El pasado 27 de enero, la Casa Blanca -por medio de un comunicado- anunció que adelanta diálogos en conjunto con las naciones de Barbados, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay con el objetivo de concretar un acuerdo de alianza en pro de la prosperidad económica de la región. El anuncio sorprendió no solo por el interés de fortalecer los vínculos comerciales, sino porque entre los 12 países sobresale la ausencia de Brasil y Argentina, dos potencias continentales.

A través del pronunciamiento, los Estados Unidos de América expresaron su compromiso como Estado democrático para robustecer, en conjunto con estas naciones, las oportunidades económicas sostenibles, además del crecimiento económico inclusivo, con el objetivo de buscar cada vez más opciones y beneficios para el hemisferio en general.

En común, estas son naciones que se encuentran aún en etapa de recuperación posterior a las consecuencias económicas generadas por parte de la pandemia de la covid-19, que además se ve afectada por parte de las distintas coyunturas presentadas a nivel mundial en la actualidad como lo son la inflación y la desaceleración económica global, que producen mayores presiones dentro de los compromisos financieros que poseen cada uno de estos países dentro de sus territorios y tensiones sociales.

La inflación ataca a nivel mundial, y Colombia se encuentra entre los afectados. | Foto: Christine Balderas 2018

La Casa Blanca declaró su plena intención de alcanzar acuerdos con estas naciones, para en futuras negociaciones priorizar la estabilidad económica y la cooperación para la región, y así poder acelerar este proceso de recuperación conjuntamente, reduciendo la pobreza, la inequidad e impulsando un crecimiento igualitario.

En la Casa Blanca intentan fortalecer las relaciones con 12 naciones del hemisferio y poder mejorar la economía. | Foto: Allan Baxter

Dentro de estas pretensiones, hay un interés fundamental en políticas de inclusión, como lo advierte el comunicado de la Casa Blanca: “Pretendemos que nuestra cooperación económica realice esfuerzos para promover la igualdad de género, el empoderamiento femenino y su participación en la fuerza laboral. Estamos comprometidos a perseguir un enfoque inclusivo para los derechos humanos que conduzcan a políticas económicas que no dejen a nadie de lado, incluyendo a miembros de grupos históricamente vulnerables y poco representados, tales como: pueblos indígenas, afrodescendientes, mujeres, jóvenes, personas LGBTQI+, personas mayores, personas con discapacidad y miembros de poblaciones rurales”.

Esta agenda continental buscaría potenciar la transición hacia trabajos formales mayoritarios, mejoras en educación, inversiones sostenibles de calidad, buenas prácticas regulatorias, y el desarrollo de capacidades laborales dentro de negocios responsables, lo que de la misma forma iría enfocado a la erradicación de la mano de obra forzada. Se destaca el interés en promover las cadenas de suministro regionales, tras la experiencia de la pandemia y del impacto que generó el conflicto entre Rusia y Ucrania.

“Para reforzar nuestra competitividad y resiliencia regionales, buscamos fortalecer la diversidad, la sostenibilidad y la resiliencia de nuestras cadenas de suministro mediante la expansión de los lazos comerciales regionales y el avance de la infraestructura de calidad”, dice el comunicado.

El acuerdo busca también fortalecer la integración comercial e incrementar la colaboración en materia aduanera, facilitación del comercio, logística y buenas prácticas regulatorias; abordar las barreras no arancelarias; y promover inversiones sostenibles de calidad. También contribuciones para la logística, transporte de materia prima, y facilidades de intercambio, que permitan así mismo una buena transición hacia las nuevas prácticas de economía digital, promoviendo el establecimiento de cada vez más herramientas dentro de este campo para las distintas empresas.

Las situaciones aduaneras también se verían favorecidas por estas negociaciones. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Cada una de estas estrategias en las que se ven basadas las negociaciones incluyen, en consideración, la complicada situación de crisis climática y ambiental que se vive a lo largo del mundo, y las vulnerabilidades tanto de seguridad alimenticia como de las cadenas de suministro para insumos en general hacia todas las industrias, que son evidenciadas en algunas regiones de las naciones previamente mencionadas, y que se vieron aún más afectadas en el último tiempo por conflictos externos como la guerra entre Rusia y Ucrania, y la ya mencionada pandemia, por lo que se pretende que estos esfuerzos en las negociaciones busquen prever futuras situaciones similares.

Finalmente, dentro de estas discusiones es necesario resaltar la prioridad que sitúan en aplicar energías renovables y eficientes, que puedan reducir la contaminación atmosférica y la pérdida de biodiversidad, enfoque similar al planteado dentro de la planificación nacional y gubernamental actualmente. Cabe aclarar que estas medidas, que pueden llegar a ser tomadas, no serán enfocadas a un rubro en específico, buscan apoyar tanto al sector privado, como al público, sin embargo, no poseen plazo de tiempo tentativo ni una agenda específica por el momento.