La confianza de los consumidores estadounidenses se deterioró fuertemente en mayo en todas las categorías de población, a su nivel más bajo desde agosto de 2011.

El índice cedió 9,4 % con relación a abril, a 59,1 puntos, según la estimación preliminar de la Universidad de Michigan publicada el viernes. Este deterioro sorprendió a los analistas, que esperaban una caída, pero mucho menor, a 63,5 puntos.

El retroceso se debe tanto a la percepción de las condiciones económicas actuales como a las perspectivas para los meses venideros, y es generalizada independientemente de “ingresos, edades, educación, zona geográfica o simpatía política”, resumió Joanne Hsu, economista encargada de esta encuesta muy seguida por los mercados.

“La evaluación de los consumidores de su situación financiera actual con relación a la de hace un año está en su nivel más bajo desde 2013″, señaló Hsu. Más de un tercio de los encuestados atribuyen estas dificultades a la inflación.

Escasez de leche para bebés desata ofensiva política contra Biden

La Casa Blanca prometió este jueves medidas para hacer frente a la severa escasez de leche para bebés, un problema que ha suscitado una ofensiva política de la oposición republicana contra el presidente Joe Biden.

Según el proveedor de datos Datasembly, la tasa de desabastecimiento de leche en polvo para bebés alcanzó 43 % a fines de la semana pasada, una situación que solo ha empeorado desde el cierre en febrero de una planta del laboratorio estadounidense Abbott. La Casa Blanca, acusada de indiferencia y de una actitud de espera, expuso el jueves algunas medidas limitadas.

“Es un trabajo que lleva meses”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, al ser interrogada por el tiempo que ha tardado el Gobierno estadounidense en responder.

“Nuestro mensaje a los padres es el siguiente: hemos entendido, queremos hacer todo lo que podamos”, agregó Psaki.

El Ejecutivo estadounidense está estudiando, entre otras cosas, aumentar las importaciones, a pesar de que Estados Unidos produce el 98 % de los preparados para lactantes que consume, dijo en un comunicado, sin aportar detalles.

La administración de Biden también indicó que está trabajando con los estados para aliviar la carga administrativa de las familias más desfavorecidas, que compran leche infantil a través de bonos alimentarios. Asimismo, la Casa Blanca dijo que había pedido a la autoridad federal de la competencia que examinara los abusos asociados a la escasez, incluida la reventa de leche infantil en línea a precios muy superiores a los normales.

Psaki indicó que una de las opciones que aún se barajan es la de invocar la “Defense Production Act”, un texto heredado de la Guerra Fría que permite al presidente tomar decisiones económicas por decreto.

En tanto, Biden se reunió con representantes del comercio minorista y productores de leche para bebés, en unas conversaciones catalogadas de “productivas y alentadoras” por una funcionaria de la administración, que pidió anonimato. Sin embargo, no quiso aclarar cuánto tiempo tardaría en mejorar la situación.

La Casa Blanca aún no se ha aventurado a pronosticar una salida a la crisis, ya que la oposición republicana, en campaña de cara a las elecciones al Congreso de noviembre, se ha apoderado del asunto y está machacando a la administración Biden.

Una fuerte crítica republicana

La oposición republicana, en campaña de cara a las elecciones legislativas de noviembre, se ha valido de este tema para arremeter contra el gobierno.

La congresista Elise Stefanik aseguró en una conferencia de prensa haber contactado a la autoridad correspondiente, la agencia de drogas FDA, en febrero: “Joe Biden no tiene ningún plan. (...) Cuando le preguntamos a la Casa Blanca sobre la escasez, se rieron. Es vergonzoso”, dijo.

“Misuri es uno de los seis estados de Estados Unidos donde más de la mitad de la leche para bebés está agotada”, señaló otra legisladora republicana, Ann Wagner, y dijo que madres jóvenes regatean en Facebook para conseguirla.

Randy Feenstra, representante por Iowa, aseguró que en su región “las familias hacen 50, 75, hasta 100 millas (de 80 a 160 kilómetros) para tratar de encontrarla”.

El 17 de febrero, después de la muerte de dos bebés, el fabricante Abbott anunció el “retiro voluntario” de las leches en polvo de su fábrica de Michigan, incluida Similac, utilizada por millones de familias estadounidenses.

Con información de AFP.