por aquellas épocas en las que el paro camionero de la época generó fuertes impactos en los alimentos. Para el caso del consolidado anual, este resultado no se veía desde el año 2000, o sea, hace 22 años”, dice el informe.
En lo que respecta a las regiones, ocho ciudades del país tienen actualmente una inflación con cifra de dos dígitos, encabezadas por Cúcuta (13,65 %), Santa Marta (13,07 %), Valledupar (11,80 %) y Riohacha (11,29 %). Caso contrario ocurre con Pasto, que es la ciudad con la inflación más baja del país (8,85 %), seguida por Bogotá muy cerca con un 8,89 %.
Un golpe que se siente más duro en los estratos bajos
En medio de la presentación de estos resultados, un dato que llamó la atención fue el impacto que actualmente está teniendo el costo de vida en los diferentes estratos sociales; pues se sintiente con mayor fuerza en los niveles de más bajos ingresos de la sociedad, que entre los de mayores ingresos (estratos 4, 5 y 6).
Según el director del Dane, Juan Daniel Oviedo, la inflación anual fue del 11,30 % en los hogares en situación de pobreza, mientras que los ingresos altos tienen una inflación de apenas el 8,26 %; lo que refleja una brecha de más de tres puntos entre estos dos niveles. Para el caso de la clase media, el aumento del costo de vida se ubicó en 9,82 %.
“En lo que respecta a la variación año corrido, la inflación se ubica en el 8,05 % para las personas en condición de pobreza y vulnerabilidad, mientras que en la clase media es del 7,22 % y para las personas de ingresos altos, es del 6,10 % (...) dejando claro que ha tenido uno mayor impacto entre los estratos más bajos”, explicó este funcionario.
Los expertos señalan que estos resultados aumentan la brecha social en el país y dificultan que más personas puedan salir de la pobreza.
¿Por qué pasa esto?
Para el economista Martín Jaramillo, este fenómeno se explica porque el mayor impacto de la inflación está en el sector de alimentos, el cual acapara el porcentaje más alto del gasto en los estratos socioeconómicos más bajos, que a su vez, no cuentan con herramientas para hacerle frente a la carestía.
“Partamos de que el pobre tiene menos capacidades de diseñar contratos ajustados a la inflación o de comprar o tener su plata con mecanismos financieros que se ajusten a la inflación. Entonces los afecta más y eso se ve en todos los países de Latinoamérica”, explicó.
En entrevista con SEMANA, Jaramillo recordó que, según Corficolombiana, la escasez de urea, por la guerra en Ucrania, es uno de los factores que también está incidiendo en el aumento de precios en los alimentos ya que este producto es vital para la producción agrícola y el hecho de que no haya, dispara sus precios en el mercado.
“La inflación casi siempre en países como el nuestro, les pega a los más pobres, sin embargo, en este momento es doblemente grave porque no solo se siente con más fuerza, sino que también es más alta. La inflación no está determinada por la compra de casas de lujo o de Iphone, está determinada por los altos precios de la comida y es lo que no permite reducir la pobreza en Colombia”, dijo este experto.
¿Qué se puede hacer?
Durante este encuentro con SEMANA, Martín Jaramillo sostuvo que aunque suene impopular para muchos, es necesario focalizar la entrega de ayudas a los estratos más bajos, ya que esto permitirá aliviar el bolsillo de quienes ganan menos.
“A los estratos altos no hay que protegerlos, hay que buscar alternativas para subsidiar a las personas de estratos más bajos. Colombia no tiene el músculo fiscal para subsidiar a todo el mundo, hay que llegar a los más pobres por los canales de focalización como Familias en Acción, Jóvenes en Acción o la devolución del IVA, buscando mecanismos que frenen cualquier fluctuación”, agregó.
Este experto concluyó recordando que el Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles está amortiguando los estragos de la inflación que se originarían por cuenta de la volatilidad en los costos internacionales del petróleo y que de no existir, dispararían aún más el costo de vida.