José Antonio Ocampo era un soplo de tranquilidad en el gobierno de Gustavo Petro. Los meses que estuvo en el cargo recibió el mote del ‘ministro bombero’, porque solía apagar los incendios que constantemente se producían en el gabinete. Su salida era un miedo que rondaba en el sector empresarial, que veían en él un hombre que les inspiraba confianza para evitar lo que el mismo alto funcionario, recién posesionado, había llamado “locuras”. Por meses se dijo que el ministro apenas duraría un año, pues lo esperaban en la Universidad de Columbia, donde es profesor y donde le dieron una licencia. Pero Ocampo había anunciado que finalmente tenía una prórroga y podría quedarse dos años. A los pocos días, el Gobierno le comunicó que no iba más.
A diferencia de otras colegas que se enteraron de su salida por una llamada de Palacio o porque llegaron y en la seguridad les dijeron que no aparecían como funcionarias del Estado, al ministro estrella del Gobierno, el presidente sí le dijo que no seguiría contando con él.
“Él me expresó personalmente lo que, además, también señaló en el Consejo de Ministros, que el colapso en la coalición política generaba una circunstancia política diferente y que él quería gobernar con gente que fuera más cercana a su movimiento político. Yo venía de afuera. Era parte de esa coalición, no era parte del movimiento del presidente Petro. Yo apoyé otro candidato”, dijo.
Ocampo contestó si se sentía cuota del liberalismo y si creía que la pelea con César Gaviria le había pasado factura. “Yo milité en el partido Liberal por mucho tiempo, y -de hecho- cuando estuve en el Gobierno, en los años noventa, era del Partido Liberal. Pero hoy no soy miembro de ese partido. En la campaña presidencial asesoré fue al doctor Sergio Fajardo”.
En su entrevista con SEMANA habló de todo. Por ejemplo, reconoció que la crisis que produjo su salida fue por la iniciativa que lideraba entonces Carolina Corcho para eliminar las EPS. Ocampo había sido crítico de esta propuesta y se sabe que las cifras que proyectó sobre su impacto fiscal generaron molestia, así como el documento que firmó con los entonces ministros Cecilia López y Alejandro Gaviria, en el cual expresaban sus reparos. “Como se sabe ampliamente, la crisis política se originó en la reforma a la salud. De eso no hay la menor duda. Ahí fue que llegamos al punto de no aceptación de propuestas; los partidos aliados decidieron romper con el Gobierno y el presidente hizo el cambio de gabinete”.
También habló de lo que sucedió con la elección del gerente de la Federación de Cafeteros.
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SEMANA: sobre su salida del Ministerio de Hacienda, para todos los colombianos era claro que usted quería quedarse y hasta pidió permiso en la Universidad de Columbia. ¿Cómo le notificó el Gobierno la decisión?, ¿se sorprendieron en la Universidad cuando les dijo que volvería antes?
José Antonio Ocampo (J. A. O.): la verdad es que mi salida, al igual que la de los seis colegas del gabinete, es resultado de la crisis política. Fue una decisión del presidente, de armar un gobierno con unas características diferentes a todos los que ―si se me permite― veníamos de fuera del Pacto Histórico. Fuimos los primeros a quienes nos aceptaron la renuncia protocolaria. En la Universidad, tan pronto notifiqué mi regreso, me confirmaron que podía cancelar la nueva autorización y que podía estar para el año escolar 2023-2024.
SEMANA: ¿cómo le dijo el presidente a usted que se fuera?
J. A. O.: él me expresó personalmente lo que, además, también señaló en el Consejo de Ministros, que el colapso en la coalición política generaba una circunstancia política diferente y que él quería gobernar con gente que fuera más cercana a su movimiento político. Yo venía de afuera. Era parte de esa coalición, no era parte del movimiento del presidente Petro. Yo apoyé a otro candidato.
Creo que cumplí una función muy positiva dentro del Gobierno. Espero que el presidente Petro esté agradecido con mi gestión.
SEMANA: usted siempre fue crítico con lo que no le parecía. Le aceptaban sus alertas y parecía que las escuchaban. El presidente Petro le perdió la confianza. ¿En qué momento lo sintió así?
J. A. O.. no. Yo verdaderamente no sentí eso en ningún momento. Pues obviamente había diferencias de opiniones, pero todas se discutieron en el escenario que correspondía.
SEMANA: pero hubo un momento de tormenta, cuando salió el documento sobre riesgos de la reforma a la salud que había sido firmado por usted y por Cecilia López. ¿Por qué ustedes en ese momento no se fueron?, ¿qué pasó luego de esa situación que los hizo mantenerse en el gobierno por un tiempo más?
J. A. O.: eso fue una circunstancia muy particular. Yo desconozco quien filtró el documento y cuál fue el motivo de la filtración. Lo cierto fue que se trató de un punto de vista que dimos internamente en el Gobierno para tratar de modificar la reforma a la salud. Creo que la discusión alrededor de esas propuestas hubiera sido benéfica para el Gobierno. Pero no se dio.
Después se presentó lo de la solicitud del Congreso, que nos preguntó cuánto costaba la reforma a la salud; las estimaciones se habían hecho conjuntamente entre el Ministerio de Salud y el Ministerio de Hacienda.
Ahora, debo decir que esas cuentas son sobre la propuesta original. En su momento, el Ministerio de Hacienda tendrá que hacer unas cuentas, dependiendo de lo que sea aprobado para primer debate.
SEMANA: por ahí dicen que no se sabe quién fue el ventilador que desató la crisis, si usted o la ministra Corcho...
J. A. O.: como se sabe ampliamente, la crisis política se originó en la reforma a la salud. De eso no hay la menor duda. Ahí fue que llegamos al punto de no aceptación de propuestas; los partidos aliados decidieron romper con el Gobierno y el presidente hizo el cambio de gabinete.
SEMANA: cuando sacaron a Alejandro Gaviria, ¿cómo vio esa decisión? Era el arranque de todo el remezón que venía.
J. A. O.: bueno. Alejandro Gaviria fue un excelente colaborador del gabinete. Obviamente, con él tuvimos una relación y elaboramos esas propuestas que se conocieron públicamente, pese a que era un documento confidencial, pero alguien lo filtró. Yo tengo el mayor respeto por la gestión que hizo él como ministro de Salud durante la administración Santos, y como ministro de Educación durante algunos meses en la administración actual.
SEMANA: ¿usted aceptaría volver a este Gobierno si le ofrecieran otro cargo?
J. A. O.: eso se decidirá en su momento. Si se da esa eventualidad yo lo analizaré, en función de la evolución política en Colombia.
SEMANA: en el momento en que se produjo su salida hubo voces que lo atribuyeron a que era una cuota del liberalismo. Pero usted también es un académico y técnico. ¿Cómo se siente una persona como usted saliendo del gabinete por asuntos políticos?
J. A. O.: yo milité en el Partido Liberal por mucho tiempo, y ―de hecho― cuando estuve en el Gobierno, en los años noventa, era del Partido Liberal. Pero hoy no soy miembro de ese partido. En la campaña presidencial asesoré fue al doctor Sergio Fajardo.
Dólar y los mercados
SEMANA: ¿qué cree y qué le gustó aportar en su paso por el Ministerio de Hacienda durante nueve meses?
J. A. O.: mi gestión tuvo varios resultados. Los más importantes fueron la aprobación de una reforma tributaria que, además, es la única reforma económica y social que se ha aprobado hasta ahora en la administración actual.
Lo segundo fue manejar la turbulencia en los mercados, que se había generado al comienzo de la administración. A través de distintos mensajes se logró que los mercados comenzaran a comportarse de manera favorable. Se reflejó en esa reducción del dólar, de más de cinco mil pesos a casi 4.400, y la disminución de las tasas de los TES (bonos de deuda pública) en casi cuatro puntos porcentuales, colocándose muy por debajo de las tasas del Banco de la República. Esos son los dos logros más importantes.
Otro logro clave, a mi juicio, fue el reordenamiento del Grupo Bicentenario, las entidades financieras del Gobierno. Lo que hice fue ponerles cuatro grandes objetivos: inclusión crediticia, economía verde, fomento de innovación e infraestructura incluyente (para las zonas marginadas del país). También el lanzamiento del primer programa que tiene que ver con la inclusión crediticia. Es un programa apoyado por todo el Grupo y por los bancos comerciales, y además por el sistema cooperativo.
SEMANA: mencionó la reforma tributaria como algo de lo que está orgulloso, pero está demandada, con 38 acciones jurídicas. Tendría riesgo de caerse o de que le tumben medidas, con lo cual también generaría menos ingresos. Es más, ¿es cierto que ya el país está recaudando menos por impuestos?
J. A. O.: en realidad, el tema adicional importante de este año, con los ingresos públicos, es que el precio del petróleo es más bajo de lo previsto. Eso va a afectar el recaudo tributario proveniente del petróleo. Pero en general, hasta ahora no se ve que estemos muy por debajo de lo que estaba proyectado. Sigo pensando que no se necesita otra reforma tributaria nacional, pero eso lo tendrá que analizar mi sucesor y, lo que le he escuchado en sus pronunciamientos, es partidario de que pronto se necesita una, pero para el futuro, no para este año, quizá no para este gobierno. Lo que sí comencé ―y va a seguir― es lo que llamé racionalización del sistema tributario territorial: departamentos y municipios. No es para aumentar impuestos, sino para racionalizar.
SEMANA: el precio del petróleo está más bajo. Si vamos a tener menores ingresos por esa vía, habría riesgo de no poder cumplir la Regla Fiscal, es decir, que el déficit tenga que ser más alto?
J. A. O.: la Regla Fiscal permite cierto aumento en el déficit si el precio del petróleo es menor. De hecho, ya lo anunció el propio ministro Bonilla: que en vez de 3,8 % que habíamos anunciado nosotros, el déficit va a ser del 4 %. No sería incompatible con la Regla Fiscal.
SEMANA: sobre el precio de los combustibles. Se aumenta el precio de la gasolina cada mes, pero el Fondo (FEPC) que motivó esos incrementos sigue vigente, con un hueco enorme. ¿Qué salida hay?
J. A. O.: el FEPC existe hace algún tiempo. La magnitud del déficit fue una herencia bastante negativa. La administración Duque decidió no aumentar el precio de la gasolina cuando incrementó el precio internacional. Nos tocó lidiar con un déficit de casi 3 % del PIB.
Se comenzó así a reajustar el precio de la gasolina y el presidente dijo también que el ACPM se va a ajustar posteriormente, a partir del segundo semestre de este año.
SEMANA: también en relación con los combustibles, usted no ha sido partidario de un cobro diferencial que, en parte, sería para evitar que el subsidio al precio llegue por igual hasta a los grandes consumidores. ¿Qué alternativa propondría si estuviera en el Ministerio?
J. A. O.: yo apoyaba la posición que presentó el ministro Bonilla y el presidente de Ecopetrol.
Para comenzar, una fórmula diferencial genera un problema muy serio en las finanzas de Ecopetrol, algo que no es conveniente.
Por otra parte, hay un problema serio con el subsidio que hay para la gasolina en zonas de frontera. Es un tema que el Ministerio de Minas tiene que regular. Se dice que al menos la mitad de esa gasolina subsidiada, que debería ser para las zonas de frontera, no se vende en zonas de frontera, sino que se interna en Bucaramanga o en Cali. Por eso propuse en la reforma tributaria acabar con ese subsidio. Darle a otro mecanismo. Eso no fue aprobado, pero, por lo menos que comiencen a manejar bien ese subsidio, que sea realmente para zonas de frontera.
SEMANA: con el tema del petróleo, usted siempre lo puso como clave en medio de una transición energética que, además de lo energético, debe también contemplar los temas de exportación y fiscales, pues ahí está la plata pública que no es fácil de reemplazar. Pero uno ve que la administración tiene cierta enemistad con el petróleo. ¿Lo sintió así?
J. A. O.: el acuerdo que se firmó hace un par de meses es que hay que esperar el balance de reservas que va a mostrar la Agencia Nacional de Hidrocarburos este mes. Con base en eso, tomarán las decisiones acerca de si son necesarios o no más contratos de exploración. Así también lo entiende el presidente de la Junta de Ecopetrol, que fue el que ayudó a la firma de ese acuerdo: el doctor Saúl Kattan, y además el nuevo presidente de Ecopetrol (Ricardo Roa). Hay una gran cantidad de contratos firmados que pueden ser suficientes.
Personas no técnicas en las juntas
SEMANA: usted fue uno de los que se opuso a que entraran personas que no fueran técnicas a las juntas de empresas como Ecopetrol y el Banco de la República. ¿Eso de alguna manera fue ayudando a que usted se convirtiera en una piedra en el zapato en el Gobierno?
J. A. O.: pues yo no creo que haya sido piedra en el zapato nunca.
SEMANA: entonces, que fuera el polo a tierra.
J. A. O.: todas las juntas fueron consultadas. Nunca tomamos ninguna decisión que no estuviera consultada.
Federación de Cafeteros
SEMANA: con relación a la elección del gerente de la Federación de Cafeteros, usted objetó la lista inicial de siete, de donde luego salió una terna y de ahí el elegido. Era el candidato del Gobierno o fue algo que lo separó del presidente Petro.
J. A. O.: el procedimiento que se hizo para la elección del gerente de la Federación fue el legal. Se abrió el proceso, se pusieron las condiciones, entre ellas, tal vez la más importante era que quien se eligiera uniera a la Federación, para evitar divisiones. Se pedía amplia experiencia gerencial, dada la importancia de varias empresas del grupo cafetero que se manejan desde la Federación.
Después vino el proceso de presentación de candidatos. Los comités departamentales que son parte del Comité Nacional de Cafeteros nos presentaron la lista de siete. Yo objeté esa lista, me sorprendía que hubiera solo una mujer. Después se discutió si se ampliaba la lista. Pero el comité directivo, que era al que le correspondía la tarea, fue enfático y dejó los siete. La única objeción del Gobierno fue con un candidato que generaba división. Posteriormente, se aceptó la terna elegida por los cafeteros.
SEMANA: ¿cree que hay riesgo de que el nuevo gerente no se entienda con el presidente?
J. A. O.: no. Entiendo que él (Germán Bahamón) ha manifestado su intención de trabajar con el Gobierno y superar los problemas del pasado. Además, fue elegido por unanimidad.
La decisión fue del Congreso Cafetero, esa decisión no le correspondía al Gobierno.
SEMANA: las decisiones de elecciones las toman los cafeteros, pero hay un antecedente de un gobierno que objetó a un gerente.
J. A. O.: de hecho, fue el presidente Petro el que pidió la renuncia al gerente anterior, el doctor Roberto Vélez.
SEMANA: ¿también sucedió con el superintendente financiero Jorge Castaño, que usted apoyaba o qué pasó allí?
J. A. O.: no estoy enterado exactamente de cómo fue el proceso, pero, en todo caso, se dio la sustitución. Espero que el doctor César Ferrari cumpla sus funciones muy bien. Sus primeras declaraciones me parecieron acertadas, y por otra parte, espero que mantenga el grueso del equipo, porque es un grupo muy técnico, de muy alto nivel, que conoce a fondo el sector financiero colombiano.
SEMANA: pero del equipo que usted tuvo en el Ministerio se fue uno, el viceministro Gonzalo Hernández, ¿o lo sacaron?
J. A. O.: no. Él renunció y me pidió que fuese yo quien aceptara su renuncia. Además, celebro el nombramiento ―en su reemplazo― de María Fernanda Valdés. Con ella escribí un libro.
Las reformas
SEMANA: sobre el paquete de reformas sociales, en particular la de la salud. ¿Cuál es el mayor riesgo que usted le ve?
J. A. O.: él tema básico es: cuál es el papel de las EPS, o las gestoras de salud, como se les quiera llamar. Para el Ministerio de Hacienda siempre fue un tema fundamental el monopolio de los giros directos en cabeza de la Adres, del Fondo Público. Debe ser un tema de transición, porque ese fondo no puede manejar la cantidad de giros que eso implica con su estructura actual, tendrá que irse desarrollando.
Uno de los acuerdos fue que cada dos años deberá hacerse una evaluación. También es necesario precisar qué significa giro directo, un tema fundamental en el proyecto de ley.
El riesgo más importante, desde el punto de vista fiscal, es que la Adres sea muy bien manejada, de acuerdo con la reforma que se adopte.
SEMANA: la reforma laboral inquieta a los empresarios, por el costo que puede implicar contratar. ¿Si hubiera continuado, la hubiera apoyado?
J. A. O.: no participé en la elaboración de esa propuesta. Le hice anotaciones como ministro de Hacienda, pero espero que la ministra del Trabajo, que es una persona muy amplia en negociación, se siente a ver cuáles son las soluciones, de manera que no se vaya a afectar el empleo de las pequeñas empresas colombianas, en donde hay que formalizar mucho más.
Escuché a los gremios y veo las preocupaciones que tienen, y espero que eso se debata en el Congreso de la República.
SEMANA: de su experiencia en este gobierno ¿qué límites no puede cruzar un ministro?
J. A. O.: los marcos institucionales. No se pueden cortar. La forma en que se aprueban las leyes, las normas que se pueden expedir, el cumplimiento de las leyes, la Regla Fiscal, que es una norma legal. El respeto a las instituciones es lo más importante que tiene que respetar un ministro.
Y debo decir que me siento orgulloso de haber servido a mi país. Espero que la gestión del Gobierno y de mi sucesor sean excelentes, con resultados favorables.
SEMANA: ¿le ha gustado más dictar clases o servir al país?
J. A. O.: he hecho las dos cosas en mi vida. Soy básicamente un académico, además, tengo el honor de ser el economista con más publicaciones y más citado. Eso me honra. Pero como colombiano también me siento honrado de poder servir a mi país.